LA FOTO: El empeño cotidiano
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Foto: Roberta Vagliani
No hay pupitres, no hay libros de texto, no hay últiles escolares... Solo hay un profesor para cientos de alumnas. Y cada una de las niñas solo cuenta con un cuaderno para todas las asignaturas... y su memoria. Pero en esta escuela de Zanzíbar no se pierde el tiempo.
Aferradas a la esperanza de una vida mejor, no se quedan sentadas en su casa a esperar el milagro. Estudian todos los días, conscientes de la importancia de la formación.
Poquísimas estudiantes de las escuelas rurales de ese país pueden acceder a niveles superiores de educación. Pero algunas han podido superar muchos obstáculos, y devienen referentes para las comunidades.
Estudiar es paso imprescindible para concretar el sueño. O para sencillamente marchar con más luz por los arduos caminos de la vida.
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