Sencillamente llamado "Ennio", el documental que el realizador italiano Giuseppe Tornatore (Nuovo Cinema Paradiso) presentó fuera de concurso en la Muestra de Cine de Venecia, es un homenaje al compositor Ennio Morricone como hombre y como músico.

La obra se completó en tiempo récord, considerando que el músico falleció hace poco más de un año, el 6 de julio de 2020.

Para Tornatore, uno de los exponentes del cine italiano que ganaron un Oscar, se trata de un excepcional tributo al arte de Morricone, pero también aspira a convertirse en "fuente de nuevos documentales, o para quien quiera profundizar en la figura de Morricone".

El mundo de Ennio Morricone lo cuenta él mismo con anécdotas y puntillosas reconstrucciones, así como los músicos a los que inspiró y las películas que hizo inolvidables: aquellas de las que basta una nota para que se evoquen sugestivas imágenes.

En todo caso, si se creía saberlo todo sobre Morricone -graduado en el conservatorio, director de orquesta, autor de más de 500 bandas sonoras- se incurre en un error.

Llamado simplemente "Ennio", la obra es una producción de Italia-Bélgica-Japón, producida por Gianni Russo y Gabriele Costa para Piano B Produzioni. Hay quienes ya creen que podría entrar en la selección de documentales para el Oscar.

Hoy en Venecia, para el estreno fuera de concurso, estuvieron la viuda, Maria, que se casó con Ennio Morricone en 1956, y sus hijos Marco y Giovanni, emocionados.

En el centro de "Ennio", que sigue un itinerario cronológico de su vida, hay una larguísima entrevista que Morricone brindó a Tornatore.

"Nos tratamos durante 30 años -dijo el realizador a ANSA-, teníamos una relación de confianza, estima. Siempre fue disponible y sereno, con la prensa se endurecía, tal vez porque pensaba porque se esperaba de él demasiada síntesis. Aquí en cambio tuvo todo el tiempo para contar, y las sorpresas son muchas, me dijo cosas que nunca había dicho".

Es un momento para conmoverse: en el emotivo film, Morricone tiene a menudo los ojos húmedos, se deja ir.

"Tenía esa intensidad de ánimo, tenía una emotividad que nunca ocultó, era un hombre transparente en todo. Y luego, recordar los momentos importantes de su vida era un pasaje sugestivo incluso recordando los paseos que hacía de niño desde el Conservatorio de Santa Cecilia a la casa de su maestro en Prati, Goffredo Petrassi".

Recordar momentos antiguos de su vida también podía significar dolor: "Había vivido momentos de gran sufrimiento. La de Ennio es la historia de un hombre simple que vivió un amor sin fin con la música absoluta, sin ataduras, y recordar el haber tenido que prestarse a un uso de la música que él mismo consideraba al principio una humillación de la música lo hacía sentir mal".

Ennio lloró recordando el hambre inicial de la posguerra, cuando junto con su padre -también trombista- pasaban el sombrero para las propinas que les permitirían sobrevivir, y lloró también recordando los sacrificios para afirmarse en el Conservatorio como compositor, en un mundo snob y elitista donde él era un "outsider".

Ejemplos que lo presentan no tanto desde la ambición como del deseo de rescate.

Y luego hay momentos maravillosos en su relación con los realizadores, su determinación en la composición, el respeto que obtenía, el vínculo con Sergio Leone sobre todo.

Frente a la cámara de Tornatore, entre fragmentos de películas y fotos originales, parece revivir la génesis de aquellas partituras que miles de personas guardan en la menta.

"Ennio" es entrar en el mundo de Morricone para dejarse envolver por sus notas, por su originalidad, por el toque lo hizo inigualable y al mismo tiempo fuente de inspiración, de Springsteen a Clash, que también intervienen.

"Ennio no se convenció nunca de su grandeza, era un hombre sencillísimo y al mismo tiempo extraordinario. Estoy convencido de que estudiar, trazar su 'opera omnia' será una tarea ardua.

Conseguí hacerle ver una hora en crudo de la película, estaba contento", recordó Tornatore.