Yarisley Silva: "Quiero medirme a Isinbayeva en la final de Río"
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—¿Qué supuso el título mundial de Pekín 2015?
—Me ha cambiado el mundo, aunque todo fue diferente desde la plata olímpica en Londres. Ahora tengo 28 años, pero cuando yo vine desde Pinar del Río a La Habana, con 15, la pértiga no se conocía porque no teníamos los materiales suficientes. Mi sueño era poner la pértiga cubana en el mapa y lo he hecho realidad.
—2015 no fue un año fácil...
—Arranqué mal. Tuve problemas psicológicos, fallos en el salto... Renuncié al agarre de 4,30 y cogí el de 4,15. Y con ese agarre tan bajito logré saltar 4,91 y ganar el oro mundial. Cuando te caes, hay que levantarse y así firmé un año maravilloso. Toca luchar por el oro olímpico, que es lo que me falta.
—En los Juegos podría medirse a Isinbayeva, ¿qué piensa del veto a Rusia?
—Lo de Rusia me sorprendió, pero Yelena es un referente y ha sido muy importante para la pértiga. Le ha dado prestigio. Me gustaría que compitiera en Río y estar en la final con ella. No sería justo que no estuviera. En la pértiga es difícil que haya casos de dopaje, porque es muy técnica y si no levantas los pies... da igual lo que hagas.
—Y por supuesto, si está en Río querría ganarle.
—Estoy poniendo todo mi empeño, en cada sesión. Estamos haciendo mucho volumen de trabajo, carreras, acrobacias y estoy entrenándome muy bien. Me levanto cada día a las seis de la mañana pensando en ese oro. Disfruto mucho saltando.
—Es oro mundial, pero lo suyo era el ballet clásico...
—Así es. Cuando era pequeñita yo quería bailar, pero la profesora me dijo que iba a ser gordita y que no podría hacerlo. ¡Me puse muy triste! Pero mí tía María me consoló y me dijo: “¡Vamos al atletismo!”. Luego quise hacer velocidad y me dijeron que era bajita. Un entrenador me contó lo que era la pértiga, un instrumento que se dobla, fui con el profesor Alexander Navas, mi actual entrenador, y aquí estoy... De todas formas, me encanta bailar, salsa, bachata... Aquellos que no creían en mí, se equivocaron.
—Coquetea con los cinco metros... ¿los pasará?
—El año pasado en entrenamientos lo hice, pero no es lo mismo que en competición. Por velocidad y características puedo conseguirlo... Si otras han podido, yo creo que también. El récord del mundo ya está más lejos.
—¿Se ve heredera de Juantorena, Sotomayor, Pedroso...?
—Sí. Es una gran responsabilidad y sé que la gente se ve en mí. Mis medallas son del pueblo. Siento presión, porque sé que tengo un compromiso muy grande con la gente. Pero ya soy madura y me conozco más que antes.
—¿Qué piensa de las nacionalizaciones de cubanos en España?
—No quiero hablar de ello. Cada cual pisa con su pie y mira con sus ojos. Lo único que digo es que yo tengo que agradecer mucho a la Revolución. Me siento muy bien en mi Cuba y cuando estoy fuera... necesito volver.
—Tuvo un gesto muy bonito al subastar su top para ayudar a Kira Grünberg, la pertiguista que quedó parapléjica.
—Nunca lo hice para que fuera algo público. Era para ayudarle. Se recaudaron 1.270 euros y los pagó un profesor australiano. Le mandé el dinero a Kira. Creo que si la vida te da cosas buenas, hay que devolverlas.
—Para terminar, ¿cómo será su temporada 2016?
—En pista cubierta competiré en Estocolmo, Nueva York y luego iré al Mundial de Portland. Al aire libre, los Juegos...
La conexión Cuba-Pamplona
Un viaje del pamplonés Patxi Arrarás a La Habana en 2006 le hizo conocer a Alexander Navas, técnico de Yarisley Silva. El navarro y Navas entablaron amistad y Patxi prometió que gestionaría pértigas. En 2011, Francis Hernández, otro navarro, envió garrochas a Yarisley con las que fue plata en Londres. “Con aquel regalo mejoré mucho. La gente de Pamplona ha sido muy importante para nosotros. Tenemos que agradecerle mucho”, dice Silva, que cada año va a Larrabide.
La conexión Pamplona-Cuba sigue con Rebeca Yagüe, una pertiguista de 26 años que en tres temporadas ya salta 4,20 y es medallista en Campeonatos de España. Ha estado en La Habana dos meses a las órdenes de Navas. “Tener la referencia de Yari es increíble. Lo hace todo casi perfecto. Me ayuda mucho”, dice Yagüe, que ha estado en La Habana “encantada con Cuba”: “Lo más bonito son las relaciones humanas. La gente habla, baila...”.
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