Se impuso el mejor, el actual campeón nacional, ese Matanzas que parece un rodillo en el papel, capaz de ausentarse solo a una postemporada en las últimas diez campañas. Los Cocodrilos mordieron y de qué manera 11-2 a Cienfuegos y por barrida se citaron a las semifinales.

Era este el primer enfrentamiento en postemporada entre ambos elencos, pero los de la Atenas de Cuba hicieron honor a uno de sus mejores argumentos sobre la grama: la ofensiva de alto calibre, para sellar el encuentro desde la misma apertura cuando un doble de Jefferson Delgado se combinó con un fly de sacrificio de Yariel Duque para fletar un racimo de tres que, a la postre, hubiese sido definitivo.

Bien poco pudo soportar en la lomita el abridor de los Elefantes Adrián bueno, quien en uno y dos tercios de innings soportó seis anotaciones, con el antesalista Delgado como verdugo, pues le despachó cuadrangular remolcador de otras tres carreras, que lo hicieron explotar del box.

El castigo de los actuales reyes no cesó sobre los restantes lanzadores sureños. Si bien su principal carta en calidad de relevo, Carlos Damián Ramírez, parecía llamado a contener la hemorragia de los maderos rivales, en el sexto se inició otra poderosa rebelión, una de cuatro anotaciones y que tuvo en Yadir Drake a su máximo protagonista, autor de un vuelacercas con bases llenas.

Ahí mismo saltó de la lomita Ramírez, con un mal que parecía en definitiva irreversible para las aspiraciones de sus huestes.

Del otro lado, si bien no fue la tarde del derecho Reinier Rivero, solo lanzó un episodio debido a su descontrol, pues regaló tres boletos en ese lapso, este fue rescatado de maravillas por Joel Suárez.

El único desliz de este fue permitir el bambinazo de Yusniel Ibáñez con uno en circulación, únicas dos oportunidades en las que los paquidermos pisaron el plato.

De sellar la victoria a ritmo de cerrojo y dos estrucados se encargaría David Mena, la principal carta de Armando Ferrer en dichas funciones de apagafuegos y acreedor de 14 rescates en la temporada regular.

¿Claves en este veredicto?

Los matanceros batearon a placer, y desnudaron al pitcheo de los cienfuegueros, precisamente su lado más endeble durante toda la campaña. Imaginen que para imponerse su ofensiva necesitó más de seis carreras por desafío.

Señalábamos la profundidad de la alineación yumurina, que en el choque de este martes conectó con total oportunidad. Además de solo dejar a seis corredores en las almohadillas tres biangulares y dos batazos de vuelta completa redondearon su ataque de diez inatrapables.

Siendo un poco más específicos 33 cohetes sonaron los cocodrilos en los tres encuentros, de ellos siete dobles y otros tantos cuadrangulares. Sencillamente de miedo su despliegue de alto calibre.

Ahora los Cocodrilos, junto a Granma, también citado a semis frente a Pinar del Río; y Ciego de Ávila, se confirman como una de las novenas más estables y consistentes de la pelota cubana en el nuevo milenio, y mantienen latentes la posibilidad de emular el doble triunfo de los alazanes en las campañas 56 y 57 de nuestros clásicos.

Un nuevo impasse se producirá para saber su oponente en semifinales, el cual saldrá del duelo Las Tunas-Santiago de cuba, el cual, debido a la tensa situación epidemiológica, aún no se reanuda, y marcha favorable a los indómitos un triunfo a cero.

Las palmas para los actuales campeones, que mantienen vivas sus aspiraciones de reeditar y muestran una contundencia endemoniada.

Manténgase expectante amigo mío. Una nueva cita frente a los telerreceptores se aproxima, una que dilucidará el cuarto semifinalista de esta, la pasión de Cuba en su clásico número 60.