La aventura del Ballet Nacional de Cuba por el Oriente de Cuba

Hacía años que el Ballet Nacional de Cuba no tomaba las carreteras del oriente del país, años de desencuentro con un público entusiasta. La deuda se ha saldado.

La compañía que dirige Viengsay Valdés está recorriendo los mejores teatros de aquella zona para presentar a un elenco casi renovado en su totalidad. Porque salvo los primeros bailarines Anette Delgado y Dani Hernández, todos los protagonistas de las piezas que integran los programas son jovencísimos, debutantes muchos de ellos. Y tienen unos deseos inmensos de bailar. Y una energía extraordinaria.

El BNC ha presentado en Santiago de Cuba y Bayamo (y presentará en Manzanillo y Holguín) nuevas credenciales. Y es una muestra en definitiva de la constancia en la formación, pues se viven años de permanente éxodo de bailarines. Los elencos son muy inestables y es difícil mantener un nivel de calidad.

El esfuerzo que realizan los maestros se concreta sobre el escenario cuando muchachos salidos hace muy poco de los salones de la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso pueden asumir roles de relativa complejidad. Y las ganas de bailar se notan. En tiempos difíciles el arte puede ser una bocanada de optimismo. Y la acogida que ha recibido la compañía en los teatros de Santiago y Granma lo demuestra.

Esta gira evoca las presentaciones por todo el país de la compañía en los primeros años de la Revolución. Alicia y Fernando Alonso llevaron el ballet a plazas insospechadas. Y de paso rompieron el prejuicio de que la danza académica era un "producto" para elites.

Todo el mundo puede disfrutar del ballet, solo hace falta una sensibilidad.

Viengsay Valdés ha defendido la idea de recorrer todos los años varios escenarios del país. Es una responsabilidad del Ballet Nacional de Cuba, que tiene que seguir siendo referente de la danza en la nación. La gira por el oriente de la isla es un paso en esa dirección. Y es una aventura para bailarines y público. Una fiesta de las artes.