Carmina Burana a escena
especiales
FOTO: Yuris Nórido
Carmina Burana es una de las más célebres composiciones sinfónicas de todos los tiempos y ha sido desde hace mucho una tentación para los coreógrafos. Hace más de una década el cubano George Céspedes concibió junto a los bailarines de Danza Comtemporánea de Cuba una coreografía vistosa para todo el cuerpo de baile, un entramado complejo, que apuesta por los unísonos y el canon, y que se integra a un espectáculo múltiple en el que música, proyección visual y movimiento confluyen armoniosamente.
Esa puesta ha sido ampliamente reconocida por la crítica y el público, en Cuba y más allá de estas fronteras, particularmente en México, donde recibió el reconocido Premio Luna y ha sido una propuesta habitual en el Auditorio Nacional. Aquí mereció un Reconocimiento Especial del Premio Villanueva de la Crítica. Este fin de semana subirá a la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba.
Los Carmina Burana son una colección de cantos goliardos de los siglos XII y XIII, reunidos en un manuscrito encontrado en Alemania en el siglo XIX y que se hicieron conocidos por la cantata homónima del compositor Carl Orff. En estos poemas se resaltan el placer de vivir y el interés por los goces terrenales: el amor carnal, el disfrute de la naturaleza. Nada que ver con lo que predicaba la Iglesia en el Medioevo. Por eso constituyeron una crítica satírica a los estamentos sociales y eclesiásticos de aquel momento.
Danza Contemporánea actualiza esos presupuestos, sin traicionar las esencias. Buena parte de la inspiración está en la modernidad.
Con Carmina Burana comienza este sábado en el Nacional la temporada de la compañía que dirige Miguel Iglesias. La semana que viene tendrá lugar en ese escenario el estreno mundial de El canto del amor triunfante, ballet cantado en un acto de Paolo Coletta, coreografiado por los polacos Ewa Wycichowka y Andrzej Asamczak, en una coproducción con el Ensemble Habana XXI.
Añadir nuevo comentario