El doble rasero del gobernador Fortuño
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El 20 de mayo de 2012, día en que los puertorriqueños acuden junto a sus familias a la Iglesia, el gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño aprovechó la ocasión para despotricar contra la Revolución Cubana.
En su alocución, el Primer Mandatario celebró la gesta independentista pero a la misma vez lamentó que el pueblo cubano esté bajo el jugo comunista producto del régimen castrista.
“Nos solidarizamos con el regocijo de nuestros hermanos cubanos, a la vez que nos identificamos con el dolor que sufre su pueblo, subyugado por la tiranía del despótico régimen castrista. Elevamos una plegaria al Todopoderoso para que Cuba se libre pronto de su yugo comunista y pueda reintegrarse con dignidad y esperanza a la comunidad democrática de América”, añadió según la nota divulgada por el sitio web Noticel.
La independencia de Cuba a la que Fortuño se refería, se fundó bajo las premisas del neocolonialismo. El reconocimiento del régimen republicano en Cuba fue el único remedio que encontró el gobierno interventor norteamericano frente a la imposibilidad de asimilar a la Isla caribeña como estado más de la Unión.
Conscientes de que los cubanos no vacilarían en retomar la lucha armada de no reconocerse la república por la que más de 30 años guerrearon, dieron luz verde al anhelo nacional pero impusieron a la bisoña constitución, la llamada Enmienda Platt, instrumento legal que establecía entre otras cuestiones la libre intervención de los Estados Unidos en los asuntos internos de Cuba.
Durante 56 años la Isla fue en lo formal, una nación soberana, mas estaba controlada política y económicamente por la Casa Blanca debido a que los monopolios norteamericanos eran propietarios de los principales recursos e industrias del país.
El régimen que Fortuño fustiga, devolvió la dignidad a los cubanos, garantizó el acceso universal a la educación a todos los niveles y a los servicios de salud y asistencia social.
Cuba es hoy un país libre de guerra de pandillas provocadas por el azote de ese flagelo universal que es el narcotráfico. Sus hijos e hijas no caminan por la calles con el miedo de ser baleados por vándalos en cualquier esquina.
El sufrimiento de los cubanos es real, pero se debe en mayor medida a los efectos del bloqueo económico que durante medio siglo sucesivas administraciones norteamericanas han mantenido con el objetivo de causar hambre, desesperación y una eventual rebelión en la isla. Si bien es cierto que políticas de corte paternalista y las excesivas prohibiciones, que hoy se intentan poner a un lado, contribuyeron a la profundización de algunos problemas económicos en Cuba.
En la misa donde la fundación de la República pasó a segundo plano, el Gobernador no escatimó elogios hacia las familiares de 75 ciudadanos cubanos, enjuiciados en marzo de 2003 por delitos contra la independencia nacional.
Los 75 pertenecían a diversas organizaciones antigubernamentales financiadas por la Sección de Intereses de Washington en La Habana con el objeto socavar el orden constitucional en la Mayor de las Antillas.
Luis G. Fortuño, cabeza del poder ejecutivo en la única nación latinoamericana bajo régimen colonial, destacó la valentía de las señoras Damas de Blanco por oponerse de manera pacífica al gobierno de Raúl Castro: “Ustedes merecen la solidaridad y el apoyo de todos los pueblos libres del mundo porque son un vivo ejemplo de tenacidad, de desprendimiento y de lucha incansable en reclamo de los derechos de sus esposos y parientes encarcelados a quienes se les ha negado la oportunidad de expresar su disidencia de manera pacífica”, señaló.
Terminó Fortuño Burset su apología a las Damas de Blanco diciéndole que “recuerden que las admiramos y que nos sentimos muy orgullosos de todas ustedes por su vocación de sacrificio ejemplar y de entrega genuina por la causa de la libertad de Cuba”.
El gobernador olvidó mencionar que Puerto Rico en pleno Siglo 21 no es libre; que está subordinado al control colonial de los Estados Unidos y que él, lejos de predicar la libertad para Puerto Rico, promueve la anexión a los Estados Unidos, fase última del colonialismo. Resulta paradójico que un defensor a viva voz de la anexión de Puerto Rico a los Estados Unidos, se reúna con un grupo de cubanos pro-yanquis a conmemorar el nacimiento de un estado, al menos jurídicamente, independiente.
Vale la pena resaltar el doble discurso del gobernador Fortuño Burset.
Mientras que, el domingo 20 de mayo de 2012, celebraba la Independencia de nuestra hermana República de Cuba hace ya 110 años, en Puerto Rico es él y su colectividad, el Partido Nuevo Progresista, los promotores de la anexión política y cultural de nuestra isla al imperio de los Estados Unidos.
Como muestra de su superficialidad y demagogia política el Gobernador y sus pares cubanos celebran la Primera Independencia de Cuba mientras promueven la estadidad para Puerto Rico, que por su naturaleza atenta contra los ideales republicanos e independentistas.
En ese sentido, el gobernador celebra algo en lo que el mismo no cree.
Pero él no está solo, las palabras de un feligrés presente en la misa, evidencian semejante paradoja. Al clausurar la Santa Misa el padre en tono eufórico y victorioso pronunció las siguientes palabras: "Para Cuba vendrán pinos nuevos…”
Simultáneamente, un presente emanaba a viva voz el siguiente estribillo: “"Viva Cuba libre, viva Puerto Rico, viva la Virgen de la Caridad.” Al parecer para esta claque, Puerto Rico es libre; la anexión a los Estados Unidos la consolidación de su libertad. Sin lugar a dudas, la vida está llena de contradicciones.
Los buenos cubanos no conciben festejar la creación de una república engrilletada incapaz de materializar las aspiraciones de los miles que cayeron en la manigua y que no fue capaz de implementar las ideas progresistas de José Martí, una de ellas, por cierto, era auxiliar la independencia de Puerto Rico.
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