60 Serie Nacional de Béisbol: Pitcheo relevo, carta de poder

60 Serie Nacional de Béisbol: Pitcheo relevo, carta de poder
Fecha de publicación: 
29 Septiembre 2020
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Los azules jugarán en el Latino, sin el fervor de su público, pero con la localía siempre favorable.Foto: Boris Luis Cabrera

Es el pitcheo una de las principales cartas de presentación de un equipo ganador. Máxime cuando en nuestra temporada beisbolera número 60, al igual que desde hace casi una década, este indicador de juego se ha visto superado por la ofensiva.

Sí, una que hasta el momento de redactar estas líneas anda por average colectivo de 297, con una media elevada de 10.55 hits por cada nueve innings, y lo mismo sucede con los boletos 4.33.

A eso le sumamos 523 extrabases, de ellos 156 jonrones, usted podrá tener la medida de que ciertamente va siendo un certamen donde el bateo lleva la voz cantante, al punto de que únicamente se han propinado 13 lechadas, con los actuales campeones de Matanzas al frente (3).

Eso, independientemente del bote superior que pueda, y de hecho tiene, la pelota china con la que se está jugando.

Ahora bien, en más de una ocasión, gurúes del béisbol han sentenciado que un equipo con un buen pitcheo tiene asegurada el 75% de la victoria.

Repasando la última década tenemos que Pinar del Río, Villa Clara, Ciego de Ávila, Matanzas, y en las últimas tres campañas Camagüey, son armadas que han sobresalido en ese crucial departamento, y por consiguiente novenas que han alcanzado instancias de play off en ese lapso de nuestros clásicos, incluso alzado el trofeo de campeones nacionales.

Si vamos a la historia, vueltabajo, los naranjas villaclareños, e Industriales, son elencos en los cuales su staff ha gozado de notoria calidad, al punto de guiarlos a títulos y de tributar considerable cantidad de serpentineros a varias generaciones de equipos Cuba.

Ahora bien, nuestro análisis de este martes va precisamente de pitcheo, específicamente el de relevo, tomando como punto de partida la considerable cantidad de desafíos que se han definido en las postrimerías, entiéndase el último tercio, donde en teoría la labor de los llamados preparadores y taponeros es mayor.

Antes, en calidad de aperitivo les dejaremos algunos números generales:

Se trabaja para un elevado promedio de limpias de 5.34 de las 6.21 que se facturan por cada nueve entradas. El Whip (bases por bolas + hits por entradas lanzadas), como es de esperarse igualmente en elevado 1.67. A eso le adicionamos una relación de ponches-boletos por cada nueve actos de 4.78-4.46, paridad que denota el considerable descontrol que acusan buena parte de los lanzadores actuantes en el certamen.

Otro elemento que posee lagunas marcadas es la rotación abridora de los 16 elencos en disputa. Con todo el rigor que se merece, sería harto difícil sacar más de dos abridores serios por staff, pero eso será objeto de otro análisis.

Sin más, entremos en materia:

Radiografía a los apagafuegos

Decir relevistas en cualquier certamen de nivel es pensar, sobre la base de una profunda especialización del pitcheo, en salir a la colina de los martirios a intentar preservar una ventaja, en momentos de máxima tensión, caminar el partido para que el taponero cierre, o sencillamente venir a intentar aplacar una rebelión ofensiva de su rival. Varias pueden ser las situaciones en las que un apagafuegos toma la pelota, pero la finalidad generalmente es la misma: buscar sofocar o asfixiar los bates rivales.

Hasta ahora en la 60 Serie, eso no ha sucedido. Los lanzadores de relevo solo han podido preservar la ventaja en 24 de las 47 oportunidades en las que han venido en rescate de los iniciadores con opciones de salvamento.

Si a eso le sumamos PCL-6.09; Whip-1.86 y 5.42 transferencias por cada nueve episodios, eso nos reafirma que su labor es inferior en efectividad a la media de la justa, y por consiguiente a la de los abridores. Sumen también 54 pelotazos y 70 wild pitch, lanzamientos que igualmente contabilizan como fuera de la zona de strike.

Soportan, además, más de la mitad de los cuadrangulares que se han conectado (81 de 156), y les compilan para casi bochornosos 312 de promedio colectivo.

Es de presumirse entonces que aquellas novenas con mejor engranaje en su correlación pitcheo abridor y de relevo, sean en buena medida las que se encuentren comandando la tabla de posiciones.

Antes de argumentar esta afirmación pondremos un ejemplo:

En su último desafío ante los gallos de Sancti Spíritus Industriales llegó a tener marcador favorable de 9-0 hasta la parte baja del séptimo inning, el llamado de la suerte. En lo adelante, la ofensiva espirituana facturó sus diez anotaciones, una a la cuenta de Héctor Ponce, el principal relevista intermedio del staff azul, y las restantes nueve a costa de otros tres serpentineros, incluido Elder Nodal, otro de los llamados hombres de confianza del pitcheo de segunda línea azul.

