Golpe en Brasil: Farsa en la Cámara de Diputados
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Dicen que “discretamente” Estados Unidos ha auspiciado el plan de la derecha brasileña para impedir que Dilma Rousseff siga ocupando la presidencia de Brasil, proyecto que recibió un fuerte apoyo este domingo en la Cámara de Diputados, al conseguirse las dos terceras partes de los votos necesarios para realizarle un juicio político.
Ahora la decisión pasará al Senado, que, de aprobarse, la Presidenta será separada de su cargo hasta un máximo de 180 días, ciclo en el cual se debe celebrar el juicio. Su lugar sería ocupado por Michel Temer, el vicepresidente.
Cualquiera que haya oído las intervenciones de una gran parte de los diputados para explicar su voto, se podrían quedar asombrados, quizás estupefactos y hasta indignados, al oír de las razones de las votaciones a favor del juicio político, achacando a Dilma hechos que no están tan siquiera en los cargos que se le imputan, además de revelar odio, prejuicios analfabetismo político, en fin, cualquier cosa que atentara contra los avances sociales de 13 años de gobernanza del Partido de los Trabajadores (PT).
Los actores locales que han llevado la voz cantante siguen ocupando puestos de alto nivel, como el jefe de la Cámara Eduardo Cunha y el vicepresidente Michel Temer, ambos del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, que abandonó su alianza con el gobernante Partido del Trabajo Ambos estarán en la mira de las anunciadas masivas manifestaciones de protesta populares, que pudieran poner al rojo vivo a numerosas partes del territorio brasileño.
Recordemos que Cunha promovió varios proyectos opuestos a los intereses del gobierno de Rousseff, que fueron definidos por algunos como "bombas", ya que suponían un aumento del gasto público en un momento de ajuste. Tampoco pudo evitar las críticas entre los miembros de su propio partido.
En ese sentido, el diputado Jarbas Vasconcelos comentó: Cunha "es arrogante, autoritario y muchas veces usa el cargo para debilitar al gobierno, en un gesto que muchas veces se confunde con chantaje".
"El señor Cunha no tiene ni moral ni ética para encaminar ningún procedimiento de impedimento al respecto a la Presidenta de la República", ha expresado a su vez Gilmar Mauro, dirigente del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en Sao Paulo. "Si tuviera un poco de dignidad primero debería defenderse de las acusaciones de corrupción que le imputan a él", agregó.
A la presidenta Dilma Rousseff se la acusa de haber realizado maniobras fiscales para "maquillar" el déficit y haber gastado más de lo permitido durante el 2014. La oposición considera que dichas prácticas constituyen un "delito de responsabilidad", el cual puede considerarse un motivo para su destitución, algo inaudito, cuando se aclaró que ese dinero ayudaba a que no se detuvieran planes de inclusión social y pagos a trabajadores.
En este contexto trascienden acusaciones contra el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en un afán de anularlo para una posible candidatura presidencial para el 2018.
Lo cierto es que los golpistas no van a cejar en el empeño de destituirla, descalificar al PT y dejar a sus líderes fuera de juego, así como desmontar y revertir todos los avances sociales, económicos y políticos.
LA META DE LA REACCIÓN…
… es completar el trabajo iniciado en el ciclo de gobierno del Partido de la Social Democracia de Brasil (PSDB) en los años 90, con la destrucción del Estado, la regresión en los derechos democráticos y la sustitución de estos por servicios de pago accesibles a quien pueda comprarlos.
Para ello se están basando en movimientos y jóvenes líderes entrenados y financiados por fundaciones de extrema derecha de EE.UU., quienes serían los nuevos brazos privados de la Agencia Central de Inteligencia y del Departamento de Estado.
Nada importa que, con virtudes y defectos, pero siempre en el marco democrático y de respeto a la Constitución, bajo los liderazgos del PT, Brasil consiguió prácticamente eliminar la pobreza extrema, según el Banco Mundial, que en su informe del 2014 indicó que la renta del 60% de los brasileños aumentó en la última década, y la cifra de quienes vivían con menos de dos dólares por día se redujo del 10% al 4%.
El gran programa de servicios públicos emprendido por la mandataria llamado “Más médicos”, con la colaboración de más de 11 000 galenos y personal de la salud cubana, atendió a 50 millones de personas pobres en las zonas más agrestes del país.
Para Estados Unidos está claro que Brasil es una pieza clave en Latinoamérica y no le conviene la estratégica presencia de China y Rusia en esta área de 600 millones de habitantes; por lo tanto, la mandataria representa un peligro, y el gobierno norteño arremete contra lo que pueda interrumpir su estrategia de reconquistar la región donde ahora existen gobiernos de izquierda y progresistas, que han sufrido constantes ataques. Desde ese punto de vista, a la Casa Blanca le conviene situar en el Planalto a una figura más acorde con sus criterios contra los poderosos miembros del BRICS y su influencia en la región.
La cuestión es hacer cumplir el plan imperialista para desestabilizar a los gobiernos progresistas e implantar el capitalismo salvaje del neoliberalismo, y el destituir a Dilma es un avance en ese sentido.
Para evitarlo -porque la batalla aún no está perdida- se requiere la constante movilización popular y la unidad entre los partidos que aún apoyan a Dilma Rousseff, con el fin de impedir el triunfo de los golpistas, élites conservadoras que nunca han pensado en el bien común y se empeñan en sacar de la escena a cualquier fuerza social y política que pueda cambiar el destino de Brasil.
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