Cada vez peor. Noboa se quita la careta

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Cada vez peor. Noboa se quita la careta
Fecha de publicación: 
7 Abril 2024
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La Policía de Ecuador irrumpe en la Embajada de México.
Foto: ALBERTO SUAREZ / AFP

Un avance mayor en el plan imperialista de impedir la integración latinoamericana lo acaba de lograr el presidente de Ecuador, el multimillonario Daniel Noboa, al ordenar el asalto a la embajada de México en Quito y, tras tratar brutalmente al embajador, secuestrar al exvicepresidente Jorge Glas, violando así el Derecho Internacional, provocando el repudio de gran parte de la comunidad internacional y, por supuesto, la ruptura de las relaciones diplomáticas con México.

Realmente, subrayo, no hay nada de extraño en la actitud del mandatario ecuatoriano, incapaz de asimilar una crítica del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre cómo fue electo para el alto cargo, que solo detentará durante 25 meses, un período relativamente corto pero que ya está dando los frutos apetecidos para su ego, la hipermillonaria familia de la que procede y Estados Unidos, cuyo plan tiene como “estrella” a Javier Milei en Argentina y a la opaco, pero fiel, Dina Boluarte en Perú.

Lo real, y nada maravilloso, parafraseando al revés a Gabriel García Márquez, es que el asalto a la embajada y el trato dado al embajador y a Glas tiene todos los indicios de que la sucia acción era ejecutada por delincuentes vestidos de policías, con todo un numeroso apoyo vehicular y hasta una tanqueta del ejército.


Policía de Ecuador reprime al jefe de la Cancillería de la Embajada de México. Foto: JOSE JACOME / EFE

Roberto Canseco, jefe de la delegación mexicana en Ecuador, intentó intervenir para que no se llevaran preso a Glas, pero fue retenido y reducido en el suelo por los uniformados. “¡No puede ser, es un atropello!”, exclamó, y relató:
“Me golpearon contra el suelo. Traté de impedir que entraran. Delincuentes allanaron la embajada de México en Ecuador. Esto no es posible, no puede ser, es una locura. Estoy muy preocupado por Glas, porque pueden matarlo. No hay ningún fundamento para hacer esto, es totalmente por fuera de toda norma”.

OPOSICIÓN SOLIDARIA

México se encuentra a menos de dos meses de las elecciones presidenciales que decidirán al sucesor de López Obrador. A pesar de las fuertes disputas por el poder, los candidatos cerraron fila con el gobierno y condenaron la invasión ecuatoriana.

“Se puede o no estar de acuerdo con la impartición de la justicia en otros países, pero las sedes diplomáticas de cualquier nación extranjera son inviolables”, expresó la candidata opositora de centroderecha Xóchitl Gálvez, quien representa la alianza entre el Partido de Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano y tercero en las intenciones de voto, afirmó que se trató de un “atentado contra la soberanía” mexicana. “Esa embajada representa al Estado mexicano y es inviolable. Es parte de nuestro territorio”, indicó el aspirante presidencial opositor.

“Es una afrenta a la diplomacia y el derecho internacional que es inadmisible. Expreso toda mi solidaridad y respaldo al presidente López Obrador en la defensa de nuestra soberanía”, señaló por su parte la candidata oficialista y favorita Claudia Sheinbaum, exjefa de gobierno de la Ciudad de México.

En cuanto a Glas, siempre se calificó de burdas las acusaciones fabricadas durante la presidencia de Lenín Moreno, que le hicieron permanecer más de cinco años en prisión, y ahora, según Noboa, tendrá que responder por un supuesto desvío de fondos de una empresa durante el mandato de Rafael Correa.

CORREA SE EQUIVOCA 

Sí, cuando expresó que ni en las peores dictaduras ha ocurrido algo semejante. Pero además, ha habido procedimientos más bárbaros contra sedes diplomáticas, uno de ellos realizadas hace unos días, cuando Israel bombardeó y destruyó el Consulado de Irán en Damasco, Siria, matando a siete personas.

Más apagado, aunque sintomático, fue el asalto de supuestos disidentes norcoreanos a la Embajada de la República Popular Democrática de Corea en Madrid en  el 2018.

Además de que no se castigó a nadie de los implicados, el jefe del grupo y un ex marine surcoreano “regresaron” posteriormente a Estados Unidos, donde residen tranquilamente en California.

