Llamadas Radio y TV Martí: ¿Opiniones independientes?
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De manera involuntaria hombres del Departamento de Estado han colocado sobre la mesa un asunto que en nada les beneficia: la vieja tesis respecto a la independencia de sus herramientas periodísticas.
Todo empezó con la publicación el jueves de un editorial firmado por el director de la Oficina de Transmisiones a Cuba (OCB), Carlos García Pérez, donde atacó duramente al arzobispo de la La Habana, Jaime Ortega.
Al hablar días atrás en la Universidad de Harvard, Ortega abordó la realidad cubana, pero como no se ajustó a la versión más propalada en Miami, la ultraderecha de ese origen lo crucificó políticamente.
García Pérez llegó a emplear los términos “actitud lacaya” y “canallada” al valorar las opiniones del arzobispo, uno de los principales anfitriones del papa Benedicto XVI durante su reciente visita a Cuba.
Funcionarios de la Casa Blanca dijeron que las afirmaciones del jefe de la referida OCB, que incluye a las tituladas Radio y TV Martí, no comprometen al Gobierno de Estados Unidos.
Así se manifestó, por ejemplo, Lynne Well, vocero de la Junta de Gobernadores de Transmisiones (BBG), cuyos integrantes son nombrados por la administración de Washington.
Según Well, los epítetos lanzados por García Pérez contra el cardenal cubano Jaime Ortega solo representan su opinión y no tienen que ilustrar necesariamente la de otra instancia gubernamental.
Un periodista de Miami, Daniel Shoer Roth, comentó este martes que, al ser Radio y TV Martí “emisoras oficiales”, sus puntos de vista pueden interpretarse como un sentir del gobierno.
Hasta el propio Lynne Well se vio precisado a dar marcha atrás en sus drásticas apreciaciones y reconoció que el citado editorial puede crear confusión.
Sin embargo, la denominada Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), muy dividida y mezclada con terroristas y negocios sucios, apoyó calurosamente al autor de ese escrito, Carlos García Pérez.
Un comunicado de la Fundación dice: “El editorial es muestra de la objetividad. independencia de criterio y credibilidad que han ganado las transmisiones de Radio y TV Martí durante la presente administración”, y la opinión editorial de su director “ha cumplido a cabalidad su misión”.
Un experto en asuntos cubanos del Instituto Lexington, Phil Peters, declaró en Washington que lo anterior podía ser una señal de que esas emisoras solo representan a un sector de la comunidad cubanoamericana de Miami.
Neda Brown, portavoz del Departamento de Estado, reafirmó en un correo electrónico a El Nuevo Herald lo que para ellos supuestamente constituye la independencia editorial de las llamadas Radio y TV Martí.
Pocas veces los principales enemigos de Cuba han brindado una lección tan contundente y desembozada respecto a la forma en que manejan su propaganda disfrazada de periodismo.
Decir que esas emisoras financiadas y conducidas abiertamente por el gobierno estadounidense manifiestan criterios “independientes”, resulta, cuando menos, un grosero desprecio a la inteligencia humana.
Entre las condiciones exigidas desde el Norte a Cuba para bendecirla como una democracia, siempre ha figurado la libertad de prensa, acaso ¿al estilo de cómo la manejan en Estados Unidos? Así, preferimos no ir al cielo.
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