Omara de Cuba y del mundo, la dueña del show (+ Videos)

Omara Portuondo se roba el show allí donde llegue, aunque ya no baila rumba como en aquellos primeros años, le bastan la cadencia de unos pocos pasos sobre el escenario y su inconfundible voz, lúcida y potente aún a sus 85 años.

Cuando era adolescente practicaba básquet, le gustaba nadar y le encantaba el béisbol, pero la música superó todas sus pasiones deportivas y se convirtió en uno de los grandes amores de su vida.

Si bien muchos en el mundo la conocen como la Diva del Buena Vista Social Club, ella prefiere que la llamen Omara de Cuba, pues esa es su tierra querida.

Tendré que agradecer siempre a mis padres el haber nacido aquí en mi isla, confesó a Prensa Latina esta mujer de privilegiado timbre, poderoso todavía como en los años en que era reina de los clubes nocturnos y cabarets de La Habana.

En 1950 llegó a Tropicana, "un lugar maravilloso donde aprendí mucho". A veces me entra la nostalgia y quisiera volver ahí, reveló.

Ojalá ese cabaret mantenga siempre su prestigio, yo recuerdo que sus números tenían mucha calidad, habían excelentes coreógrafos como Roderico Neyra y se presentaban canciones representativas de la cultura cubana, señaló.

En Tropicana lo mismo se bailaba en puntas que un danzón que una pieza folclórica y "eso me ayudó después cuando trabajé con el ballet del maestro Alberto Alonso".

También evocó el éxito en Las Dâ?ÖAida, junto a sus inseparables compañeras Aida Diestro, Elena Burke, Moraima Secada y Haydée Portuondo.

Las D' Aida fueron mi maestría, en ese momento existían muchos cuartetos y el nuestro es uno de los más recordados, apuntó.

"Aida era una excelente músico, no lo pienso solo yo, lo reconocían hasta los grandes maestros que la admiraban mucho. Incluso decían `qué bien toca, parece un hombre tocando´, y a ella le daba risa."

Tenía una gran sensibilidad y supo unir voces prodigiosas. Aida para mí fue una escuela, la universidad -expresó- pero después de ella, Elena Burque era la profesora.

BUENA VISTA SOCIAL CLUB Y UN ADIÓS SIN TERMINAR

Pero Omara no se queda solo con el recuerdo de las épocas pasadas. Nunca ha dejado de trabajar ni de cantar: y tras varios años viajando por el mundo con el Buena Vista Social Club, ahora prepara otra gran gira, esta vez junto al "cantaor" flamenco Diego El Cigala.

Estas vacaciones comenzarán los conciertos y estoy muy entusiasmada con lo que nos espera, adelantó quien es conocida también como la Novia del Filin.

Con ese periplo celebrará sus 85 años, acompañada del español: juntos escogieron un repertorio integrado por clásicos de la música cubana y temas icónicos del catálogo de ambos.

Omara y El Cigala coincidieron por primera vez en el verano de 2015 en el Hollywood Bowl como parte del periplo estadounidense del Buena Vista Social Club.

El 85 Tour le permitirá reunirse con viejos amigos y recorrer varios momentos de sus 70 años de carrera: su paso por famosos clubes de La Habana, la pasión por el "filin" y sus más recientes proyectos.

Durante los últimos años, junto al Buena Vista, Omara relanzó los ritmos tradicionales cubanos a la escena universal y aunque con Adios Tour la agrupación concluyó su carrera, su música aún resuena en los escenarios de esta isla y el mundo.

La octogenaria cantante aseguró que no hubiera querido terminar nunca su trabajo con la agrupación, la cual le permitió llevar las sonoridades tradicionales de la isla por los cinco continentes.

Aunque la mayoría de nuestras presentaciones fueron en otros países, decidimos cerrar en La Habana la gira de despedida porque nos encanta cantar para el público de aquí, añadió.

"Creo que todavía tengo tiempo para realizar todos mis sueños, si todavía me queda alguno sin cumplir".

"Me siento satisfecha de saber que puedo cantar lo mismo una música campesina, que temas del filin... con todos los géneros me siento cómoda, soy amante del folclor, de lo tradicional y también de lo guajiro."

Para Omara, la familia es una de las cosas más importantes de la vida: "mi madre y mi padre eran personas ejemplares, ella tenía una fe estoica, una mujer tremenda."

"Mi padre fue un jugador de beisbol muy reconocido y a mí me gusta mucho ese deporte, soy eternamente beisbolera, yo quería ser como él pero era muy mala jugando a la pelota; lo mío era el básquet, en eso sí que era buena."   De sus años de niña, la cantante se acuerda con cariño de su barrio. "Cayo Hueso es mi casa. Salud 708, a cada rato paso por ahí y se los recuerdo a quienes están ahora, que ese fue mi hogar, hasta entro y camino un rato."

"La primera vez que vi bailar una rumba fue en un lugar de la calle San José, iba a buscar el pan y me tropecé con un grupo que tocaba con cajones y tumbadoras."

A su entender, la cubanía tiene que ver con el folclor negro, con el danzón y su influencia francesa, y con todos los elementos diversos que armaron a esta isla.

Entre los mimados de su memoria está Frank Emilio, el pianista que la acompañó durante tantos años. "Era invidente, tuvo un accidente cuando niño y no veía nada. Buen amigo y un músico excelente."

Los del filin eran casi todos autodidactas, hacían todas esas canciones espontáneamente, muchas veces sin saber los acordes y Frank Emilio los ayudaba siempre, además de enseñarle lo que es trabajar con disciplina, admitió.

Hacían la música que amaban, con influencia de los ritmos tradicionales. Hoy me siento honradísima de haber formado parte de ese grupo. Sus textos eran increíbles, muy bellos y bien logrados en sus líneas melódicas, y lo hacían aún si haberlo estudiado, relató.

De Novia del Filin pasó a ser la Diva del Buena Vista Social Club pero en su repertorio mantuvo esos temas que le han gustado toda la vida, Dos gardenias, Lágrimas negras, Bésame mucho, Veinte años...

La agrupación concluyó este año con su Adios Tour su exitosa carrera, pero Omara de Cuba todavía tiene ganas de seguir cantando y ahora promete sorpresas junto a otra voz privilegiada, la del flamenco Diego El Cigala.