Poeta Nacional, con toda justicia

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Poeta Nacional, con toda justicia
Fecha de publicación: 
16 Julio 2019
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A Denia García Ronda la conocen más de una generación de cubanos que recuerdan sus textos en los libros de Lectura de la enseñanza primaria. A su obra como escritora, crítica y profesora universitaria se suma su labor en la Fundación Nicolás Guillén. Es, en efecto, una gran conocedora y estudiosa de la obra del Poeta Nacional cubano.

A tres décadas de la muerte Guillén, ella nos recibe en la que fuera la oficina del gran intelectual cubano, en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Hablar del autor de Sóngoro Cosongo —se nota sin esfuerzo— la apasiona.

«Es que en Guillén confluye mucho de lo mejor de la gran tradición poética cubana e hispanoamericana, y al mismo tiempo es un poeta renovador. Algunos se preguntan por qué fue declarado el Poeta Nacional, teniendo en cuenta que otros pudieran merecer ese nombramiento: Heredia, el propio José Martí. Ciertamente, Heredia representa el nacimiento de un espíritu nacional; José Martí (que es el más universal de todos nuestros hombres de letras), es el símbolo mayor de la lucha por liberar ese espíritu; pero Guillén recoge esa herencia y asiste a la consolidación de ese espíritu de nación y la hace poesía. Fue la voz de millones, la voz de un pueblo. Por eso es el Poeta Nacional, con toda justicia».

—Y no pocos afirman que sigue siendo un autor contemporáneo…

—En efecto, eso está demostrado en los últimos poemarios que escribió. A partir de El gran Zoo quedó claro que Guillén no era solo el poeta “histórico”, el que escribió textos esenciales como Motivos de son, Sóngoro Cosongo o Cantos para soldados y sones para turistas… Era un clásico, pero también era un poeta en plena capacidad, que tenía una mentalidad “contemporánea”.

«De hecho, El gran zoo está considerado como “el pequeño gigante”. Hay ahí una ruptura con muchas de las cosas que se estaban haciendo. Y es, al mismo tiempo, continuidad y ruptura con la propia obra de Guillén.

«Pero después vino un poemario como El diario que a diario, que muchos críticos consideran un poemario posmoderno, pues a partir de los instrumentos del periodismo y de la comunicación en general, Guillén hace un libro realmente extraordinario, en el sentido de que no se parecía a nada de la producción literaria de esos años. Al mismo tiempo, es un poemario que, recogiendo la experiencia de toda la obra previa de Guillén, se presenta de una manera completamente distinta.

«Es una especie de “otra historia” —basada en la sátira, la ironía— del devenir de Cuba. Es una visión muy crítica de la historia nacional.

«Hay otro poemario, La rueda dentada, que yo no creo que llegue a la excelencia de El diario que a diario, pero que también marca rupturas.

«En definitiva, estamos hablando de un poeta que no era joven, pero sí novedoso, renovador… a partir justamente de lo que había conseguido anteriormente».

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Denia García Ronda en el despacho de Guillén en la Uneac. En el fondo, un retrato del poeta joven.

—Entonces, ¿qué distingue a Nicolás Guillén en el panorama poético cubano y de la lengua en general?

—Él “descubrió”, por ejemplo, que el son, el género musical, podía ser una estructura poética. En eso hay que darle crédito. En la llamada “poesía negra” que se estaba haciendo en esos momentos —eran los inicios de esa poesía—, los poetas se basaban fundamentalmente en la estructura de la rumba o sencillamente en estampas coloristas, simpáticas del universo del negro.

«Ese descubrimiento de Guillén está plasmado en Motivos de son. Pero con Sóngoro Cosongo, que sale prácticamente al mismo tiempo que Motivos de son, Guillén recoge la esencia misma del son y lo convierte en estructura poética, sustentada, entre otros elementos, en el contrapunteo del género musical. Ahí ya hay una conciencia de la capacidad del son de hacerse poesía.

«Pero no es solo eso: Guillén tiene un conocimiento extraordinario de la poesía española, desde los orígenes, los cancioneros hasta la poesía de sus contemporáneos, la vanguardia. Todo ese conocimiento le es muy útil a Guillén para organizar esa combinación de una estructura musical y la impronta de su herencia hispánica».

—Pero siempre fue un poeta con una marcada vocación social…

—Esa vocación la tiene desde el principio, es incluso anterior a su poesía, o al menos contemporánea con sus inicios como poeta. Escribe artículos en la página Ideales de una raza en el Diario de la Marina y también en periódicos camagüeyanos en los que ya es visible, no podemos decir que un partidismo consciente, pero sí una posición de defensa de las clases populares, de los elementos más autóctonos de su cultura.

«Poco a poco va madurando en el sentido político, en su visión social. Ya en West Indies Limited, de 1934, hay un claro posicionamiento junto a los sectores populares. Después accede al marxismo, más exactamente al Partido Comunista, pues marxista es posible que haya sido antes, y ya hay una conciencia política firme.

«A partir de ahí, esa vocación está presente en toda su obra, tanto en la poética como en la prosa. La prosa de Guillén es muy importante, aunque algunos la olviden, fue un gran periodista, por ejemplo».

—Y por ese itinerario político, algunos olvidan que también escribió del amor…

—Sí. Muchas veces se limita el alcance de la poesía de Guillén. A veces solo se habla de esa poesía “negrista” de sus inicios, y a veces solo del Guillén político. Pero Nicolás Guillén fue un gran poeta amoroso. Es el autor de algunos de los más bellos poemas de amor de la literatura cubana… y diría más, de la literatura en español.

«Pero también es un poeta de la naturaleza, del arte, del pensamiento… Es, en definitiva, un poeta integral. Sus versos no van desaparecer nunca…»

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