Rusia 2018: España, Portugal y la trepidante combinación de cruces
especiales
Trepidantes, no me alcanzaban los espacios, ni la silla para narrar los partidos vespertinos, con tanto en juego para España, Portugal e Irán, y que por esas cosas de la vida y el fútbol, puso en los octavos de final a españoles y portugueses, pese a los abrazos respectivos de estos onces a dos y uno, respectivamente con Marruecos e Irán.
Tanto yo, como millones de fanáticos en disímiles latitudes tuvimos que esperar hasta el pitazo final para poder aterrizar el álgebra de clasificación, pues hacia el epílogo el extremo izquierdo Mhedi Taremi estuvo a punto de eliminar a los lusos, solo que su remate salió desviado en un mano a mano con Rui Patricio.
De todo tuvieron esos dos desafíos, desde ánimos caldeados, hasta un penal fallado por Cristiano Ronaldo, hasta los ánimos caldeados entre los comandados por Fernando Hierro y los marroquíes, pasando nuevamente por la intervención del VAR. Además, arrojaron las primeras definiciones de octavos de final, a razón de España-Rusia, y Uruguay-Portugal.
España: Al límite y sin tamaña furia
¿Qué los españoles controlen el balón y dominen con ese tiqui-taca efectivo? Ya no es novedad. Han logrado mantenerse fieles a esa filosofía desde que la generación precedente se tituló en la Euro del 2008. Frente a Marruecos no constituyó la excepción.
El abrumador control del esférico 75-25%, la diferencia en tiros de esquina (7-1) y disparos a puerta (15-6), pudieran traducirse en un choque arrollador. Ciertamente la Furia Roja controló los tiempos, dominó en el medio campo y por consiguiente generó más, pero le faltó esa contundencia definidora, además de que los dos errores evidentes en defensa devinieron costosos, con goles de los africanos y la pizarra definitiva que marcaba el abrazo a dos.
De hecho, Marruecos abrió el tanteador por intermedio de Khalid Boutaib tras un malentendido entre Andrés Iniesta y Sergio Ramos en la entrega, del cual derivó un peligroso contragolpe de Marruecos culminado por Boutaib.
Y es algo que se le debe criticar a este elenco español: las imprecisiones o acciones dubitativas de su zaga, que por lo general le han costado.
Por fortuna el propio Iniesta halló redención en una internada por la izquierda que culminó con el centro de la muerte y la definición de Isco, posteriormente seleccionado el mejor jugador del partido. Por cierto, primer gol de Isco en Copas del Mundo el del abrazo momentáneo a uno en el minuto 19.
Así cerró la primera mitad. En el complementario se repetía la escena hasta el instante en que otro desliz de Ramos, esta vez no pudo en el salto con Youseff En Nesyri tras un tiro de esquina marroquí y el espigado delantero ingresado de cambio la mandó a guardar al fondo de las redes. Corría el minuto 81 y la tensión aumentaba en Kaliningrado, especialmente para buena parte de los 33 973 aficionados congregados, buena parte de ellos hinchas de la Furia Roja.
España vende una imagen no tan furiosa, con lagunas visibles en defensa, y algo distanciada de esa profundidad y desborde de otras versiones. Más allá de haberse topado con el gol de taco salvador del recién ingresado Iago Aspas, de chocar por un gol average casi fortuito con el liderazgo del grupo, preocupa esta versión que se vio obligada a remontar en par de ocasiones durante el desafío.
Preocupa porque de su buen fútbol acostumbrado, solo ha mostrado destellos intermitentes, encomendada al genio creador de Iniesta, el multiplicado Isco, y la condición de delantero-batallador perenne de diego Costa.
Portugal no danzó el vals de equipo convincente
La vida tiene sus entramados “diabólicos”. Si hasta el minuto exacto antes de jugar contra Irán Cristiano Ronaldo era ángel y semblante portugués, luego del empate a uno, algún que otro cuestionamiento recaerá sobre el brillante ariete de Madeira, especialmente por el hecho de haber fallado un penal.
Uno tan importante que les hubiese asegurado la cima de la llave, colocado el partido momentáneamente 2-0 y lo abrazaría en el liderazgo de los artilleros igualado a cinco con el británico Harry Kane. Pero nada de eso sucedió.
Sin su mejor versión de serial killer Ronaldo no pudo tirar d los suyos, que no pasaron de la paridad a uno con los iraníes.
De igual manera, como calco de lo acontecido en el choque de los españoles, los lusitanos tuvieron el control del balón (67-33), generaron un mayor número de ocasiones 14 disparos por ocho, además de 5-1 favorable en cobro de córner, pero eso necesariamente no se tradujo en goles, por lo que el adiós del duelo en el Mordovia Arena, ante el cántico de 41 685 hinchas presentes allá por el 93, lo decretó Karim Ansarifard con un cobro de penal impecable, también dilucidado por el VAR e inalcanzable, pese al intento en dirección acertada de Rui Patricio.
Vuelve Portugal a demostrar su Cristiano dependencia, amén del golazo de tres dedos colocado en el 90, obra de Ricardo Quaresma, bien incisivo en ataque por el carril derecho, y a la postre el jugador del partido. El 4-4-2 presentado por Fernando Santos construyó por esa banda las mejores oportunidades, pero Cristiano no fue ni protagonista, ni siquiera partícipe activo, de ese engranaje colectivo.
Su noche fue gris, al punto de que recibió una tarjeta amarilla.
Se sucederían los minutos, y con ellos el choque veía su crepúsculo, con trabazón en el medio campo, y sin opciones evidentes para ningún combinado, salvo la de Mhedi a la hora de recoger los balones.
Marruecos e Irán se despiden de Rusia, y este hasta luego momentáneo me gustaría hacerlo con palabras de Fernando Santos, el DT luso: “Para nosotros es importante quedar entre los 16, y tenemos la ambición de continuar en el torneo. Sabíamos que estos partidos serían complicados, así que es importante pensar en el próximo partido, estudiar a los adversarios y prepararnos mentalmente para enfrentar a Uruguay. Tienen jugadores de alta calidad y son excelentes, pero Portugal también. Tenemos nuestras armas y las usaremos para ganar”.
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