EN FOTOS: La Habana Vieja, ¡encanto y maravilla!
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Encanto y maravilla tienen sus calles adoquinadas, a la usanza de la época colonial; sus plazas abiertas al disfrute pleno; sus bares esquinados; sus casonas antiquísimas convertidas hoy en museos. En fin, todo aquí es cautivador y, a la vez, admirable.
Pero quizás lo más sorprendente, lo inimaginable, es que no es una ciudad vitrina. La cultura, la historia, el arte, se combinan allí con una realidad social que ha ido cambiando y adquiriendo matices diferentes por la obra restauradora y conservadora de la Oficina del Historiador, espacio que heredara ya hace muchísimos años el doctor Eusebio Leal Spengler de Emilio Roig de Leuchsenring.
Mucho ha tenido que ver Leal con esa gran obra que rescató del paso del tiempo: edificaciones valiosas, calles memorables, sitios emblemáticos, iglesias y parroquias.
La Habana Vieja recrea lo antiguo con lo moderno, lo nacional con lo foráneo. Nos lleva de la mano, no sé exactamente a dónde, pero les aseguro que se trata de un viaje seductor.
Eusebio Leal (vestido de negro y de espaldas) a la salida del Colegio de San Gerónimo de La Habana, donde en 1728 se fundara la primera universidad del país.
La escena es común, en las tardes, en las noches, cientos de visitantes extranjeros la descubren cada día.
La música tradicional puede encontrarse a cada paso.
Compartir con quienes visten trajes típicos, también forma parte de los atractivos del Centro Histórico.
La calle Obispo, justo en la esquina del hotel Ambos Mundos (a la izquierda).
En sus calles tampoco faltan los payasos y las mascotas amaestradas.
Turistas de todo el mundo recorren sus espacios.
Vista frontal del hotel Santa Isabel, a pocos metros del Malecón habanero.
Último pedazo de la calle Obispo, con salida al mar.
La visita de los cruceros se hace cada día más común.
De las obras más emblemáticas de La Habana Vieja.
Estatua erigida en honor al Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, en la Plaza de Armas.
Restauración y conservación: dos acciones que han devuelto a La Habana Vieja alegría y colorido.
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