Puerto Rico soporta penurias, busca más fondos federales

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Puerto Rico soporta penurias, busca más fondos federales
Fecha de publicación: 
29 Marzo 2019
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Iraida Vargas ya no tiene dinero para pagar por los dos tipos de insulina que necesita su madre y tampoco compra vitaminas y verduras frescas al reducirse los miles de millones de dólares del gobierno federal que ayudan a los puertorriqueños a adquirir alimentos, recibir tratamiento médico y recuperarse de los efectos del huracán María, a pesar de los ruegos al Congreso para que haga algo.

Vargas y su familia son parte de los cientos de miles de puertorriqueños que sufren lo que el gobierno isleño describe como los efectos de la insuficiente ayuda federal para la recuperación de la tormenta de categoría 4, que azotó la isla en medio de una recesión que llevaba 12 años. Su madre de 83 años participa en un programa de asistencia nutritiva complementaria que ya no tiene fondos al agotarse los 1.270 millones de dólares en ayuda que aprobó el Congreso tras el paso de la tormenta en el 2017, lo que obliga al gobierno a reducir beneficios.

“Aquí las personas de la tercera edad no están viviendo dignamente”, dijo Vargas, agregando que su madre dejó de tomar uno de los dos productos con insulina que necesita para controlar su diabetes porque no tiene dinero para pagarlo. Se acogió asimismo a un plan de pagos bajos de los servicios para que no le corten la luz y el agua, y solo tiene un teléfono para emergencias que se conecta al 911 y no acepta llamadas.

Los fondos adicionales para cupones alimenticios permitieron al gobierno isleño ayudar a 279.000 personas que no estaban cubiertas por ese programa, el cual sirve a 1,3 millones de los 3,2 millones de isleños, y también aumentar los beneficios de los que ya estaban cobijados. El gobernador Ricardo Rosselló pidió al Congreso otros 600 millones de dólares para el programa, pero no está claro si serán aprobados. La Cámara de Representantes a probó un proyecto de ley que autoriza esa suma y la iniciativa está ahora en manos del Senado, que podría aprobarla la semana que viene, aunque los demócratas también quieren dinero para el seguro de salud Medicaid y términos más generosos para recibir ayuda por desastres.

El presidente de Estados Unidos Donald Trump ha dicho que apoya la asignación de 600 millones de dólares para el programa de cupones alimenticios luego de afirmar que consideraba esa ayuda “excesiva e innecesaria”, pero se opone a términos más generosos para los fondos para desastres, de acuerdo con el senador Marco Rubio.

El líder del bloque demócrata del Senado Chuck Schumer pidió más ayuda para Puerto Rico al tiempo que criticó a Trump el jueves.

“Puerto Rico todavía lucha por recuperarse”, expresó. “Lo que está haciendo el presidente es inaceptable, no es digno de Estados Unidos. Exhorto a mis colegas republicanos a... que nos ayuden a aprobar un proyecto de ayuda para desastres que responda a las necesidades no de algunos, sino de todos los sobrevivientes al desastre”.

Muchos en este territorio estadounidense observan de cerca lo que ocurre en Washington mientras tratan de ver cómo pagan sus cuentas de los próximos meses con menos dinero.

Francisca Matías, paciente cardíaca de 61 años cuya hija es diabética, dijo que ambas dependen de los cupones alimenticios y que se sintió muy aliviada cuando los fondos adicionales aumentaron sus beneficios por un tiempo.

“Cuando llegó ese dinero, llegó la gloria de Dios”, declaró, añadiendo que los beneficios de ella subieron de 200 dólares a más de 400.

Pudo comprar más frutas y vegetales frescos, algo que no ha podido hacer desde que se redujeron los beneficios.

El pedido de fondos adicionales para cupones alimenticios llega en momentos en que el gobierno de Rosselló busca una tasa de reembolsos más alta para el plan Medicare Advantage, haciendo notar que la actual está más de un 40% por debajo del promedio nacional. En total, más de 580.000 personas dependen de ese programa en Puerto Rico y más del 40% de ellas viven por debajo del nivel de pobreza, según Rosselló.

Una de ellas es Carmen Santos, de 68 años, empleada de la cafetería de una escuela pública ya jubilada, que tiene lupus y también sufrió una reducción de sus cupones alimenticios.

“Cómo vamos a vivir los envejecientes?”, preguntó. “Esto es una injusticia que están haciendo”.

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