Danza Contemporánea de Cuba: Dos islas, un solo impulso
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En los salones de Danza Contemporánea de Cuba (DCC) no se deja de trabajar nunca. La compañía es uno de los principales laboratorios de las artes cubanas: por allí pasan año tras año importantes coreógrafos del momento, que nutren y se nutren de un elenco de bailarines «todoterrenos». Es el caso de la británica Fleur Darkin, que como parte del programa Islas Creativas, llegó a La Habana hace unos meses con intención de montar una pieza. Y ahora mismo, a punto de estrenarla, sigue impactada por la calidad de los intérpretes.
«No todos los días una puede trabajar con bailarines tan completos —nos comenta minutos antes de comenzar el ensayo. Pueden bailarlo todo y lo bailan muy bien. Es interesante la manera en que asumen nuevas pautas. Ha sido un trabajo muy rico, que me ha aportado mucho».
Eso que dice Darkin se parece a lo que han dicho los coreógrafos que han trabajado con Danza Contemporánea de Cuba, como parte de las acciones de este proyecto de colaboración que sostiene la compañía hace tres años con el British Council.
Se trata de tender más puentes entre dos islas muy lejanas y muy diferentes, pero que en el ámbito de la creación coreográfica y la danza en general, hace tiempo comparten una historia.
Darkin, que dirige el Scottish Dance Theatre, ha enriquecido ahora el repertorio de DCC con Equilux, una obra en que la creatividad de los bailarines es esencial.
«Ella nos ha mostrado nuevos caminos —asegura el bailarín Andrés Ascanio—, otra manera de asumir el cuerpo y encauzar nuestros impulsos. Al final somos nosotros mismos, con otra forma de decir».
Para otra de las intérpretes de la pieza, Thais Suárez, una de las suertes de pertenecer a Danza Contemporánea de Cuba es poder interactuar con tantos coreógrafos, de disímiles procedencias y estilos. «Me encantó el proceso de montaje, adaptarme poco a poco a otra visión de la danza».
Equilux se presentará en el teatro Mella entre el viernes 10 y el domingo 12 de noviembre. Según Miguel Iglesias, director de DCC, este es uno de los mejores escenarios para la danza en Cuba. Aunque el teatro necesita hace tiempo un proceso de reparación, los técnicos de la compañía trabajan con denuedo para que todo esté listo a tiempo. Es un teatro que conocen al dedillo.
El programa se completará con la reposición de Coil, la más reciente pieza del cubano Julio César Iglesias para la agrupación, estrenada en el mes de julio de este año.
Después de la temporada habanera, Danza Contemporánea de Cuba viajará a una de sus plazas fuertes, México, pues a finales de mes presentará en el Auditorio Nacional Carmina Burana, con coreografía de George Céspedes, uno de sus espectáculos más laureados de los últimos años.
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