Geopolítica: ¿Platillos voladores o líos de la política?

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Geopolítica: ¿Platillos voladores o líos de la política?
Fecha de publicación: 
1 Agosto 2023
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En el senado norteamericano se presentaron un grupo de militares bajo juramento para declarar que el gobierno de los Estados Unidos posee material biológico y tecnológico a su recaudo probablemente de procedencia extraterrestre. Tras décadas de negacionismo y de mitología, finalmente aparecen personas que, con un viso de oficialidad, emplazan a las autoridades y las comprometen a presentar un informe pormenorizado. Según estas declaraciones, Washington estaría manteniendo todo en secreto para realizar investigaciones de ingeniería inversa con fines militares al menos desde 1947, el año del incidente en el poblado de Roswell. Más allá de la expectación generada en los medios globales y de las interpretaciones que diversos gurús de la ufología han hecho; existe una factualidad detrás de estos sucesos, una realidad que conviene tener en cuenta y que es el telón de fondo que le da entidad al conflicto.

La línea de mensaje que ha surgido en las plataformas sociales colocó como trendig topic al famoso periodista especializado en la temática Jaime Maussan, quien dijo que a partir de ahora habrá un nuevo mundo y que el gobierno norteamericano para limpiar su imagen tendrá que revelarlo todo. El cambio al cual se refiere el comunicador es la integración del globo terráqueo en una sola civilización humana capaz de dialogar con las entidades superiores y de controlar fenómenos como la crisis climática. Pero cabe preguntarse si Maussan sabe que, bajo las actuales circunstancias, dicha unión internacional acontecería en el área de influencia de Occidente, cuyo poderío económico hace aguas y es cuestionado por varios focos emergentes de poder. Obviamente si quienes poseen los secretos son los norteamericanos y sus aliados, entonces la idea subrepticia del llamado gobierno mundial estaría bajo la égida ideológica de dicho bloque. Muy conveniente dicha línea de mensaje, cuando se ha hecho evidente en los últimos meses no solo una crisis de la política exterior de Occidente en cuanto a la guerra en Ucrania y su sistema de alianzas, sino en lo concerniente a la cuestión doméstica en la Casa Blanca, que está por definirse de cara a unas elecciones que se revelan como las más polarizantes e inestables.

Los quiebres en la clase política que dirige Occidente apuntan hacia la caída de la hegemonía ideológica y del prestigio que otrora reivindicaba dicho bloque. Existen serios cuestionamientos hacia la racionalidad del sistema de parte no solo de los enemigos globales, sino desde lo interno. Europa sumida en una crisis de combustibles y de cereales, producto del apoyo a un conflicto que en nada la beneficia; es uno de los focos cuya influencia cultural decae. Los propios Estados Unidos, que ya no son el taller del mundo, ven tambalear la estabilidad de su moneda inflacionaria como divisa corriente y se abocan a una caída de su sistema de valores y por ende de la cuestión política. Pudiera parecer que en este punto se exagera, pero la prisa de las clases dominantes por revelar secretos en torno a los OVNIS (sea o no real) apunta hacia la necesidad de esconder por un lado la crisis y de darle a su poder un reavivamiento que lo justifique frente a la opinión pública mundial. Ya desde 1947 el fenómeno de los extraterrestres se usaba con fines parecidos. No se trataba, por entonces, de hacer declaraciones oficiales, sino de usar la maquinaria del cine para establecer matrices de superioridad cultural que daban a entender que el único y verdadero garante de la seguridad mundial era Occidente. Ahora, ante la caída incluso de esas poleas de trasmisión ideológica, toma fuerza la postverdad que es capaz de detentar un correlato en las redes sociales y demás plataformas afines.

No cabe duda de que estadísticamente debe existir vida en el universo además de en la Tierra; pero de ahí al uso político de este tema va un largo trecho. El impacto que ha tenido en materia de comunicación el supuesto emplazamiento al Pentágono ha dado en el blanco y ya se está hablando de ello como un asunto de seguridad nacional. Se sabe que en esa línea se han justificado las acciones internacionales intervencionistas del imperio. Estados Unidos ha invadido naciones, en teoría, escudado primero en lo del comunismo de la guerra fría y luego en lo del terrorismo de la era Bush. Con el reavivamiento de la conflictividad con Rusia y China, se requiere de un punto de quiebre, de una nueva hipótesis de conflicto que haga disparar la carrera armamentista y la especulación en torno a las cuestiones militares. Además, la existencia de una raza superior que solo posee lazos diplomáticos con los Estados Unidos le otorga a la Casa Blanca la legitimidad que ya no posee en la arena internacional y pudiera servir como pivote para el sistema de alianzas globalistas que hace aguas y que se muestra totalmente inoperante con el ascenso de formas alternativas de financiamiento y de desarrollo. En la misma semana en la cual se presentaron las declaraciones ante el Congreso sobre la vida extraterrestre, Rusia daba a conocer un nuevo trato con países de África en el cual le ofrecía comercio en condiciones muy ventajosas e incluso cereales gratuitos. Ello implica un duro golpe para Estados Unidos que va en retroceso en la zona y no está en condiciones de competir en cuanto a negociación. A la par, Francia, aliado occidental, era declarada potencia no grata en Malí donde el idioma francés deja de ser lengua oficial. Más allá de las implicaciones culturales, el retroceso del reparto del mundo posterior a 1945 y más aún del globalismo triunfante en 1991 hace que Washington se plantee nuevos mecanismos ideológicos para salvaguardar su poder de cara a una opinión pública sobre todo nacional.

