“Sin embargo, yo sigo respetando a Fidel”, “I love Fidel”
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El pasado viernes la edición online de la revista TIME publicó una entrevista al ex pelotero de Grandes Ligas y actual manager de los Miami Marlins, el venezolano Ozzie Guillén. Este fue muy claro al reconocer: “I love Fidel Castro”, “I respect Fidel Castro”. Y para explicar esa admiración agregó que mucha gente ha querido atentar contra su vida durante 60 años, pero Fidel sigue en pie. La prensa sensacionalista y doblegada de Miami, y los políticos, han usado esas declaraciones suyas para levantar un escándalo y de paso tratar de conseguir visibilidad y votos para las próximas elecciones. Lo que ha dicho Ozzie Guillén es por demás algo que piensan de Fidel millones de personas en el mundo, millones de personas en Estados Unidos y en el mismo Miami; donde algunos quieren prohibir que se piense y opine diferente a ellos.
El comisionado Francis Suárez, que es el presidente de la Comisión de Miami, ha pedido la renuncia de Ozzie Guillén como manager de los Miami Marlins y ni siquiera ha considerado que hay anunciada una entrevista a las 10 y media de la mañana; donde puedo adelantar que Guillén pedirá perdón, doblegado por la gran presión recibida. Dijo el comisionado Suárez que ya Guillén le tiene acostumbrado a esas cosas y que en el 2005 gritó “¡Viva Chávez!” cuando ganó el campeonato con los Chicago White Sox. Suárez insiste en que no perdona, en que no le importa la disculpa y que lo que quiere es la renuncia o despido de Ozzie Guillén, aunque se retracte como en el 2005. El comisionado Joe Martínez, presidente de la Comisión del Condado, no deja de aparecerse en cuanto medio le quede por el camino para criticar a Guillén. También le ha escrito una carta al equipo de Miami para que boten al manager; sin importarle que se trata de su trabajo y de la fuente de sustento de su familia. Joe Martínez, que se presentará a elecciones para la alcaldía del condado, ha obligado con su demagogia al actual alcalde Carlos Giménez, quien también se ha visto precisado a hacer una declaración contra las afirmaciones de Ozzie Guillén. Y como nunca puede faltar en la fiesta derechista, el ex Congresista Lincoln Díaz-Balart consideró desde una ventanilla del Versailles a las declaraciones de Guillén como una falta de respeto. Si no logran el despido de Guillén, los extremistas han anunciado una campaña para que los aficionados no asistan a los juegos del equipo; dudo que algo así fructifique, pero lo refiero para que se vean todas las presiones que están haciendo para castigar la opinión ofrecida a TIME por Ozzie Guillén.
Ha habido declaraciones más ridículas. Janisset Rivero, del llamado Directorio Democrático Cubano, mandó a Guillén a que se fuera a vivir a La Habana o Venezuela. Y el “cubanólogo” Hernán Llanes volvió a traer por los pelos la analogía entre cubanos y judíos, pidiendo a Guillén que afrontara la responsabilidad por haber opinado de una forma que a él no le gusta. Para estas personas la libertad de expresión garantizada por la primera enmienda de la Constitución de los Estados Unidos es relativa y está subordinada a sus caprichos; no vale la libertad cuando se trata de la manifestación de ideas que a ellos no les gustan; pero vale la libertad para que ellos impongan sus criterios.
No me canso de repetir que este tipo de personas resulta muy dañino para la vida política de un país. Es malo en Miami, ciudad a la que han convertido en una república bananera; separada de los supuestos estándares que rigen la vida civil de los Estados Unidos. Y más dañino sería en una Cuba o una Venezuela como la que los derechistas proclaman, donde practicarían un autoritarismo que tienen bien ensayado.
Pero la derecha de Miami no gana una. Se opone al viaje del Papa y se da con todo éxito la visita a Cuba de Su Santidad. Se opone a la presencia de Cuba en la Cumbre de las Américas y Cuba estará más que presente en la reunión; como tema fundamental de los organizadores y los mandatarios asistentes. Ahora se han agitado por las declaraciones de Ozzie Guillén y lo han obligado a disculparse. Guillén se va a separar del equipo para viajar a Miami desde Filadelfia y dar una explicación a personas que son insaciables y van a querer siempre una disculpa más grande, más humillante. Guillén ha dicho que viene porque “quiere salir de eso ya”; comentó que sabe que “hirió sentimientos” de algunos, pero aseguró que no iba a renunciar “porque no he cometido ningún crimen”. Guillén se retractará de su declarada admiración por Fidel, hará criticas a Cuba, lo que será una prueba más de la falta de libertad real en la ciudad de Miami. Lo que yo creo es que las coacciones van a pesar mucho y Guillén no optará por las llamas como Giordano Bruno sino que transará como Galileo. Y también creo que como Galileo, una vez que salga de la entrevista, murmurará por lo bajo: “Eppur si muove”. Sin embargo, se mueve. O lo que es lo mismo: “Sin embargo, yo sigo respetando a Fidel”, “I love Fidel”.
Los mismos de siempre, el grupo de rompediscos y aplanadores del Versailles, ha convocado a una manifestación de autos para rechazar las declaraciones de Guillén a la revista TIME. La propia empresa, los Miami Marlins, ha emitido una declaración que no le deja muchas opciones, tratando a Cuba como una dictadura. Condena muy paradójica, pues buena parte de la clase política de Miami ha apoyado a Franco, a Pinochet, al golpe de estado en Honduras y al golpe de estado frustrado en Venezuela. Todo ello como parte de una visión histórica que les lleva a añorar el regreso a lo peor de la Cuba de antes de 1959; la Cuba de gobiernos entreguistas y plattistas. Porque lo que los retrógrados no acaban de entender, lo que los resentidos de Miami no tienen el valor de reconocer, es que Fidel es una figura de trascendencia en la era moderna. Un referente de la época y de la nación cubana que con toda seguridad les sobrevivirá a ellos y hasta a sus biznietos.
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