En Nueva York, el virus deja a los artistas en el limbo
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La bailarina y coreógrafa Netta Yerushalmy ha construido una carrera en base a movimiento y comunidad. Pero ahora estos elementos han desaparecido. Su mundo es inmóvil, aislado, y aterrador.
“Los bailarines que conozco están en un estado de silencio y depresión en este momento”, dijo desde su apartamento en Manhattan. “La metáfora de la bestia enjaulada es bastante acertada”.
A lo largo y ancho de la ciudad, la pandemia ha afectado las vidas de todos, pero la comunidad artística — los bailarines, actores, artistas plásticos y diseñadores que de entrada nunca ganaron mucho — está especialmente padeciendo, lo que pone en riesgo a Nueva York como una capital creativa.
“Hay gente que ya estaba teniendo dificultades, que ahora está en situaciones nefastas”, dijo Stacy Tenenbaum Stark, directora ejecutiva de la Fundación para las Artes Contemporáneas. “La mayoría de los artistas escénicos tienen una vida muy precaria de por sí. Realmente trabajan de proyecto en proyecto”.
Datos del mundo de la danza de la ciudad pintan un panorama angustioso. De 984 bailarines independientes que respondieron a una encuesta reciente, 63% reportó problemas de fujo de efectivo y 76% necesitaba fondos para pagar su renta o hipoteca. El ingreso total promedio de los encuestados era de 33.205 dólares.
“La gente no puede pagar por sus provisiones. No puede comprar comida. Sólo cerca de la mitad puede solicitar (ayuda) por desempleo”, dijo Alejandra Duque Cifuentes, directora ejecutiva de la alianza Dance/NYC, que realizó la encuesta y que atiende a 5.000 bailarines.
La situación difícilmente es mejor en otros sectores creativos de la ciudad, que emplea a más de 293.000 personas y representa 110.000 millones de dólares en actividad económica.
Steve Jordan, codirector artístico de la Fundación de Jazz de Estados Unidos, dijo que el cierre ha sido “completamente devastador” para los músicos de jazz.
“Ellos realmente definen la economía del concierto. Es gente que pasa inadvertida cuando sucede algo como esto”, dijo.
Perder el ingreso nocturno es sólo una parte. Al igual que muchos niños de escuelas públicas dependen de los almuerzos escolares, los músicos de jazz a menudo dependen de las cenas gratuitas de los clubes donde tocan. Así que el golpe fue doble.
“Es más complicado que decir, ‘Oh, tuvimos que cancelar un par de giras que serán reprogramadas’”, dijo Jordan. “Estamos hablando de gente que virtualmente vive de cada actuación”.
La comunidad teatral también está sufriendo. La alianza A.R.T./New York proyecta que más de 400 teatros de su membresía tendrán pérdidas de 140 millones de dólares. Randi Berry, directora ejecutiva del Indie Theater Fund,un fondo para teatros independientes, señaló que la pandemia ha puesto a la comunidad teatral en una “absoluta caída en picada”.
“Aunque entiendo totalmente que este problema se va a sentir de arriba abajo, de un extremo al otro, ya teníamos un grupo de artistas marginados dentro de una comunidad marginada”, dijo Berry. “Cualquier falla es devastadora”. Ha estado ayudando pese a tener ella misma síntomas de COVID-19.
Cuando la ciudad se cerró, dirigentes artísticos supieron que las medidas de distanciamiento social eran necesarias pero que conllevarían un costo muy alto — no sólo posponer recitales y espectáculos, sino los trabajos secundarios de los que dependen los artistas para complementar sus ingresos, como clases de yoga, cuidado de niños o ventas al menudeo.
El paquete federal de apoyo de 2,2 billones de dólares del Congreso incluía un fuerte impulso al beneficio de seguro por desempleo que permite que más gente califique, pero tiene un tope máximo de 504 dólares en Nueva York. Todos los desempleados recibirán también 600 dólares adicionales a la semana hasta el 31 de julio.
Pero muchos artistas no están en la nómina y muchos pasan años desarrollando su obra, a menudo empleando su propio dinero, y todo esto les fue arrebatado con el cierre de los foros.
“No sé cómo estos artistas recuperarán sus temporadas y recuperarán el dinero que probablemente gastaron para estar en un estudio, o en ensayos de los bailarines, en diseñadores de vestuario y escenografía”, dijo Stark.
Duque Cifuentes contrastó la pandemia con otros golpes al sistema, como la supertormenta Sandy y los ataques terroristas del 11 de septiembre. En esos otros casos, a diferencia de ahora, el principio y el fin estaban claros.
“En este momento estamos en medio de algo que está en desarrollo. Eso produce incertidumbre. No sabemos por completo cuánto durará”, dijo.
“Esta crisis tiene el potencial de cerrar las puertas de algunas de las organizaciones culturales más vitales de nuestra ciudad que han convertido a Nueva York en lo que es”, agregó Duque Cifuentes.
De momento se están recaudando fondos para los artistas, y múltiples fundaciones se han esforzado por dar apoyo, en especial porque la historia muestra que estas crisis suelen afectar desproporcionalmente a artistas de color, artistas discapacitados y artistas LGBTQ.
El Indie Theater Fund ha financiado unas 200 becas y recibido 700 solicitudes, agotando sus 90.000 dólares en fondos de emergencia. Dance/NYC recientemente estaba abrumada con solicitudes de ayuda: 653 llegaron en cinco días y sólo había suficiente dinero para 208.
“La necesidad es mayor que los recursos”, dijo Duque Cifuentes.
El temor a largo plazo es que los artistas abandonen la ciudad si la ciudad los abandona, llevándose con ellos lo que hace de Nueva York un imán para la creatividad.
La comisionada interina de Asuntos Culturales Kathleen Hughes dijo que le ha impresionado la fortaleza de la comunidad artística. Considera que la ciudad necesita a los artistas tanto como ellos necesitan a la ciudad.
“La manera en que he pensado en esto últimamente es que todos los vamos a necesitar. Y si los necesitamos, entonces tenemos que estar ahí para ellos”, expresó.
Muchos artistas como Yerushalmy han recurrido a las redes sociales para publicar su obra, posteando música y arte en Instagram. Y muchos recintos están transmitiendo por streaming actuaciones y charlas con artistas.
Yerushalmy transmitirá por streaming su obra multidisciplinaria de seis partes “Paramodernities Live” del 4 al 9 de mayo a la misma hora cada día, con charlas en vivo después del espectáculo que estarán disponibles sólo por unas horas.
“Estamos tratando de descifrar qué cosas preservan ese sentido de que todos estamos aquí unidos haciendo algo juntos”, dijo. “Es difícil estar en este limbo infinito”.
Incluso cuando pase esta crisis, los artistas y administradores temen que la gente ya no quiera reunirse en multitudes para ver obras de teatro, danza y conciertos.
“Definitivamente habrá mucho temor entre el público de volver a una sala de conciertos o a un teatro. Habrá muchas dudas”, dijo Stark.
Mantener el arte vivo en la ciudad requerirá de “la valentía de regresar”.
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