Cuba al borde del abismo III: Una larga noche de los cuchillos largos
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La contrarrevolución profetiza nuestra muerte en una noche de cuchillos largos, una vez que la Revolución sea derrotada. Trabajan para eso, fabrican provocaciones de todo tipo, calumnian, mienten, difaman. Sueñan con una madrugada de Trípoli, Bagdad o Belgrado aquí con misiles estallando sobre nuestras cabezas, mientras el mundo, una buena parte, sigue por TV los acontecimientos o contemplan las imágenes sacadas a la luz, por algún periodista desobediente que trasmite escenas de soldados del Imperio asesinando prisioneros, aunque rectifico, para eso tendrían que vivir nuestros apátridas en otro lugar del mundo que no sean los Estados Unidos, porque allá censuran esas cosas.
Ahora, recordemos las palabras de Fidel en aquel tremendo discurso en el Aula Magna de la Universidad de la Habana, ¿Puede ser o no irreversible un proceso revolucionario?, ¿cuáles serían las ideas o el grado de conciencia que harían imposible la reversión de un proceso revolucionario? Hagamos una parada en nuestra labor cotidiana y volvamos sobre ese discurso, dónde señaló con la claridad que le caracteriza, que la Revolución, esta gran obra de humanidad, puede caer vencida por nuestras propias debilidades y errores. Jamás podemos olvidar esa advertencia, de nuestra combatividad depende que no pase, de nuestra capacidad de perfeccionar nuestro sistema, de hacerlo cada vez mejor, más eficiente, democrático y libre depende que eso no ocurra.
Estamos en presencia del ejemplo de una Revolución con una capacidad inédita de auto renovarse, con una capacidad de rebelión interna que no tiene igual en la historia, si analizamos la Cuba de los 60 no es igual a la de los 70, ni esta se parece mucho a la de los 80 y mucho menos a la de los 90, tampoco se parece a la de ahora, hemos sido capaces de revolucionarnos, de adaptarnos a los nuevos tiempos, de vivir con ellos, de captar el ritmo vital de la vida social, económica y política, siguiendo esa gran concepto Fidelista " Revolución es cambiar todo lo que deba ser cambiado" Renovarse constantemente sin perder la esencia básica, para que siga siendo la Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes que un día este pueblo juró defender, en momentos de sumo peligro, bajo las banderas de nuestro socialismo. Ese es el secreto de nuestra vitalidad, por eso perduramos cuando otras experiencias socialistas se fueron a pique.
El Marxismo Leninismo es filosofía, nació de la evolución del pensamiento científico, histórico, de los avances tecnológicos de la humanidad y de ello se nutre. El comunismo nació de las barricadas, de las luchas obreras, del enfrentamiento contra los poderosos, en una época en que la palabra democracia era una mala palabra para la burguesía, que bajo el lema de "Libertad, Igualdad y fraternidad" una vez alcanzado el poder, aherrojó al hombre con cadenas más sutiles, pero no por eso menos terribles que las del feudalismo. La democracia liberal es la falsa democracia de los privilegiados, donde el pueblo es mero espectador, donde el ejercicio de la ciudadanía depende de la capacidad que tenga el individuo para comprarla.
Juan Jacobo Rousseau una de los mayores críticos de la democracia "representativa" señaló que la desigualdad entre los hombres hacía imposible la democracia y tornaba irreal la representación. Los fundadores de los EEUU tenían bien clara la situación "Quien posee el país –los propietarios- deben gobernarlo" (John Jay), "La responsabilidad del gobierno es proteger a la minoría rica contra la mayoría" (Jame Madison), "Hay que domesticar al pueblo" (Alexander Hamilton). El famoso teórico del liberalismo estadounidense, Walter Lipman habló de que el propósito era reducir al rebaño salvaje al lugar que le corresponde, el de espectador y evadir así las patadas y bramidos.
La igualdad nunca existió en el capitalismo, ni entonces ni ahora, la única igualdad que existe es la igualdad del dinero. ¿En qué se parece un millonario del primer mundo a un habitante pobre del tercer mundo, incluso a un pobre de su propio país? Entre ellos hay más distancia que entre el siervo y el señor feudal. ¿De qué fraternidad hablamos?, esa nunca existió ni entre los que comparten privilegios y riquezas, este es un planeta donde el hombre es lobo del hombre y ¿Cuál libertad exhibe el capitalismo? La libertad devino en mercancía, como todo lo que el capitalismo toca, usted solo tiene la que puede comprar con su dinero.
Somos revolucionarios cubanos porque creemos en la libertad plena del hombre. Somos disidentes porque formamos parte de una Revolución Socialista, que disiente de la ideología y la política del gobierno global capitalista. Porque somos fidelistas y Fidel es el más grande disidente de la historia. Ellos, los servidores del capitalismo, sus lacayos oficialistas, son contrarrevolucionarios, cuidemos las palabras.
Nuestro ideal del futuro lo construimos basado en un sistema institucional fundamentado en una gran fuerza moral, ese cuarto poder al que se refería Bolívar. No es quimérico como dicen nuestros enemigos, está enraizado en nuestra cultura. Construimos una sociedad justa porque para los revolucionarios la justicia es el sol del mundo moral, como dijo Luz y Caballero; porque creemos como expresó Martí que existe en el hombre la fuerza de lo justo y este es el primer estado del Derecho[1].
El sueño de la libertad del hombre es un sueño que no tiene fin, porque siempre vamos a aspirar a vivir en un mundo mejor, siempre vamos a caminar rumbo a utopía, siempre estaremos inconformes porque esa inconformidad es nuestra esencia revolucionaria.
No faltaran los traidores, los ala levas, los que se suban a última hora al carro del imperio, los que trabajen en secreto por derribar la obra de este pueblo, los vanidosos que llenan su alma con el elogio del enemigo. No faltarán en esta batalla los de doble cara, los simuladores, esos que se esconden tras un fastuoso y por demás falso discurso, los que se dan golpes de pecho, juran fidelidad y comidos de ambición venden su vergüenza, no faltarán los que viven soñando con lucir sus galas en la mesa de la aristocracia americanizada y esperan una migaja de manos de sus dueños, pero eso no es nuevo, en la historia de Cuba siempre han existido guerrilleros, voluntarios, al servicio de España, cipayos y plattistas al servicio de los yanquis, mercenarios comprados por el Imperio, pero también en la historia patria siempre están los mambises, los rebeldes, los combatientes revolucionarios dispuestos a morir por sus ideas, y esos fueron, son y serán siempre la gran mayoría.
Los revolucionarios cubanos creemos que un mundo mejor es posible porque lo hemos avizorado, porque hemos levantado sus bases en nuestra tierra. Sabemos cuál es el rumbo, conocemos bien que esa ruta a utopía no pasa por los caminos del Imperio, pero tampoco pasa por la desidia, el acomodamiento, la pereza, el inmovilismo, la insensibilidad, el miedo a mirar las cosas de frente y llamarlas por su nombre. Si la fascinación del abismo, nos deja inermes, quietos, aletargados, entonces si terminaremos en una gran noche, en una eterna noche de los cuchillos largos.
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