Muestra de cine español
especiales
Ópera prima del director Daniel Guzmán es A cambio de nada. El filme trata sobre cómo la amistad y la camaradería entre jóvenes puede ser una manera de lidiar con las duras contradicciones de la vida cotidiana. El principal hallazgo del relato de Guzmán radica en la ruptura del microcosmos juvenil para introducir adultos que, tanto ejercen de reemplazo de la figura materna-paterna.
La película sale muy beneficiada del carisma y la veracidad que transmiten tanto sus actores profesionales como los novatos. Los jóvenes protagonistas, Miguel Herrán y Antonio Bachiller, son grandes descubrimientos; el primero se desenvuelve muy bien en las escenas más dramáticas, mientras que el segundo es muy eficaz en los momentos cómicos.
A cambio de nada fue la gran vencedora del pasado Festival de Cine Español de Málaga 2015, consiguiendo la anhelada Biznaga de Oro a la mejor película y llevándose también el premio al mejor director y al mejor actor secundario para el joven Antonio Bachiller.
Otra propuesta del cine español es El desconocido: Carlos, ejecutivo de banca, comienza su rutinaria mañana llevando a sus hijos al colegio. Cuando arranca el coche, recibe una llamada anónima que le anuncia que tiene una bomba debajo del asiento y que dispone apenas de unas horas para reunir una elevada cantidad de dinero; si no lo consigue, su coche volará por los aires.
Combinar una película de acción con la temática social no siempre conduce a grandilocuencia narrativa. Por mucho que dijera Godard que un travelling es una cuestión moral, -que lo es-, los aficionados al séptimo arte abogamos por una correcta narración cinematográfica. De ahí el logro de El desconocido, cinta que conjuga a la perfección el ímpetu dramático con la reflexión social.
Los exiliados románticos, en cambio, se presenta como una película rodada en doce días, sobre la marcha, con un guion mínimamente esbozado: Envuelto en un viaje de tres amigos, comienza la expedición veraniega de Vito, Francesco y Luis hacia lo esencial de sí mismos.
Cada cual con sus peculiaridades y sus expectativas difusas, se complementan y encarnan distintas formas de vivir el amor: la forma platónica, la temerosa y la modalidad kamikaze.
El desarrollo aparentemente despreocupado, las conversaciones y sus anotaciones (referencias literarias que no pueden faltar) anulan cualquier presunción de incoherencia o gratuidad. A la par que sus protagonistas avanzan en el camino, el espectador puede reconocerse en sus andanzas, tan cinematográficas como verídicas. La realidad y la ficción se mezclan: todos los personajes mantienen los nombres propios de sus actores, la furgoneta naranja pertenece realmente a la madre de Vito, y el tiempo está marcado estrictamente por las circunstancias.
Elementos que aumentan el grado de autenticidad pero que sin embargo alimentan el enigma, pues no conocemos dónde termina lo real y dónde comienza lo inventado.
En contraposición a Los Ilusos, anterior trabajo de Jonás Trueba, Los exiliados románticos cambia el gris por el color, el invierno deja paso al verano, y la rutina se transforma en aventura. Sus protagonistas bien podrían ser los mismos, en evolución, ya que el estancamiento vital genera la necesidad de iniciar una búsqueda.
Por su parte, Bodas de sangre es una adaptación cinematográfica de la obra homónima del escritor Federico García Lorca. La cinta, fiel al argumento de la pieza, cuenta la historia de un triángulo amoroso en el que median dos puñales de cristal.
Stella candente, del director catalán Luis Miñarro, Rey Gitano, de Juanma Bajo Ulloa y Felices 140, de Gracia Quejereta, conforman el resto de la muestra de de cine español contemporáneo que ofrece este Festival.
Luego que termine el evento cinematográfico, el cine capitalino Riviera se hará eco de la proyección de estas cintas.
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