Giselle Sobrino: Yohana merece la felicidad
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Actriz cubana Giselle Sobrino. Foto tomada de su perfil de Facebook,
Quizás la recomendación viene de muy cerca, pues Giselle es la actriz que encarna al personaje de Yohana en Los hijos de Pandora y nadie como ella lo defiende con sus luces y sombras.
Pero lo cierto es que esta actriz y profesora tiene buenos argumentos para convencernos de que la esposa de Reynaldo, el pitcher, merece el perdón y la felicidad. Pero vamos por orden, primero que nos cuente cómo llegó al elenco de esta telenovela:
«A Los hijos de Pandora llego porque ya había trabajado con Ernesto Fiallo en Vuelve a mirar y me llamó para el personaje de Yohana. Fui, lo conversamos, hicimos varias pruebas y me dio el personaje».
Foto: Portal de la Televisión Cubana
—Venías de representar a Alina en Vuelve a mirar, otra madre de familia que, aunque en medio de conflictos diferentes, también lucha por conservar su familia. ¿No temiste repetirte en la interpretación?
—Alina y Yohana tienen puntos en común, sobre todo en la primera exposición del personaje de Yohana, que es bastante larga, donde el espectador empieza a ver a esta mujer que tiene una serie de conflictos con el esposo y con el hijo, aparentemente sin razón. En ese primer momento los personajes se empezaron a entrelazar, el espectador podía verlo, yo también podía verlo, pero ya después no, porque son personajes que sí, el conflicto está basado en la familia, pero es completamente diferente, aunque en este primer punto sí temí parecerme a Alina; claro, uno no sabe por qué ella está peleando y entonces el espectador comienza a intuir que van a tener los mismos conflictos, pero no: Alina y Yohana son personajes completamente diferentes.
Foto del perfil de Facebook de Giselle Sobrino
Foto del perfil de Facebook de Giselle Sobrino
—Por la forma en que defendías a Alina cuando te preguntaban si lo considerabas un personaje negativo, presumo que te enamoras de los personajes. ¿Te pasa con todos? ¿Qué te atrapó en el personaje de Yohana?
—Sí, yo me enamoro y trato de defenderlos a capa y espada. Les dejo siempre un pedacito mío y me quedo con un pedacito de ellos. Yohana, por ejemplo, es una mujer más frágil que yo, que Giselle, y creo que es una mujer digna de admirar porque logra crecerse a partir de su conflicto, entenderlo, ser libre después que ocurre e ir por todas a recuperar a Reynaldo, a recuperar su vida, a recuperar su felicidad. En un momento ella para de llorar y decide que va a empezar a vivir sin miedo. Yo creo que Yohana tenía una falsa felicidad porque guardó un secreto por muchos años, y creo que después de que ella logra liberarse de ese secreto es que realmente puede empezar a actuar con libertad, cuando después de sufrir, sufrir, sufrir, ella logra encontrar su centro y decide que tiene que asumir las consecuencias, pero que va a apostar por recuperar su matrimonio, y lo hace de una manera muy inteligente, de una manera muy bonita; lo hace sin exigir demasiado, ella sabe que se equivocó, entonces lo hace despacio, entendiendo las razones y los comportamientos de Reynaldo, y creo que es digna de admirar. Yo soy una mujer mucho más impulsiva, mucho más sanguínea, y creo que eso es algo que yo termino admirando de Yohana y que me queda a mí para la vida.
Foto del Facebook de la entrevistada
—¿Tendrá un final feliz? ¿Qué nos puedes adelantar?
—Yo creo que Yohana merece la felicidad. Si algo merece esta mujer es ser libre, ser feliz...
—Imposible conversar contigo y no preguntar sobre el teatro. ¿Qué significa para ti? Después de probar la magia de la televisión, ¿sigues igual de conectada con el teatro?
—El teatro sigue siendo mi lugar seguro. La televisión tiene toda la magia de la inmediatez, tiene la magia del encuentro maravilloso con ese espectador que te cruzas al buscar los mandados en la bodega y que te da todo su cariño y todos sus criterios, porque lo bueno que tiene el público cubano es que puede perfectamente acercarse y decirte todo lo que piensa. Eso es maravilloso y es de las cosas que más disfruto: la interacción con el espectador, ya sea en la calle, en las redes, es algo que disfruto muchísimo. A veces me escriben y me dicen: ¡ay, te vi por la calle y me dio pena saludarte! No, si me ves por la calle, salúdame y conversa conmigo un poquito, que es algo que yo disfruto, es lo más lindo que me ha regalado la televisión. Pero el teatro sigue siendo mi lugar mágico.
Foto del Facebook de la entrevistada
—Y el magisterio, ¿cuánto le aporta la actriz a la maestra de actuación y viceversa?
—Impartir clases es una de mis grandes pasiones. Yo todo el tiempo estoy dando y estoy recibiendo. Yo recibo todo lo que ellos me aportan, trato de enseñarles todo lo que sé y trato de aprender de ellos. Creo que ahí está la clave de la relación que tenemos en el aula y esa es la manera en que me gusta ver a mí la docencia: como algo que no es solamente de mí hacia ellos, sino que cuánto de ellos puede quedarme a mí; entre ellos mismos, cuánto puede aportarle uno al otro... Eso es maravilloso y he tenido alumnos excelentes que hoy son colegas. Por ejemplo, Amanda Oropesa, la actriz que interpreta el personaje de Vanessa, es actualmente mi alumna.
—¿Proyectos inmediatos?
—En cuanto a nuevos proyectos, hay varias cositas ahí cocinándose, pero todavía es algo que no puedo compartir. Y abierta a todos los proyectos que puedan hacerme crecer y hacer una mejor persona de mí, ya sea como artista o como ser humano.
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Javier Hernández Fernández
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