Reforma constitucional: arma demócrata para derrotar a Trump el año próximo

Reforma constitucional: arma demócrata para derrotar a Trump el año próximo
Fecha de publicación: 
22 Marzo 2019
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Además se evalúa la posibilidad de aumentar el tamaño de la Corte Suprema, aunque las dos propuestas son rechazadas de plano por los republicanos.

La idea de abolir el sistema de grandes electores gana terreno entre la oposición, que no ha digerido las victorias de dos republicanos cuando el voto popular benefició a sus candidatos.

Gracias al mecanismo del colegio electoral, en 2000 George W. Bush resultó electo aunque su contrincante Al Gore lo aventajaba por 500 mil votos.

Asimismo, en 2016 Trump le ganó a Hillary Clinton, quien había cosechado casi tres millones de votos más que él.

'Mi opinión es que cada voto cuenta', indicó la senadora Elizabeth Warren, precandidata demócrata para las presidenciales de 2020, de gira en Mississippi.

'Creo que todos deberían venir y exigir su voto. Queremos un voto nacional y eso significa deshacerse del colegio electoral', explicó.

El presidente estadounidense es elegido por 538 grandes electores que se reparten de forma variada entre los estados de acuerdo con su población.

Un candidato debe obtener la mayoría absoluta de 270 votos; en todos los estados salvo dos (Maine y Nebraska), el que consigue más votos se lleva el número total de grandes electores en ese estado.

En cada campaña electoral, los candidatos desisten de antemano en algunos estados considerados imposibles de ganar por ser históricamente demócratas, como California, o históricamente republicanos, como Mississippi.

Así, se centran en una docena de territorios que pueden inclinar la balanza hacia un lado u otro, los conocidos como 'swing states'.

Los más importantes son aquellos con el mayor número de grandes electores como Florida (29), Pensilvania (20) u Ohio (18).

En 2016, Donald Trump consiguió 304 grandes electores contra los 227 que logró Hillary Clinton, diferencia que consiguió sobre todo ganando en Ohio y Pensilvania.

Además de Warren, otros demócratas militan para reformar el sistema electoral. Pete Buttigieg, otro eventual contendiente en las primarias, dijo que un nuevo sistema estimularía la participación a nivel nacional.

Pero el camino para lograr un cambio al sufragio universal directo en Estados Unidos aun es largo.

Primero habría que aprobar una enmienda a la Constitución, algo muy improbable con un Congreso dividido como el actual. Esa enmienda debería ser ratificada a continuación por 38 de los 50 estados.

Vistas las dificultades de ese escenario, otra opción gana terreno: la atribución de los votos de los grandes electores al candidato que obtenga la mayoría de los votos a nivel nacional, y no a nivel estatal como sucede ahora.

Tal es la consideración de varios estados de orientación demócrata como California, Illinois y Nueva York, a los que se sumó recientemente el 'swing state' de Colorado.

Pero los republicanos se oponen a cualquier cambio con el argumento de que el sistema actual obliga a los candidatos a buscar votos en todo el país, no solo en las grandes ciudades.

'El deseo de eliminar el colegio electoral está impulsado por la idea de que los demócratas quieren hacer desaparecer políticamente el Estados Unidos rural', que vota mayoritariamente por los conservadores, afirmó en Twitter el senador republicano Lindsey Graham.

La Corte Suprema, que se decantó hacia el campo conservador con la entrada de dos jueces designados por Trump, es el otro caballo de batalla de los demócratas para luchar contra el multimillonario republicano.

Warren y otras dos precandidatas presidenciales, Kamala Harris y Kirsten Gillibrand, dijeron al sitio de noticias Politico que querían aumentar el número de jueces de ese organismo, actualmente de nueve.

Pete Buttigieg y Beto O'Rourke, otro precandidato para 2020, han hablado de la idea de pasar a 15: cinco nombrados por los demócratas, cinco por los republicanos, y cinco más elegidos por estos 10.

Pero Trump rechazó categóricamente esta idea, que consideró una treta política de los demócratas para hacer que el máximo tribunal se incline hacia el bando azul.

'No apoyo' esta iniciativa que no tiene 'ningún interés', declaró el martes. 'No sucederá en los próximos seis años', agregó, refiriéndose a los dos años del resto de su mandato actual y los cuatro que se agregarán si es reelegido en noviembre de 2020.

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