USA-Papa Francisco: ¿Quejido de la «disidencia» cubana?
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Dos periodistas del Nuevo Herald, Nora Gámez Torres y Sergio N. Cándido, entrevistaron a uno de sus portavoces.
Lo nombran José Daniel Ferrer, quien primero dijo que el Papa Francisco, durante sus misas en La Habana, Holguín y Santiago de Cuba, “dio mensajes de reconciliación y de unión para las familias”.
Pero a continuación subrayó que “pidió un apoyo más fuerte a la labor de la Iglesia en Cuba”.
Según Gámez y Cándido, su disidente afirmó que lo dicho por el Santo Padre en la isla “no tendrá una trascendencia que impacte positivamente —y a largo plazo— en la vida de los cubanos”.
Esa lógica incluiría, como admitió párrafos antes, su llamado a la reconciliación y la unión entre las familias cubanas.
Pero no se detuvo en esa evidente contradicción, porque también afirmó con evidente odio:
“Este Papa ha sido excesivamente tibio, ambiguo, poco directo en los mejores momentos... su visita se va a olvidar, se va a diluir pronto”, dijo Ferrer.
A esto agregó que hubo numerosas detenciones en La Habana, Holguín y Santiago de Cuba por agentes del gobierno “para evitar acercarse al Santo Padre”.
Interesante, cuando distintos canales de televisión, nacionales y extranjeros, reflejaron la sostenida vinculación de este último con representantes de multitudes que asistieron a sus misas en tres provincias cubanas.
Luego siguió derramando veneno, cuando declaró a sus periodistas del Nuevo Herald que reaccionó así por la indiferencia de la Iglesia ante esos supuestos atropellos.
Pero también por el discurso inaugural del Papa en La Habana, donde se mostró “tan afectuoso con el dictador”.
Después Ferrer, cumpliendo instrucciones recibidas en Miami, lanzó groseros ataques contra Fidel Castro.
Llegó a manifestar que el líder cubano “es la reencarnación más clara del demonio ese que describe la Biblia”.
Así, el representante de los esquizofrénicos de Miami, en su diálogo con el Herald, pierde de vista que no actúa como un buen cristiano al hacer derroche de tales blasfemias.
Paralelamente, admite haberle hecho llegar un mensaje al jefe de la Iglesia Católica respecto a la supuesta violación de los derechos humanos en la isla.
¿Qué vía utilizó? La ejecución de actos provocadores —dice sin el menor pudor— para llamar la atención de los medios internacionales.
Según aclaró, debían extender su maquinación a Santiago de Cuba en aras de hacerse notar ante Francisco, pero lo impidió la “detención masiva de disidentes”.
Gámez y Cándido preguntaron al expresidente de la Asamblea Nacional de Cuba, Ricardo Alarcón, por qué el Papa no se reunió con estos últimos.
Su respuesta fue la siguiente:
“Creo que el Papa es un hombre muy ocupado para estar perdiendo el tiempo con personas y asuntos que no son importantes”.
Pero Ferrer no detuvo ahí el encargo de la ultraderecha de origen cubano de Miami.
Dijo creer que, en contraste con su visita a Cuba, el Papa enviará un mensaje mucho más crítico en los Estados Unidos, donde hablará en el Capitolio y la ONU, así como visitará una cárcel.
En Cuba, opinó Ferrer, la palidez de su discurso se debería al temor frente a un régimen prepotente; ahora en Estados Unidos será mucho más enérgico señalando cosas que no mencionó en Cuba.
Curioso que sean los despojos de la ultraderecha de origen cubano que restan en Miami quienes admitan y adelanten una eventual y muy interesante comparación entre su poderosa sociedad y la cubana.
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