Leo Brouwer: «No quiero trascender, sino ser lo mejor posible»
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Un maridaje perfecto de músicas inteligentes, así se presenta el IV Festival Leo Brouwer de Música de Cámara, que se desarrollará en La Habana del 3 al 13 de octubre y reunirá a grandes artistas de la escena cubana e internacional.
Y hablamos de una confluencia ideal porque este festival tiene de todo. En agrupaciones de pequeño formato el público podrá disfrutar de conciertos de tango, música española, norteamericana, flamenco, sones…
Aquí participan unos 145 músicos cubanos y extranjeros, entre los que destacan Niurka González, Ernán López-Nussa, Sonantas habaneras, Liuba María Hevia, las Hermanas Labèque, Edin Karamazov y B3: Brouwer Trío.
Esta es una edición cargada de homenajes a celebérrimas personalidades como Igor Stravinski, Dulce María Loynaz, Umberto Eco, Compay Segundo, Philip Glass y Eusebio Leal, entre muchos otros, así como a cuatro emblemáticas instituciones cubanas: el Teatro Lírico Nacional, Radio Enciclopedia, la Escuela Nacional de Arte y la compañía de danza teatro Retazos.
Dentro de la programación serán interpretadas dos obras bastante recientes del maestro cubano de la guitarra que le da nombre a este festival: la Sonata para archilaúd y la Sonata para bandurria.
Brouwer se refirió a varios conciertos que el público no debe perderse, por ejemplo: el de las francesas Katia y Marielle Labèque. Ellas son uno de los más reconocidos dúos de piano contemporáneo; han grabado e interpretado la mayoría de las obras a dos pianos en géneros instrumental, de cámara, y concierto.
La última jornada de presentaciones estará dedicada al 105 aniversario del autor del Chan Chan, y dicho recital incluirá estrenos mundiales hechos para la ocasión, y la obra Chacona, compuesta por Brouwer en homenaje a Compay, según informó Isabel Hernández, directora y productora del evento.
Además de los conciertos, habrá una exposición de fotos en la sede de La Jiribilla y un ciclo de cine en el Infanta, ya que el Maestro ha estado muy ligado durante su vida al séptimo arte.
Otra de las actividades del festival, fuera de las salas de concierto y que promete ser todo un acontecimiento, es la quema de la tarasca, un ritual procedente de la etapa colonial, asociado a las procesiones del Corpus Cristi. Al decir de los organizadores, es un gran espectáculo por la cantidad de público que convoca, es un carnaval nocturno, una verdadera expresión del arte callejero.
Con una invitación a asistir y con una voz muy crítica, Leo Brouwer nos comentó algo de lo que podemos esperar para este festival.
«Este es un evento que ha sido caracterizado por muchos como extraño. No nos interesan las estrellas, sino el repertorio. Cuando decimos tango, decimos Astor Piazzolla, de quien estamos conmemorando el 20 aniversario de su muerte, pero no tocaremos sus obras como tal, sino que aquí van a sonar los tangos que no ha oído nadie. Liuba cantará algunos y otros serán interpretados por Osvaldo Doimeadiós. Para mí él es un gran actor, posiblemente el mejor humorista vivo actualmente en Cuba».
Leo Brouwer accedió a responder algunas preguntas en exclusiva para el portal Cubasí:
—Usted ha resaltado la presencia de las Hermanas Labèque en el festival…
—Sí, por eso hemos exhortado a los pianistas a que vengan al festival. Los que estarán en el escenario son grandes músicos del mundo y son nuestros amigos, por eso vienen aquí, por la amistad, porque no podemos pagar lo que costaría ese dúo, que va a estrenar en Cuba el West Side Story de Leonard Bernstein. Será un espectáculo alucinante, como otros del programa.
También vienen otros grandes como Marco Lo Russo, que es uno de los virtuosos más grandes de Europa con el bandoneón, y Pedro Chamorro, el bandurrista español más famoso del siglo XX. El Brouwer trío, a quien yo no le puse el nombre (Risas). Se les ocurrió quizás porque gustan de mi música, deben estar medio locos…
En fin, tenemos el privilegio de que grandes músicos extranjeros y relevantes músicos cubanos relativamente jóvenes se reunirán aquí para dar lo mejor de ellos.
—Se ha referido a que no le interesan las estrellas, sino el repertorio, y eso tiene que ver con la frase que presenta el festival: «un maridaje perfecto de músicas inteligentes». ¿Qué no le podría faltar a una música inteligente?
—Oírla, primero que todo. El problema es que desde el advenimiento de la televisión, la imagen desplaza al sonido. Los medios hechizan y es lógico que haya surgido un mundo nuevo y extraordinario, es inevitable. Pero eso tiene cosas buenas, malas y peores.
Entre las peores está el abandono de formas culturales, que en nuestro país es preocupante. Pero no quisiera hablar de eso porque estamos celebrando la llegada de nuestro festival, que como todo, cuesta sangre, pero nos da mucha felicidad.
—Usted ha dicho que no hace música bonita, sin embargo, su trabajo es admirado en todas partes…
—Muchas gracias. No sabría cómo llamar a esa música entonces. Es simplemente una necesidad que tengo de escribir. Sí puedo decir que tengo un rigor de lo que es estilo e historia, no para trascender, sino para ser lo mejor posible para mí mismo. Me inserto en las culturas asiáticas y africanas, que son mater, esencia de la cultura cubana.
—Este festival estará muy ligado al cine. Usted lo ha estado durante su vida. ¿Está Leo Brouwer haciendo algo ahora para el cine?
—No, porque la calidad del cine en el mundo entero ya no es oficial, o sea, no hay empresas de cine con calidad. Están los allegados desde afuera como el Festival de Sundance, el Festival de Cine Pobre de Gibara, que ojalá siga… ese es el aroma que da calidades a la obra.
El libro oficial no me interesa, generalmente la oficialidad muestra clichés que pasan con una rapidez asombrosa, a veces duran un año, pero es porque no hay nada más. Y cuando pasan, la gente vuelve a buscar y rescatar los valores.
—¿Usted está esperando ese momento entonces para regresar a componer para la pantalla?
—No lo sé. La televisión cubana adolece de un problema: no tiene cultura.
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