Armas, testosterona y Cadillacs: la lección de cine de Quentin Tarantino en Cannes
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El Festival de Cannes entra en su recta final. Mientras comienza la cuenta atrás para la entrega de la prestigiosa Palma de Oro el sábado 27 de mayo, el final del festival está marcado por la presencia en la alfombra roja de dos "habituales" de la 'Croisette', que han venido a presentar sus nuevas películas.
El director alemán Wim Wenders, que este año ya presentó el documental experimental 'Anselm' en una proyección especial, recibió una calurosa acogida el jueves en el preestreno de 'Perfect Days', una fábula poética centrada en un trabajador de los aseos públicos de Tokio.
El británico Ken Loach, veterano del festival con dos Palmas de Oro en su haber, regresa también con 'The Old Oak', en la que un pequeño pueblo del norte de Inglaterra ve su vida cotidiana trastocada por la llegada de inmigrantes sirios.
La francesa Catherine Breillat con 'L'été dernier', una transgresora historia de amor entre una mujer y su hijastro de 17 años, y Alice Rohrwacher, cuya película 'La Chimera' sigue a una banda de traficantes de arte de poca monta en la Toscana.
Por último, otro acontecimiento causó sensación en la 'Croisette'. La visita del exuberante director estadounidense, Quentin Tarantino, que vino a dar a sus fans una lección de cine.
El encuentro se organizó dos meses después de la publicación de su libro 'Especulaciones cinematográficas', en el que el director relata sus inicios como cinéfilo. Quentin Tarentino, que trabaja actualmente en su décimo largometraje, indicó también que podría ser el último.
Tarantino y su clase magistral de cine
A media tarde del jueves, una larga fila bloqueaba la acera frente al Teatro de la Croisette. Fans de todo el mundo han acudido para asistir a la clase magistral de su gran maestro del cine, ganador de la Palma de Oro en 1994 con el filme 'Pulp Fiction'.
Aclamado durante largos minutos a su llegada al escenario, el cineasta lanzó la proyección en 35 mm de una película sorpresa: 'Rolling Thunder' (Violencia legítima, 1977), un filme de acción del director estadounidense John Flynn, poco conocido por el gran público, pero considerado por Tarantino como "la mejor película de venganza de todos los tiempos".
Tras siete años en las cárceles vietnamitas, el comandante Charles Rane regresa a su pueblo natal de Texas. Recibido como un auténtico héroe, le ofrecen una caja llena de dinero y un precioso Cadillac rojo. Por desgracia, estos pequeños regalos atraen la codicia de una banda de matones que asesinan a su familia y meten su mano en el triturador de basura. Ahora, con un brazo de plástico con dos ganchos, el mayor, mitad hombre, mitad robot, se embarca en una misión de venganza que acaba en un burdel mexicano en medio de una lluvia de cadáveres.
Gusto por lo kitsch y la provocación
"¿Cuántos de ustedes no han visto esta película antes?", pregunta el director al final de la película. Casi todas las manos se levantan. "¡Son muchos clientes satisfechos!"
Con esta película, Quentin Tarantino ha asumido pocos riesgos, pero todas sus influencias están ahí: la ultraviolencia, el gusto por lo kitsch y la provocación. Los "niakoués", los "japos", las mujeres... Todo el mundo se divierte.
Utilizado a veces en sus películas, este tipo de improperios también le han valido a Quentin Tarantino alguna polémica. El director Spike Lee le criticó por el frecuente uso de la palabra "nigger" en sus guiones, mientras que Morgan Freeman defendió al director.
Pero "'Rolling Thunder' también muestra el amor por el detalle, el manejo del ritmo y las líneas afiladas y divertidas que caracterizan el cine de Quentin Tarantino.
"¿Por qué siempre acabo con locos?", pregunta la bella rubia que acompaña al mayor en su viaje, cuando descubre el motivo de este fatídico road-trip. "¡Porque son los únicos que quedan!", responde él.
Violencia para "electrizar al público"
Esta proyección es una oportunidad para que el director retome su concepción de la representación de la violencia, destacada en algunas de sus películas por el derramamiento de sangre, a la que es especialmente aficionado. En su libro, explica que su madre, gran cinéfila, le dejaba ir al cine con ella desde muy pequeño, y que a menudo era el único niño en la sala. Para ella, la violencia en la pantalla no era un problema, ni siquiera para su hijo pequeño, siempre que se entendiera.
Tarantino cree que la moral no debe dictar la estética de una película. Lo más importante es "electrizar al público", como decía el director estadounidense Don Siegel, explica. "La violencia con la que tengo problemas es la que está mal hecha, es incompetencia", dice, y subraya que si se "mueve en la dirección equivocada" es porque, para él, va en detrimento de la historia de la película.
No obstante, el director asegura que en este terreno tiene un límite moral que no puede traspasar: "Matar animales de verdad en una película", como "se ha hecho mucho en el cine europeo y asiático". "Incluidos los insectos", añade, provocando las risas del auditorio que se ha ganado a su causa.
"No pago para ver la muerte de verdad. Estamos aquí para fingir, por eso puedo soportar esta violencia. Estamos haciendo el tonto, somos niños jugando, no es sangre real y nadie sale herido", concluye.
Una décima película dedicada al amor al cine
Durante esta clase magistral, el director también afirmó su preferencia por directores y obras que han recibido poca atención, o que no son considerados por su verdadera valía, como la elección de 'Rolling Thunder', la primera película de un desconocido John Flynn, que entonces era ayudante de dirección.
Asimismo, en su libro, expresa su amor por Brian de Palma, su director favorito de los años ochenta. "Todo el mundo adora a Spielberg y Scorsese, no era cuestión de unirme al club de los más populares, ¡ese no es mi estilo! Nadie habría luchado por defenderlos cuando a algunas personas realmente no les gustaba De Palma. Parte de mi amor, más allá del hecho de que es un gran director, venía de la posibilidad de meterme en problemas defendiéndole, a veces hasta el punto de llegar a las manos".
Quentin Tarantino también habló de su desbordante pasión por el cine, refiriéndose a su última película, 'Érase una vez... en Hollywood', cuyo estreno sucedió en 2019. Dijo que su principal motivación para hacer la película era "vengar" a Sharon Tate, la actriz y esposa de Roman Polanski que fue brutalmente asesinada por miembros de la 'Familia Manson' en los años 70, imaginando un final alternativo a la tragedia.
Cuando se le preguntó por su nueva película en preparación, una nueva oda al cine cuyo protagonista será un crítico del celuloide, Quentin Tarantino se mostró mucho menos locuaz: "No puedo decirles nada, chicos, hasta que hayan visto la película"... A continuación, se burló de su público, provocando carcajadas en la sala.
"Estoy tentado de contarles algunos de los monólogos de los personajes ahora mismo... Pero no voy a hacerlo. Pero no voy a hacerlo, no, no. Pero estoy tentado... Quizá si hubiera menos cámaras".
Este décimo largometraje es un tanto más esperado ya que el director ha afirmado en varias ocasiones que podría ser el último. "Una cuestión a seguir", concluyó.
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