El grupo se hizo con un par de pen drives, dos discos dos, dos ordenadores y un teléfono móvil y supuestamente se marcharon con coches de la embajada. Un tal Hong, bajo el nombre de Oswaldo Trump, tomó un Uber hasta cerca de Toledo. Al día siguiente aterrizaba en el aeropuerto de Newark y se trasladaba en otro Uber a Nueva York.  El 27 entregó los materiales al FBI, pero los federales no informaron de esto a España hasta tres semanas después. 

Los investigadores españoles sospecharon que la operación –a cinco días de la cumbre de Kim Jon Um y Donald Trump en Vietnam- buscaba sustraer información sensible sobre el programa nuclear norcoreano y exploraron los posibles vínculos con la CIA de varios de los miembros del grupo, autodenominado Free Joseon, antes conocido como Cholima Civil Defense.

La denominada prensa objetiva internacional evitó referirse a estos hechos.
Cierto que sedes diplomáticas israelíes han sido atacadas a lo largo de varios años, aunque no invadidas, por simpatizantes de la causa palestina y en repudio al continuado genocidio de este pueblo, cuya mayor expresión ocurre en este momento en la Franja de Gaza.

LO PEOR, EN CUBA

Si, durante la dictadura de Fulgencio Batista, policías del régimen violaron la inmunidad diplomática de la Embajada de Haití y asesinaron a diez revolucionarios. En el hecho pereció el jefe de policial, el sanguinario Rafael Salas Cañizares.

El colega e historiador amigo Pedro García, El Chacal, recogió el acontecimiento en el diario Granma:
“Durante la tiranía batistiana, en Cuba no existió un Estado de derecho. Ante el atentado a un alto personero del régimen, el sátrapa y sus compinches reclamaban venganza y no los iba a detener la inmunidad diplomática. El 29 de octubre de 1956, después del mediodía, comenzaron a llegar a los alrededores de la Embajada de Haití carros patrulleros. Luego… llegaron en un mismo automóvil, escoltado por otros dos patrulleros, el brigadier Rafael Salas Cañizares, jefe de la Policía Nacional, acompañado del coronel Orlando Piedra.
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“Ambos sabían que ninguno de los diez asilados estaba involucrado con el reciente atentado, pero lo que les importaba era *dar un escarmiento*, como cuando en el Moncada se asesinó a prisioneros. Cuando se cercioraron que dentro de la embajada no se hallaban los representantes de la nación franco-caribeña, Salas ordenó el avance de sus hombres. Encabezándolos, traspasó la entrada. Violaba así los convenios sobre inmunidad diplomática y asilo político suscritos con Haití y tratados internacionales de los cuales Cuba era signataria. Pero él, Salas Cañizares, estaba por encima de la ley.

Se dirigió hacia la puerta de servicio. En la cocina de la mansión halló a la sirvienta. «¿Dónde están?», inquirió. La aterrorizada mujer señaló con el índice la puerta del garaje. De ese local, donde se habían acomodado los últimos cuatro asilados, salía en ese instante Secundino Martínez, El Guajiro. Entretanto, Salas se dirigía hacia el garaje.

“Según relatara un testigo excepcional, el brigadier disparó primero. Secundino, al recibir los impactos, cayó lentamente pero ya había sacado el arma que llevaba siempre escondida en su ropa. El Jefe de la Policía batistiana protegía el pecho con un chaleco antibalas pero su abdomen quedaba indefenso. El Guajiro, agonizante desde el suelo, apretó el gatillo. El esbirro se derrumbó, mortalmente herido, ante el estupor de los subalternos.

“Ya la jauría había entrado en la mansión diplomática disparando y profiriendo alaridos. Solo Secundino, de los diez asilados, estaba armado. Los restantes jóvenes revolucionarios fueron acribillados y en escenas que prefiguraron las de Humboldt 7, seis meses después, sus cadáveres sanguinolentos fueron arrastrados por las escaleras hacia el jardín, donde yacían los restos de los cuatro del garaje”.

 

Ante la versión desinformante del régimen batistiano, Gustavo Borno, segundo secretario y encargado interino de negocios, negó la versión del gobierno: “La embajada fue violada por la policía. La situación de los refugiados en ella era muy clara. Seis contaban ya con el salvoconducto de las autoridades cubanas. Los otros cuatro estaban con aprobación nuestra… Era como si estuvieran en Haití”.
El embajador haitiano Jaques Françoise intervino: «No es cierto, como se ha dicho, que en esta residencia hubiera un campamento de armas. Tampoco es verdad que se llamara a la policía”.

Los sucesos del 29 de octubre de 1956 fueron silenciados por la prensa internacional. Ese caso nunca se discutió en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA), ninguna voz se alzó para condenarlo en el Congreso estadounidense.

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