Desnuclearización en la cuerda floja a un año de la cumbre Kim-Trump
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Al concluir la cumbre del 12 de junio de 2018 celebrada en Singapur ambos mandatarios se comprometieron a establecer nuevas relaciones, en consonancia con el deseo de paz y prosperidad de sus pueblos; sin embargo, su segundo encuentro cara a cara, el pasado mes de febrero en Vietnam, terminó sin que los dirigentes lograran entenderse.
Si bien en Singapur todo indicaba que se resolverían las discrepancias, en Hanoi se enfrentaron dos formas de abordar el desarme nuclear, por un lado Washington exige el proceso completo y verificable, por el otro, Pyonyang pide garantías y menos sanciones económicas.
Trump y su equipo atribuyeron el fracaso de esa segunda cumbre a la presunta exigencia norcoreana de que se eliminaran todas las sanciones, cuando en realidad lo que Kim pidió fue un levantamiento o cese parcial de los castigos en favor de la población y la economía de su país .
Las medidas unilaterales son el centro de la cuestión, porque Washington mantiene su política de presión internacional al tiempo que desconoce los pasos efectivos de la República Popular Democrática de Corea (RPDC) hacia la desnuclearización, como el cierre del sitio de pruebas nucleares de Punggye-ri.
En este escenario resulta válido recordar que Pyongyang se vio obligado a desarrollar su programa nuclear defensivo, pero sobre todo disuasivo, ante la política agresiva de Washington y sus aliados.
La Casa Blanca pretende que la RPDC se entregue en bandeja de plata, pero para los norcoreanos es difícil negociar con quien no quiere dar nada a cambio.
Desde febrero las tensiones volvieron, los diálogos se encuentran en un punto muerto y Kim tuvo que recordarle a Trump su existencia y su potencial con el lanzamiento de misiles de corto alcance en mayo pasado, un hecho minimizado por el gobernante republicano.
En medio del distanciamiento, el líder de la RPDC envió ayer una señal de distención en una misiva al mandatario estadounidense de la cual no se reveló el contenido, pero el propio jefe de Estado norteamericano la calificó de bonita y cálida.
Luego del fracaso parece que volverán las negociaciones y hasta un posible tercer encuentro de alto nivel, aunque analistas apuntan que aún así resultaría muy difícil negociar un trato justo porque los estadounidenses no aceptarán una RPDC con armamento nuclear y los norcoreanos no renunciarán a su potencial defensivo que a fin de cuentas es su única garantía.
Mientras tanto, Pyongyang advirtió que 'la paciencia de la RPDC tiene un límite', según publicó esta semana KCNA, la agencia de noticias del país asiático, y añadió: 'Ahora es el momento de que Estados Unidos dé marcha atrás en su política hostil'.
En la práctica, un año después del histórico primer encuentro entre un presidente estadounidense y uno norcoreano, la imposición de sanciones a la RPDC y la prepotencia de Washington y sus aliados, impiden sacar del papel la anhelada desnuclearización acordada en ese intercambio de hace 365 días.
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