COSAS Y CASOS: Recuperar, reciclar, reutilizar
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Son palabras de orden, si queremos salvar al planeta. Dicho así, parece un eufemismo, pero es una preocupación universal cómo establecer hábitos de producción, comercialización, uso y consumo más sostenibles para el medio ambiente.
Diversas organizaciones, empresas, activistas alrededor del mundo han convertido este asunto en una prioridad, y otros se van montando en el tren porque, créalo o no lo crea, en eso nos va la vida.
La empresa española Carelli acaba de ser galardonada en los Premios Mundiales de la World Packaging Organisation por su propuesta de envase Flopp para detergente doméstico cien por ciento biodegradable y soluble en agua.
Recientemente, uno de los principales proveedores de soluciones de embalaje de papel y cartón ondulado en el mundo, Smurfit Kappa, lanzó un concurso con dos retos: uno de ellos consistía en crear un embalaje para bombones basado en papel, que permita mantenerlos a una temperatura adecuada para su distribución en el canal eCommerce. Kerstin Fischbacher, estudiante austriaca de la Academia de Bellas Artes de Viena, se llevó el premio con un innovador sistema de aislamiento térmico fabricado en pasta de papel, una propuesta totalmente reciclable y biodegradable.
Las botellas Bobble, por ejemplo, son un invento que busca el aprovechamiento del agua del grifo de un modo original y práctico; incluyen su propio filtro de carbón, lo cual evita tener que comprar agua embotellada. Cada filtro puede reutilizarse hasta trescientas veces, con lo que se reduce el impacto ambiental y se ahorra dinero.
Otra experiencia es la de la empresa Tetra Pak, la que inventó los tetra brik, básicamente las cajitas en las que hoy compramos jugo, leche o hasta alguna bebida alcohólica. Ellos han creado el LightCap 30, un tapón biodegradable de polietileno de alta densidad fabricado a partir de caña de azúcar.
Y para ser más sostenibles, los envases tienen sobrevida; sí, porque en muchos casos, no son biodegradables y hace falta reutilizarlos para proteger el medio ambiente, y también porque la creatividad humana es inmensa.
Varios medios digitales hablan de un estudiante de Diseño japonés que hace arte del reciclaje de envases. El joven se ha hecho tan popular, que las marcas le envían sus productos para que los transforme.
Sin embargo, la sobrevida de los envases, esa posibilidad de reciclarlos como arte, no es un oficio único de este joven nipón. En Cuba muchos artesanos hacen maravillas con latas de refrescos y cervezas: carros, aviones o cámaras fotográficas de juguete; en casa muchos las convierten en ceniceros o portalápices, y qué decir de las botellas decoradas o convertidas en candelabros muy originales.
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