París para y por 2

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París para y por 2
Fecha de publicación: 
8 Mayo 2012
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Estamos acostumbrados a esos filmes donde el protagonista debe viajar a un pueblillo y no deja de sorprenderse y asustarse con los hábitos de aquel lugar, generalmente provincianos y arcaicos. Pero lo que realmente deja con la boca abierta es que este tipo de película se realice en París, mostrada siempre como el referente universal de la belleza, de la civilización y del amor.

¡Cuántos turistas no deambulan anualmente como moscas por sus calles! La cifra suele no estar muy lejos del número de habitantes que tiene la ciudad, imagínense... Pues la actriz Julie Delpy decidió ofrecer en su primer largometraje, 2 Days in Paris, justo lo que suele extrañar y no extasiar a las otras culturas cuando conocen la Ville lumière.

Así, por ejemplo, sus diferentes estilos arquitectónicos, que permiten a sus ciudadanos encontrarse en el siglo XVIII, y luego cruzar la calle para el XIX; esta pluralidad de épocas resulta un caos para la protagonista. Como la propia Julie Delpy, este personaje (que además encarna ella misma) es parisino, pero vive en Nueva York y de allá viene con su novio norteamericano en un momento de la relación no muy saludable.

2 días en París se carga con cierto humor, muy propio de Woody Allen. De hecho, Jack, el novio de la Delpy, es como un hijo menor de aquellos personajes judíos, hipocondriacos y catastrofistas que salen de una situación incómoda para caer en otra. Ese es más o menos el tono que asume la película. La carga de ironías en inglés y francés, y la exacta representación de los dos humores, de sus rasgos característicos y sus diferencias, quizás influyeron para que la Delpy, también guionista del filme, ganara el premio Jacques-Prevert y una candidatura al César, ambos en esta especialidad.

Vale destacar la presencia del actor alemán Daniel Brühl, conocido aquí mayormente por Good Bye, Lenin! e Inglorious Bastards. Tanto su personaje, una especie de ángel o loco o radicalista, como la representación que hace de él, permiten que la ya viciada historia de amor alcance otra dimensión y se convierta en un guiño, en una fisura de la realidad propuesta por el filme que nos dejará con preguntas e interés, incluso después que caigan los créditos.

Está garantizado que usted pasará un buen rato, al menos aquella sala del cine Infanta no paraba de reír con los malos entendidos que existen siempre por el cruce de culturas, y sobre todo porque Jack, como buen norteamericano, no conoce otro idioma que el inglés, una falta que quizás en otro país no le costaría caro, sin embargo, Francia tiene sus peculiaridades al respecto. Acostumbrados como estaban los galos a ser el centro cultural y lingüístico del mundo occidental hasta mediados del siglo XX, muchos aún consideran el inglés como una amenaza para su idioma.

Sin embargo, más que un buen rato, 2 Days in Paris nos hará pensar en cuánto ponemos de nosotros mismos en las palabras que no entendemos de otros, cómo nuestros más grandes miedos e inseguridades se asoman en ese acto. Para algunos, la visión de Julie Delpy de la pareja puede ser conformista, pesimista si se quiere; pienso que al final esta directora y actriz no promete un camino de resignación, sino de sensato entendimiento.

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