Para que haya mundo y ¿humanidad?: 20 años de cárcel por rescatar migrantes

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Para que haya mundo y ¿humanidad?: 20 años de cárcel por rescatar migrantes
Fecha de publicación: 
14 Junio 2019
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Para que haya mundo y un poquito de humanidad, parafraseando al trovador Tony Ávila, tiene que haber de to'. Es la conclusión después de leer, en las redes, esta noticia: una capitana naval alemana se enfrenta a 20 años de cárcel en Italia y a "unas horrendas multas" por rescatar a migrantes en el mar Mediterráneo.

Según la nota que publica el diario Rusia Today, Pia Klemp y algunos miembros de su tripulación podrían ser juzgados por ayudar a más de 1.000 personas del norte de África a entrar en Europa de manera ilegal.

En el verano de 2017, a Klemp se le confiscó su barco, se le prohibió navegar cerca de las costas italianas y, además, se le sometió a investigación judicial, apunta RT.

La alemana forma parte de la organización humanitaria Sea Watch, y se ha dedicado a rescatar a los migrantes que hacen la difícil y peligrosa travesía. Un acto humanitario que lejos de ser punible, es ejemplo en medio de una Europa que no ha sido capaz de lidiar con el fenómeno y le ha dado a espalda a los miles de personas que navegan en sus aguas.

De acuerdo con la nota, Klemp dijo que de ser condenada, luchará ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, al tiempo que manifestó que el dinero que ha tenido que gastar para su defensa hubiese podido ser utilizado en operaciones de rescate.

"Me niego a creer que vivamos en una Europa en la que hay que ir a la cárcel por salvar la vida de personas necesitadas", subrayó la activista que también criticó cómo en el Viejo Continente se ha estado criminalizado el rescate de los migrantes.

Pero parece que sí: Pia Klemp vive en una Europa donde servir al prójimo no siempre concuerda con la visión de los derechos humanos que pregonan y pretender exportar al resto del planeta. 

Política de invisibilidad

La criminalización de los rescates forma parte de las políticas de los estados europeos para intentar contener la oleada migratoria. Las medidas comienzan en el mismo suelo africano con los incentivos comerciales, de fondos financieros, militares, para que sean las propias naciones de ese continente, las que contengan el flujo e impidan el paso en el desierto del Sahara o en las costas libias, argelinas, egipcias...

Ya en el mar, han adoptado lo que se ha dado en llamar la política de invisibilidad: el migrante que no llega a pisar Europa es un migrante que no existe, siga en África o se haya hundido en el mar.

En ese punto han acudido a la criminalización de la ayuda humanitaria, para disminuir los buques de las ONG que recogían a los migrantes en el mar.

María Serrano, analista de políticas migratorias de Amnistía Internacional, explicó al diario El Tiempo que “los estados europeos no sólo se han retirado casi completamente de las labores de vigilancia y rescate en el Mediterráneo central, disminuyendo los recursos para salvamento, sino que han hecho cuanto han podido – incluyendo la imposición de trabas burocráticas, la apertura de investigaciones y acusaciones absurdas y del abuso de los procedimientos judiciales- para deslegitimar a las ONG e impedir que lleven a cabo rescates”.

Carlotta Sami, portavoz en Italia del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, denunciaba el fin de semana que “si no intervenimos pronto, el Mediterráneo será un mar de sangre”.

Al menos 508 migrantes y refugiados han muerto este año en el mar Mediterráneo mientras intentaban llegar a Europa, informó en mayo último la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). La mayoría de ellos procedía de países de África, Asia y Medio Oriente y las causas por las que buscan refugio y un nuevo futuro son el hambre y los conflictos bélicos.

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