¿Qué viene ahora?, los algoritmos están propiciando mensajes en torno a la ufología, Maussan ha sido tendencia durante todo este tiempo y devino en un gurú citado por medio mundo sobre todo en el caso del universo latino de América (que le interesa mucho a Estados Unidos, pues es su último reducto frente al avance chino). Facebook es una plataforma que está bajo las órdenes estrictas de la Casa Blanca y sigue siendo la red social en la cual se mueve el manejo más doméstico y directo de la ideología. Lo mismo pasa con Twitter, a pesar de que con la preponderancia de Elon Musk alguien creyó ilusamente que vendrían otros tiempos. Las poleas de trasmisión hoy son esos espacios en los cuales en teoría hay libertad de opinión, pero que se comportan como constructores de relatos. Los propios norteamericanos son el primer blanco de todo esto. Se requiere de mecanismos que creen falsa conciencia en torno a las clases dominantes, para evitar que crezca el cuestionamiento y el descontento con la manera pésima en que se manejan los asuntos domésticos. La gestión de Biden de la crisis migratoria dejó mucho que desear, lo mismo pasó con los efectos de la pandemia y el desempleo, aún no se crea un sistema de sanidad que resulte eficiente y universal y los poderes corporativos atenazan con más fuerza los espacios públicos y ciudadanos de participación. Existe una mayor censura en los medios y se impone lo políticamente correcto en materia de temáticas y de estilos. El norteamericano medio es más pobre y posee mayor ira. Un cóctel peligroso que hace unos años dio con el edificio del Capitolio y puso en entredicho a la supuesta democracia modelo occidental. Todo ello es el caldo de cultivo de una crisis total de la estructura de poder que permea las formas de control social y le abre paso a procedimientos directos y masivos dirigidos al público consumidor para que adormezca su conciencia crítica.

Manejar las líneas de pensamiento y conducir el debate en las redes es algo que se les da bien a las poleas de trasmisión. De esta forma queda cerrada la cuestión principal que debería existir en estos momentos: ¿es la clase política estadounidense capaz de dirigir adecuadamente y con seguridad a la sociedad? Esa desconfianza de los electores no ya en un candidato o un partido, sino en la élite toda es lo que se lee detrás del reavivamiento del tema de los OVNIS. Si algo cree el poder fáctico real es que una fuerza superior pudiera no solo acallar sino paralizar todas las matrices que hoy circulan entre los usuarios. Por ejemplo, la inmoralidad de la clase política en su financiamiento a la guerra de Ucrania y cuánto le está costando al nivel de vida del trabajador. Se sabe de las movilizaciones en Alemania en contra de un conflicto con Rusia y del nivel de conciencia que existe acerca del peligro de un choque atómico. Todo ello lo quieren detener Estados Unidos y sus capitostes. Ha sido muy fallido todo lo que se dijo, por ejemplo, para cubrir el saboteo del Nordstream por parte de Washington y esa chapucería diplomática tan fea no se borra de la noche a la mañana en la opinión pública occidental. Entonces, ante la evidencia de que las guerras se hacen para mantener la hegemonía de una clase decadente y a costa de la gente honesta de sus respectivas naciones, es normal que se tambaleen las elecciones y los sistemas políticos y que haya que buscar una legitimidad mayor afuera, quizás en el espacio exterior.