Dejar escapar una ventaja de nueve en el último tercio de desafío, es algo prácticamente inadmisible en el béisbol contemporáneo.

Con todo y lo que el timonel Guillermo Carmona haya argumentado sobre la necesidad de darle descanso a sus principales apagafuegos y oxigenar la labor de los restantes relevistas de su staff.

Cuestión esta última que consideramos positiva. Solo que no nos explicamos cómo puede ser tan abismal en materia de efectividad la diferencia entre Andy Rodríguez, Seleccionado el MVP de la semana pasada con 1905 votos en la elección popular; y el propio Ponce, con el resto de los rescatadores de la escuadra azul.

En Santiago de Cuba sucede otro tanto. Y la muestra es la sobreexplotación a la que, desde nuestra perspectiva, se ha visto sometido Yunior Tur, principal sofocador de maderos indómito. Dicha realidad casi seguro se repite en mayor o menor medida en cada uno de los 16 conjuntos inmersos en la lid, donde si bien usted no puede mencionar a tres abridores serios, mucho menos podrá hacer lo mismo con otros tantos relevistas.

Continúa el bombillo rojo de alerta encendido, uno que no hemos logrado apagar en buen tiempo y así lo hemos padecido en la arena internacional. Baste recordar los últimos desenlaces, y la remontada de escándalo que nos diera República Dominicana.

Sin más los dejamos con los elencos de mejor accionar en su pitcheo de relevo, y cómo este ha contribuido a la ubicación de sus respectivas novenas en el top de la apretada tabla de posiciones:

Industriales:

Sus apagafuegos han rescatado tres choques de cuatro posibilidades, aderezado con cuatro sonrisas del total de ocho (frente a cuatro reveses) que poseen los Leones. Sin embargo, ni en una sola ocasión han logrado preservar la ventaja.

Añadimos average rival de 297; PCL-6.69; Whip-1.70 y 4.78 regalías por cada nueve actos.

Definitivamente si Brian Chi, José Pablo Cuesta, Yandi Molina y Eddy Abel García no caminan, la cosa tiende a ponerse fea. No obstante, en buena medida gracias a sus iniciadores, su cuerpo se mantiene tercero del torneo en PCL-4.02; segundo en Whip-1.42; líderes en ponches propinados (81) y en promedio ofensivo contrario (248); y son los que menos jonrones permiten con apenas cinco, de ellos uno solo a la cuenta de los relevistas.

Matanzas:

Idéntico saldo de 8-4 exhiben los actuales monarcas nacionales. Solo un rescate y una sonrisa archivan sus taponeros, en otro ejemplo de que los abridores llevan la voz cantante. Les compilan a los rescatadores para 315; con PCL-4.85; Whip-1.85; y 4.85 transferencias por cada nueve entradas.

De forma general aparecen cuartos en limpias permitidas (4.26), terceros en Whip (1.43), y les promedian para 266, terceros de la contienda.

Villa Clara:

Otra de las cuatro novenas abrazadas en la cima. Fieles a su tradición el bullpen de los azucareros es en general de los más consistentes. Comandan en PCL-3.11, y vuelacercas permitidos (5); son cuartos en Whip-1.44; y les conectan para 272-4tos.

Su segunda línea lo hace para PCL-3.67; Whip-1.54; Ave-267; lo que da la medida de bastante equilibrio con respecto a los abridores, pero han soportado cuatro de esos cinco batazos de vuelta completa.

Santiago:

Las huestes indómitas han logrado mantenerse con guarismos inferiores a los de la media. Les compilan para 286, pero tanto su PCL-5.83, como el Whip-1.70 son superiores a la media del torneo.

Eso de forma general, pues sus apagafuegos lo hacen aún peor (PCL-7.63; Whip-1.96; una decena de bambinazos soportados, la cifra más alta entre los 16 contendientes; y cuestionables 6.07 regalías por cada nueve actos.

Ese es el panorama. Liderazgo, mirada al pitcheo de relevo, y falencias que siguen golpeando al crucial indicador de pitcheo en nuestro pasatiempo nacional.

La cita, una vez más frente a nuestros telerreceptores, a ritmo de Las Tunas-Pinar del Río, Camagüey-Artemisa, Sancti Spíritus-Isla de la Juventud, Granma-Mayabeque, Holguín-Matanzas, Guantánamo-Cienfuegos, Santiago de Cuba-Villa Clara, y Ciego de Ávila-Industriales, con los azules de la capital jugando por primera vez en sus predios del Latinoamericano. Sin público, pero respirando el aire que destila su grama, el Coloso del Cerro.

 

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