Gobierno de Papúa reduce a 670 cifra de enterrados por avalancha
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El primer ministro de Papúa Nueva Guinea, James Marape, anunció este viernes que fue reducida a 670 la cantidad de personas que murieron en una avalancha que destruyó un poblado remoto hace más de una semana.
La cifra actual es diferente a los 2.000 muertos que Marape y su Gobierno habían advertido al principio, pero se alinea con los datos registrados anteriormente por Naciones Unidas.
Marape, quien visitó la zona del desastre el viernes después de siete días de operaciones de emergencia complicadas, expresó sus condolencias a las víctimas, que se calculan en 670 enterrados y 7.800 desplazados, sin especificar la variación en los números.
"Expresé mi más sentido pésame por las personas que perdieron la vida en el desastre", apuntó el primer ministro, quien admitió que viajo "tarde" a la región de la tragedia, en un comunicado publicado la noche del viernes por su oficina.
Durante la madrugada del 24 de mayo, decenas de casas de la población de Yambali, en la provincia montañosa de Enga, fueron sepultadas bajo una capa de tierra de entre seis y ocho metros de altura mientras sus habitantes dormían.
No obstante, después de una semana de labores difíciles y exigentes, obstaculizadas por las condiciones del terreno y la cultura del país, solo se han recuperado diez cuerpos, según los datos más recientes proporcionados por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de la ONU, con equipos enviados a la zona afectada por la tragedia.
Papúa Nueva Guinea, un país con abundantes recursos naturales, tiene a una gran parte de sus más de nueve millones de habitantes en extrema pobreza y se encuentran aislados por problemas de comunicaciones y falta de infraestructura, especialmente en zonas remotas donde carecen de servicios básicos de salud y educación.
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