«Planetario», las luces de Luis Gárciga en las salas del Lam

«Planetario», las luces de Luis Gárciga en las salas del Lam
Fecha de publicación: 
26 Agosto 2016
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Luis Gárciga es un ingeniero y artista audiovisual cubano que devuelve a La Habana sus percepciones y experiencias acumuladas por años dentro y fuera de la isla. Iluminadas, embellecidas, las cosas cotidianas que lo inspiran se aprovechan de las nuevas tecnologías para lucir espectaculares y trascendentes apuntes sobre la vida en este lado del mundo.

Videomapping artesanal y guiones instalados son las principales técnicas que soportan alrededor de siete piezas que, a primera vista, aseguran un espectáculo estético impresionante.

alt                                                     Luis Gárciga

 

—¿Qué motivaciones trae «Planetario» a La Habana?

—Realmente era un interés mío mostrar en La Habana lo que había estado haciendo en los últimos años, pues si bien el origen de estas piezas son procedimientos que yo he estado inaugurando aquí, en el contexto habanero, realmente se habían dado exposiciones en México, Costa Rica, Bolivia, pero a mí lo que me interesaba era la posibilidad de mostrar aquí, de forma condensada, estos procedimientos, que no son solo desde el punto de vista técnico, sino también yo creo que están recogiendo un desplazamiento de un interés excesivamente local, respecto a trabajos míos anteriores en video hacia un mirar un poco en áreas mayores.

—¿Por eso «Planetario»?

—Por eso también el título de «Planetario», porque parte del tiempo de vida y trabajo en diferentes lugares de Latinoamérica sobre todo, entonces para mí es una oportunidad muy buena para que el público habanero pueda ver la actualización temática y morfológica de los procedimientos ya de unos cuantos años.

—¿Por qué estos procedimientos tan relacionados con las tecnologías? ¿Resultan de la confluencia entre el ingeniero y el artista?

—Yo cuando me moví de la ingeniería, que fui profesor de análisis estructural en la CUJAE, realmente me evadí de los procedimientos científicos, me interesaba más el arte por el otro lado, o sea, la subjetividad es lo que estaba primando. Pero poco a poco me he ido acercando a eso, el trabajo con el video ya exigía un conocimiento técnico mínimo, pero no era nada extremo. Lo que pasa es que en el año 2010 se empieza a saturar el contexto de celebraciones y de espectáculos en Latinoamérica, cuando la celebración de los bicentenarios; comienza a usarse el videomapping de forma abusiva en el sentido de que siempre se usan los mismos recursos, entonces a mí me llamó la atención el método, porque es un método muy científico, digamos, de control, de representación de los espacios, pero me parecía que era bueno revisarlo, revisarlo como ya el arte hizo con la televisión, con el cine, es decir, inspirado en lo que pasó con el cine estructural, con el video-arte; a mí me parecía que era susceptible el videomapping de ser revisado.

—Y entonces, ¿cuál sería la propuesta en este caso?

—En este caso, son visiones que tienen que ver justamente con recursos expresivos que esta nueva tecnología, digamos, ha dejado un poco de lado: el trabajo real en el espacio, el trabajo con la posibilidad de que los espectadores deambulen alrededor de las proyecciones; el videomapping más tradicional funciona casi como una película proyectada «arriba de», generalmente relacionado con algo monumental, histórico. Entonces a mí me llamaba la atención, quizás por esa predisposición mía hacia lo popular, cómo trabajar eso en una escala humana y sobre objetos que realmente no pasan a la historia, entonces fue de alguna manera, por un lado, un proceso de actualización de los procesos de video y cine experimental y, por otro lado, tratar de aprovechar los recursos expresivos que el videomapping más usual o frecuente estaba dejando de lado.

—¿Cuestionar esta metodología…?

—A mí me gusta pensármelo como que es un modo de ampliación de los recursos, a mí no me parece que está mal para nada, a mí lo que me parece es que comienza a generar vicios de la representación; la idea es aportar, digamos, recursos expresivos…

—En conferencia de prensa, decía que esta selección presenta «nuevas reflexiones». ¿Cuáles serán esas ideas que ahora se ha propuesto compartir?

—A mí lo que me gusta es un poco trasladar la experiencia que he vivido yo cuando tienes que tratar de acomodar tanta información, con tantas fuentes de información, un poco la opinión popular, la opinión de los medios masivos, sean o no populares, todo lo que la gente está subiendo a internet, o sea, más o menos jerárquico, cómo tú compones con todo esto; trasladar la experiencia alrededor de la información que a mí me ha tocado tener por estarme moviendo por diferentes sitios, o sea, tengo residencia en México, pero también en Cuba, me muevo mucho por Centroamérica, viajo, no constantemente, pero sí asiduamente por toda América Latina. Entonces se trata un poco también de qué está pasando conmigo respecto a esa información, es decir, cuando esa información a mí me está llegando, cómo yo la acomodo. Lo que no te la presento como yo la acomodo, más bien te pongo ante esa información, sencilla y llanamente, aunque hay veces que los títulos sí dan un punto de vista.

—¿Por qué esa evidente búsqueda de la belleza que no siempre prioriza el arte contemporáneo?

—Yo lo que noto es que se está colonizando el arte contemporáneo por parte del diseño, por ejemplo. Es decir, las formas solamente, sin ningún tipo de proposición en el sentido más moderno de búsqueda de cierta novedad, a mí me interesa seguir pensando el hecho estético como un hecho en el cual va a haber un impacto en lo perceptivo. En un momento en el cual las altas tecnologías están garantizando un mimetismo extremo, entiéndase que el ilusionismo en el videomapping más tradicional es que te voy a hacer aparecer que se dobla realmente la Catedral, eso se puede llegar a naturalizar, es decir, nos adaptamos rápidamente al 3D, a la alta definición, y ya no nos resulta sorprendente. Yo creo que el arte debe buscar o procurar justamente ese shock desde el punto de vista de la percepción. A veces no es salir corriendo en el sentido de la alta tecnología, sino tratar de pensar dónde están los contrastes. Siempre yo pienso que la base de la percepción es el contraste, entonces no hace falta naturalizar altísimas tecnologías o algo sí, sino buscar zonas de contraste a nivel formal. En este caso, es trabajar con videoproyecciones sobre objetos que son totalmente cotidianos. A mí lo que realmente me llama la atención es cómo tú puedes hacer algo que sea atractivo, que provoque ese contraste en la percepción y que además tenga segundas, terceras, cuartas y quintas capas, en términos de contenido; pero aun cuando no tengas ganas como receptor de ponerte a pensar, al menos disfrutes visualmente la pieza.

 

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