De un diario de amor encontrado

Si usted por casualidad lleva un diario de amor y decide deshacerse de él, no lo lance a la calle así como así, porque puede venir una periodista curiosa que tropiece con él y se quede parada entre los carros que pasan, sin escuchar los avisos de claxon porque gritan más alto esas palabras relumbrando sobre el asfalto:

He dudado en escribir estas líneas porque, en cierta medida, siento que profano un secreto, que hago públicos sentimientos muy íntimos de dos personas.

Pero ella o él no tuvieron cuidado en proteger su historia.

Y… ¿si no fueron ellos? ¿Si por una razón desconocida estas páginas quedaron en manos de otras personas a quienes nada importaban y decidieron lanzarlas al basurero?

Probablemente estaban dentro del contenedor cercano, pero como se desbordaba, quizás el viento hizo de las suyas y decidió llevarse a volar estas páginas para que, precisamente, fueran rescatadas.

Cualesquiera sean las razones y circunstancias en torno a este diario, he omitido nombres y lugares que permitan identificar a los protagonistas en los fragmentos transcritos. 

Y si ELLA y ÉL se tropiezan con este texto, que nos hagan saber cómo terminó su historia, que ellos se prometían concluiría en la eternidad y que en el diario acaba con esta invitación: