Delia Reyes sin encadenarnos a su reciente Gran Premio Primero de Mayo

No podemos amarrarnos a la noticia de que Delia Reyes García, periodista de Bohemia, obtuvo con los artículos «Socorrer a los necesitados» y «Quien ley establece, guardarla debe» el Gran Premio del Concurso Primero de Mayo de la Central de Trabajadores de Cuba correspondiente a 2022. Tras del telón, como siempre, hay mucho más de interesante, luminoso, aleccionador.

Cuando la hoy galardonada daba sus primeros pasos en el sector, le publicaron un comentario en la revista La Calle, órgano de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), donde abogaba por cambios en los métodos y el estilo de trabajo en dicha organización, de acuerdo con la etapa.

Pues algunas personas, encadenadas por el dogmatismo, se presentaron en la Coordinación Nacional para oponerse a ese escrito, y pedían hasta castigos para su autora, a la que acusaron de desviada ideológica.

Allí se defendió el texto que, en primer lugar, era la opinión de Delia: como cualquier ciudadana tenía el derecho de tenerla y, como gente de su profesión, comunicarla. Era, además, una destacada cederista que intentaba nuevos métodos en su comité. El trabajo coincidía con la visión fidelista de que el CDR tenía que ser el gran amigo del barrio, y ahondaba en otras cuestiones. No hubo castigos ni se consideró a la muchacha una despistada.

Con posterioridad, Delia creció, por encima aun de sus premios en diversos certámenes: los lectores saben de sus profundas investigaciones tratadas con un lenguaje de igual altura. De poco vale decir la verdad, si el uso del idioma es terrible, si la redacción carece de fuerza, belleza, credibilidad. Hay mucho de pueblo en sus escritos, sin el olvido de la forma. Los artículos premiados ahora mantienen esa línea, y ante todo cumplen con la reflexión de Julio Antonio Mella en sus clases de Periodismo a los corresponsales del periódico mexicano El Machete: «Nosotros no somos burgueses hipócritas para ocultar nuestros fracasos e ineptitudes».

Delia Reyes García. Foto: Ramón Barreras Valdés

No esgrime un canto ciego al justo apoyo a los vulnerables, a los preteridos, obra de valía, pero con magulladuras, y todas no son causadas por el bloqueo del imperio. Demuestra que el tratamiento no es homogéneo y se infringen procedimientos establecidos, y no solo en la atención a las madres trabajadoras con hijos de discapacidad severa. Muestra «…vías de apelación y denuncia para quienes sientan quebrantados sus derechos de recibir protección».

No calla ante una barbaridad terrible que existió y tanto daño hizo: «Los altos precios que comenzaron a aplicarse en los comedores sociales, a inicios de la Tarea Ordenamiento, impactaron desfavorablemente en quienes recibían estos servicios». Muy bien por Delia. ¿Dónde tenían el cerebro quienes ordenaron (desordenaron...) tal cosa?; más bien, ¿dónde tenían el alma?

Escritos y reconocimientos como los señalados enaltecen la profesión: es el periodismo necesario, no el único, aunque todos deben partir de que si la verdad necesita de nosotros, nosotros necesitamos todavía más de la verdad.