Sobre TV cubana: Lo nuevo no siempre es mejor
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Desde hace varios años, la Televisión Cubana está trasmitiendo el mismo programa los sábados por la noche en Cubavisión. El nombre ha cambiado más de una vez, pero el programa es el mismo. Ni siquiera se ha logrado una distinción escenográfica, ni un nuevo estilo de conducción. La pregunta es: si no van a renovar el espacio, ¿para qué cambian el programa? ¿En qué se diferenciaron, por ejemplo, Para no salir de casa y La descarga? Hay una realidad, después del éxito inobjetable de Sabadazo, no ha habido nada mejor en ese horario. Es más, ni siquiera ha habido nada parecido.
Con toda razón, el público solicita una propuesta más contundente para esa hora. Téngase en cuanta de que se trata de, quizás, el más estelar de todos los horarios. Pero la televisión no ha encontrado todavía la fórmula. Mejor dicho, los productores se han casado con una fórmula que ya no parece capaz de dar nada nuevo: el musical amenizado por pequeñas entrevistas y momentos de humor.
En el contexto de la renovación paulatina de la parrilla de programas, se anunció un nuevo programa para ese espacio. La descarga había de alguna manera «cuajado», lo que no significa que fuera una propuesta óptima. Por eso el momento de cambiar era propicio. Se estrenó Salir por el techo y ya podemos decirlo: el remedio está siendo peor que la enfermedad. Estamos otra vez ante una circunstancia de la que la Televisión Cubana no parece poder escapar: muchos de los proyectos salen al aire como a medio hacer. Mucha improvisación y poca capacidad parece haber detrás de este nuevo espacio. Y lo singular es que lo lleva a cabo un equipo con mucha experiencia en el medio (de hecho, lo dirige Julio Pulido, el mismo director del programa anterior). Pero se ha rodeado de creadores que no están a la altura de las exigencias.
La estructura sigue siendo básicamente la misma, solo que ahora se pretende dar más protagonismo al humor. Pero los responsables de hacerlo apenas pueden armar una historia mediocre, bastante chocante por su falta de gusto, y aburrida. Una representación armada a partir de chistes y morcillas, con escasísimo calado dramático. No es que sea imprescindible un guión con gran vuelo, pero si falta, por lo menos debe haber actores o humoristas con la suficiente personalidad como para constituir ellos mismos el show. Los humoristas que centran esta propuesta, francamente, lo son más por deseos o por sus singularidades físicas que por su proyección.
Para colmo, no parece convincente el planteamiento principal del programa: una fiesta semanal en la azotea de un edificio (por cierto, la misma de Sabadazo). La escenografía del estudio donde tienen lugar las presentaciones de las orquestas invitadas no tiene absolutamente nada que ver con una azotea. Y evidentemente no ha habido la menor intención de que lo parezca.
Entre chistes poco chistosos, personajes deficientemente concebidos, e historias anodinas que las morcillas de los intérpretes no pueden salvar, transcurre la propuesta «humorística» de Salir por el techo, que se supone sea el eje del programa. Mucho mejor nos iba con La descarga, en la que al menos las pretensiones estaban más acordes con los resultados.
Quizás en las próximas emisiones el programa vaya creciendo, ajustándose. Pero, francamente, con el actual elenco parece difícil. Otra pregunta se impone: con la cantidad de buenos actores y humoristas que hay en este país, ¿por qué la Televisión apuesta por los de segunda fila?
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XIO BOBADILLA
mario luz
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Doris
Sagitario
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