Archivos Parlanchines: ‘No me mires con cara de pulga que no soy perro’

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Archivos Parlanchines: ‘No me mires con cara de pulga que no soy perro’
Fecha de publicación: 
22 Marzo 2025
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El refrán cubano, pieza clave de nuestro folclore, a lo largo de nuestra historia ha dado evidentes muestras de ser un arma de doble filo que puede sorprender y sonrojar al más pinto.

Estas sentencias breves, jugosas, festivas, directas, graciosas y dicharacheras no solo se han impuesto con autoridad en la vida cotidiana, sino que han logrado penetrar también con autoridad en la poesía y la prosa para matarnos del susto, hacernos reír o provocar muy buenos berrinches.

Según asegura Samuel Feijóo en un artículo publicado en Bohemia en 1974, el refranero cubano tiene un origen campesino, sin embargo, como ha estado siempre en constante gestación, ha recibido importantes aportes del folclor suburbano y urbano sin perder su agudeza y singularidad.

Según los investigadores, Cuba heredó un copioso refranero español que se fue consolidando durante los siglos de dominación colonial, pero los cubanos, poco a poco, fueron creando los refranes apropiados a su entorno, temperamento e idiosincrasia.

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En realidad, cada vez que se iba extinguiendo un refrán de la Madre Patria los cubanos echábamos mano de nuestro ingenio y mordaz sentido del humor (nos reímos hasta de nuestras desgracias).

Los españoles decían: “Tú, que te quemas, ajos has comido”, y los criollos “el que se pica, es porque ají come”; los ibéricos “quien nace con plumas, antes de tiempo vuela” y los hijos de nuestra tierra “el palo que nace pa´ violín hasta en el monte suena”.

Seguramente, aún recordamos aquello de “Pájaro viejo no entra en jaula” y también la versión caribeña: “Perro viejo, no caga en trillo”.

La primera colección de refranes cubanos la realizó Constantino Suárez, El Españolito, quien en 1921 incluyó una lista de los más pícaros en su Vocabulario cubano, muy bueno para conocer la osadía lingüística con que los cubanos afrontamos las tristezas, alegrías, urgencias y preocupaciones de nuestra vida diaria.

 

Algunos de los refranes coleccionados por Constantico Suárez dan prueba de este temperamento fogoso y destapa’o: “No por venir del monte soy montuno”, “al finalizar el año: piña, mamey y zapote” y “aunque la jicotea se zambulla, no es submarino”.

Los esclavos negros traídos de África durante la época de la colonia para que trabajaran en los cañaverales, poco a poco, fueron creando su propio refranero, el cual se extendió por los barracones miserables donde vivían con una buena dosis de sátira, dolor, despecho y desamor.

Con el tiempo, los refranes originales fueron transformados por sus hijos, cubanos ya, antes de ser antologados por Lydia Cabrera en su obra Refranes de negros viejos, publicada en 1955.

Aquí van algunos: “No hay medicina buena para los años”, “el cuerpo de la alegría es flaquito”, “en la pesquería del blanco, el negro lleva las redes”, “el pavo real se cree Rey: que no se mire las patas”, “por borracho que esté el chivo, no se acuesta en la cama del león”.

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Entre 1956 y 1973 Feijóo desarrolló un trabajo muy intenso de acopio del refranero cubano que durante décadas alcanzó su esplendor en las áreas rurales y en nuestras grandes ciudades, pueblos y villorrios.
 
Como dice el propio Feijóo “estos refranes pueden ser sentencias definitivas, agresivas, irónicas o simple juegos y tienen nuestro acento, nuestra impronta”.

¡Atención!, algunos de estos refranes son imperdibles: “el que nace para haragán del cielo le caen los palos”, “al macao hay que darle candela”, “Dios le da chivo al que no tiene carretilla”, “no me mires con cara de pulga que no soy perro”, “los pobres son como las vacas, todo el mundo los ordeña”, “el que no cría gatos, cría ratones”.

Tras el triunfo de la revolución en 1959 se generaron numerosos refranes que nunca han dejado de vivir un proceso de maduración muy vivo: El tiempo de los bueyes se acabó (de los explotados); no obstante, en los últimos años, en medio de la compleja realidad económica que vive nuestro país, han surgido muchas nuevas expresiones, las cuales vale la pena retomar en algún momento.  

 

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