What’s up, Jimmy?: Poco hecho y mucho por hacer en Guatemala
especiales
El malquehacer del gobierno guatemalteco se había ido tapando en este primer año de gobierno, hasta que el escándalo por la muerte de más de tres docenas de niñas por una batalla campal interna y posterior incendio premeditado, reveló el abandono oficial a la más joven población del país.
El actor y locutor dizque cómico Jimmy Morales asumió la presidencia con un amplio margen que le dieron más de dos millones 750 847 votos sobre candidatos que ofrecían dudas en su haber político, por sospechas de corrupción, además del cansancio natural de la gente por los políticos de vieja estirpe.
Pero tras 13 meses de gobernanza, un amigo “chapín” me confió que lo que único que estimula es que le quedan menos de tres años, por lo demás, nada.
Así sigue existiendo corrupción al por mayor, en la que ahora están implicados y posiblemente vayan a juicio un hermano y el hijo mayor del Presidente, quien, por supuesto alegó que querían ensuciar su nombre, y al tiempo que reconoció –no le quedaba más remedio- la responsabilidad oficial en el accidente del inseguro hogar para las niñas.
En este había más de 700 adolescentes, cuando la capacidad es para menos de la mitad, con mala alimentación, maltratos y hasta violaciones como presentación del personal responsabilizado por su cuidado.
Pero esto es un mal viejo, y no solo Jimmy Morales debe cargar con la responsabilidad, aunque forma parte de sus numerosos incumplimientos de las promesas que hizo al asumir el poder, gracias a esa “democracia representativa” tan cara a Occidente.
Las promesas no cumplidas o cumplidas a medias, sin que ello represente un beneficio, empezó con palabras muy divulgadas en ese momento: “Aun cuando haya presión, no estamos dispuestos a subir impuestos”. Pero ha conformado una reforma fiscal que sí lo hace, si es aprobada por el Congreso. En este contexto, se anunció que el Ministerio de Finanzas Públicas prepara para este 2017 una nueva ofensiva tributaria de la que se desconocen sus pormenores.
Jimmy, muy amigo de lo militar, si ha hecho inversiones para incrementar la cantidad de agentes policiales, modernizar el equipo de seguridad y lograr su profesionalización, con lo cual se logró retirar al Ejército de las calles.
En la perspectiva política, evidentemente la captura y la posible condena de su hermano Sammy y su hijo José Manuel afectarán la posición política del mandatario, por cuanto existe un nexo directo entre los capturados y su persona. Esto le restará al presidente, bajo la perspectiva social, mucha credibilidad, confianza y prestigio, si es que le queda alguno.
Para Carlos Guzmán Brocker, abogado y doctor en Sociología, el mandatario pudo haber tenido conocimiento de lo que hacía su hermano, por lo cercanos que han sido: “es una sociedad pequeña en la que ellos están y es muy difícil pensar que lo que hace uno lo ignora el otro. Naturalmente, tiene el beneficio de la duda, pero sí es bastante desgastante”.
Agregó: “Hay muchas dudas sobre la actuación de él —presidente— y cuesta creer que no estuviera informado de lo que está pasando. Esa duda lo va a perseguir, y si él no aclara, en el sentido correcto del término, cuál es su situación, la poca credibilidad que tiene va a quedar en ridículo”.
Para muchos guatemaltecos, lo observado durante este año revela que el trabajo presidencial no se nota y su figura es de segundo plano.
Jimmy, quien desde hace años asegura que en Guatemala no ha habido genocidio perpetrado por el ejército, con la muerte de un cuarto de millón de personas, está rodeado de militares, algunos de ellos que debieran ser culpados por crímenes de lesa humanidad.
Al respecto, el propio Guzmán Brocker se hace eco de un sentir que ya se palpa en un pueblo que confió en Jimmy y hoy está disgustado: “Muchos de esos militares son quienes toman una serie de decisiones a su lado, y eso lo sabemos todos”.
Añadir nuevo comentario