El miedo es paralizante. Ya se sabe que desde siempre se han creado enemigos metafísicos o espirituales para explicar la necesidad de medidas más fuertes o de un Estado más opresivo. El gobierno mundial, que es el verdadero sueño húmedo de la clase política de Occidente, no se ha podido establecer por la resistencia de los pueblos y la propia permanencia de otros polos como Rusia y China. Pero el pretexto de los extraterrestres pudiera servir de pivote al menos momentáneo e ideológico para justificar ante la opinión pública tanto la guerra de Ucrania como el resto delos choques bélicos que se hacen, supuestamente, para establecer un “mundo civilizado” o sea una organización global dirigida por minorías poderosas. Roma solo se percibe a sí misma como capaz de establecer la paz con otra forma de vida extraterrena y nos quiere vender ese relato. Detrás están los siglos de dominio de Occidente y sus grupos de poder, que hallan la vía para seguir sojuzgando. Y el miedo no ya hacia un imperio decadente que no ha podido doblegar a Rusia, sino a los extraños visitantes extraterrestres coloca a las mentes en un estadio de debilidad y de dependencia que vuelve a favorecer a las élites de siempre. Hay que ver en esta noticia una relectura de la derrota de las armas occidentales en los campos de batalla de Ucrania y el impacto desmoralizante que ello causa en la opinión pública de las naciones europeas y de Estados Unidos. Se está cayendo un mito, el de la invencibilidad de los amos.

A fin de cuentas, tanto el anticomunismo como la supuesta guerra contra el terrorismo luego del año 2001 fueron pretextos para recortar libertades dentro de Occidente, vigilar a gente considerada díscola al poder, establecer tecnologías que eliminaban garantías y que refuerzan a día de hoy a las élites sobre el gobierno y la vida pública. Las respuestas y las rebeldías ante dicho orden fueron acalladas con inclemencia y ahí está Julian Assange como un ejemplo de lo que te puede pasar si chocas contra dicho estamento. Podemos esperar lo mismo si ahora se convierte en una tendencia el tema de los extraterrestres. Quizás, como dijo Maussan, comencemos a ver hombres de negro por todas partes y los gobiernos funden departamentos para investigar y comunicarse con los seres de otro mundo, pero toda la parafernalia solo seria para mantener bajo dominio a las propias poblaciones y vigilar la influencia de otras potencias enemigas.

Por un lado la derrota de las armas en el campo frente a Rusia, el retroceso internacional en cuanto a zonas de influencia y prestigio diplomático, la debilidad industrial ante China y la caída del dólar como moneda inflacionaria; por otro, lo que está sucediendo en el orden interno con una opinión pública que se percata de la falsa conciencia de la cual es víctima y de que no tiene por qué soportar las excentricidades de una clase corporativa y política que juega con los destinos de las mayorías y que incluso lucra con las vidas y las muertes. El desbalance y la situación desfavorable han hecho que surja esta narrativa que seguramente tratarán de reforzar como parte de la doctrina de la seguridad nacional para recabar más poder en el camino de Occidente hacia una dictadura cada vez más completa.  Los extraterrestres justifican la “necesidad” de mayor unidad frente a las decisiones de las élites sean cuales sean sus efectos y eso es lo que se busca. ¿Acaso con la pandemia no pasó bastante parecido? Los gobiernos ganaron en poder y las clases empresariales hicieron mucho dinero a costa de la gente.

Más allá de todo hay que seguir de cerca lo que estaría pasando con esta matriz que se reaviva. La NASA forma parte del entramado de poder de los Estados Unidos que le rinde pleitesía al establishment. Desde el incidente de Roswell toda vez que ha hecho falta se les echó mano a estas ideas para buscar una determinada finalidad. No van a faltar los gurúes que en las redes sociales prediquen y sean funcionales. Maussan era un loco hasta hace unos días, ahora todos los canales y los diarios lo quieren entrevistar. De pronto las tornas cambiaron. Todo nos hace pensar en algún interés del poder fáctico por validar las apariciones de OVNI que estadísticamente son superiores en los Estados Unidos que en el resto del mundo y ello apunta a las tesis antes enunciadas. La construcción del poder requiere de un punto de apoyo desde lo ideológico para generar una respuesta en los públicos y que así se perpetúe el orden establecido. Maussan es un gurú que se usa de forma conveniente al igual que otras figuras en las redes. Su utilidad es algorítmica y de cara a los consumidores de información. Habrá que preguntarse qué viene luego de esta fase de supuestas demostraciones de que sí hay contacto con otras civilizaciones.

No es que se dude de que el universo, en su naturaleza infinita, albergue vida e incluso inteligencia en algunos de sus rincones, sino que resulta sospechoso dado el contexto internacional que sea justo ahora que el Congreso se decida a destapar el tema. El análisis articulado en torno a las circunstancias apunta más hacia cuestiones terrenas que extraterrestres, más a los seres humanos que a personitas verdes o grises en platillos voladores. Es en la Tierra donde se entraman los conflictos que dan lugar a las matrices de desinformación y a los manejos ideológicos. En la medida en que se agudice la división global y surja un multilateralismo potente que le conteste al Occidente colectivo, se verán otras líneas de manipulación e intentos de poder y dominación. La crisis da paso a medidas desesperadas que le echan mano a cualquier cosa. Es así como hay que deconstruir el fenómeno OVNI si se quiere entender su esencia.
 

 

 

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