¿El fútbol se robó el show en Cuba?

Y es que señores, en qué hogar de esta isla desde que abres los ojos no ves gritar de alegría o desesperación a tus familiares por su equipo de pelota durante las series nacionales y por el Cuba en eventos internacionales.

Qué niño cubano no sabe qué es un jonrón. A qué chiquillo o chiquilla no han llevado sus padres,  alguna que otra vez,  al Estadio a presenciar un juego de vida o muerte. Sin embargo,  ahora mismo,  no siento esa pasión que llegaba al punto de la locura por nuestra pelota y sus peloteros y sí por el Barcelona, el Real Madrid y sus codiciados-mediáticos jugadores.

Se pudiera decir, incluso, que nuestra TV ha tenido mucho que ver en el aumento de esta tendencia cuando transmite por tele rebelde las ligas de Europa: Alemania y España, y algunos de la inglesa, la italiana y en menor cuantía las de América Latina.  Cuando se transmite también por Telesur el excelente programa De Zurda, que conduce el periodista Víctor Hugo y el inolvidable Maradona.

Pero, antes de que estas entregas televisivas fueran una realidad la locura y el fanatismo al que me refiero ya se había colado en Cuba. Algunos opinan que, en gran medida,  por el famoso paquete que recopilaba - entre otros muchos contenidos- también los partidos importantes de la Liga española, la alemana, la Champion League, la Liga de Europa.

Algo usual en las calles de La Habana

Lo notamos también en los espacios públicos. Hoy, es natural ver a jovenes en los parques y barrios pateando una pelota de fútbol a cualquier hora del día.

Lo percibimos también con el alboroto que generó la visita a La Habana del madrilista Sergio Ramos: Más de doscientos niños le esperaban en la cancha de fútbol, muchos de ellos con camisetas del Real Madrid gritando su nombre a cada pase o remate que hizo el defensa en el pequeño partido con los jóvenes. 

Sergio Ramos estuvo en la Habana a finales de junio como embajador de buena voluntad de la Unicef

 
En fín, habría que estar ciego para no ver esta epidemia futboliística que se propaga a lo ancho y largo de la isla y la que nos lleva a preguntarnos: ¿El fútbol internacional se ha robado el show en Cuba al punto que ha destronado nuestra tradicional pasión por el béisbol nacional?

En busca de respuestas CubaSí conversó con algunos jóvenes, que nos ayudaron a develar las posibles causas de la cada vez más creciente afición de los cubanos por el más universal de los deportes.

Maykel Herrera, joven informático y seguidor del Real Madrid,  es del criterio que el fútbol se ha robado un poco el show en Cuba, pero no cree que haya llegado al punto de desplazar al béisbol.

 
Considera que algunas de las razones que han motivado esta predilección que hoy experimentan los cubanos por el fútbol internacional está "en la rivalidad que se da entre equipos o jugadores, la emoción de cada partido, el espectáculo, las noticias polémicas de los futbolistas,  los artículos que nos llegan por diversas vías como bufandas, pullovers, banderas y balones. En el caso del béisbol aquí no hay y si hay son súper caros".

Para María Fernanda, trabajadora de una cafetería particular, dice sentirse identificada con el béisbol más que con el fútbol. "No dejo de reconocer que este último es del gusto de mucha gente en el mundo e incluso en Cuba. Mi esposo, por ejemplo, le va al Barcelona, pero también al equipo de Matanzas y a lo que ha hecho Víctor Mesa con ese equipo. No sé en otro lugar, pero por lo menos en Matanzas  se vive, se respira y se sueña con el béisbol. Aquí podemos decir que Victor Mesa es tan famoso como Leo Messi  y que nuestros niños, como mi hijo de 4 años y sus amiguitos,  quieren ser los futuros peloteros del Cuba".

Víctor Mesa, el hombre que ha llevado al joven equipo de Matanzas por 3 años consecutivos a discutir en la final de la Serie Nacional 

Por su parte, Amilkal L. es del criterio que el fútbol sí se ha robado el show en Cuba, aunque sospecha que aún pueden quedar por ahí algunos fanáticos al béisbol.

Este joven, licenciado en Lengua Inglesa expone para defender su teoría dos razones fundamentales: "El  fútbol lo tenemos todo el año y la pelota tiene un receso que puede crear una migración de fanáticos.  Lo otro es  que es más fácil poner cuatro piedras en el piso -simulando la portería-  y rodar una pelota, que todo lo que se necesita para un juego de  béisbol”.

Con este razonamiento coincide Odalys Cimadevilla, periodista de un sitio web cubano, quien apunta  que no es lo mismo armar una novena de pelota con implementos que en su mayoría escasean (ahora solo en la shopping y con un precio elevado) que conformar un once en el fútbol donde solo se necesita el balón y dos porterías. “Hoy, para que los niños realicen una práctica seria, la familia ha tenido que emplear una parte de su salario en la compra de los materiales y la logística necesaria”.

La escacez llegó a principios de los 90 con el derrumbe del bloque socialista en la que Cuba no tuvo otra opción que  entrar en período especial, una etapa de estancamiento que afectó no solo al deporte sino a todas las esferas del país.

La producción de la Industria Deportiva se deprimió y ello incidió directamente en la confección de los implementos necesarios para la práctica de béisbol. Las pelotas, guantes, mascotas, mascotines, chingalas, caretas y bates, entre otros, dejaron de producirse no solo por la Industria Deportiva (marca Batos) sino por algunas fábricas locales que garantizaban la masividad desde las categorías más pequeñas hasta las juveniles.

 
Sin embargo, Yuniesky Alonso, estudiante de cuarto año de Derecho de la Universidad de La Habana,  piensa que el problema no está en que si en Cuba no hay guantes, bates y pelotas  suficientes para vender o repartir gratis en cada barrio.  En su opinión, el fenómeno es mucho más complejo que las herramientas deportivas. “La gente permuta del béisbol nacional para el fútbol internacional por una simple razón: El gran espectáculo que se exhibe gracias a los millones que genera el fútbol”.

Alonso afirma que el fútbol es uno de los negocios más lucrativos del mundo, que el dinero que mueve junto a su maquinaria publicitaria hace que llegue a cada rincón del planeta,  desde África hasta Cuba.  “Al final todos, consientes o no, terminamos consumiendo lo mismo. Esa es la globalización que también pasa por el deporte y la que muchas veces se traga la cultura de los pueblos, su tradición deportiva e incluso la admiración hacia los deportistas de tu tierra”, asegura.

Según datos de la FIFA es precisamente el fútbol el deporte que más mueve dinero en todo el planeta y por ello es también el más popular, donde participan 270 millones de personas ya sea como jugadores, árbitros o espectadores.  Maneja anualmente más de US 500 mil millones de dólares y se ha convertido en un gran negocio que se alimenta de los patrocinios de los clubs más valorados, las  grandes sumas de dinero que desembolsan las televisoras por derecho de retransmisión, la venta de atletas, espacios publicitarios y entradas para disfrutar de los partidos en vivo.

Aún así, Cimadevilla,  considera que en nuestro país durante la serie nacional y en eventos internacionales los cubanos cambian sin pensarlo el balón por el guante, el bate y la pelota que tengan a mano.  Aunque en esta competencia, aclara, nuestro discreto espectáculo de béisbol lleva la de perder. Por ejemplo, "cuando la TV trasmite los juegos de las diversas ligas resalta la vista la calidad y belleza de los estadios, el vestuario de los deportistas y todo lo que se mueve a su alrededor, que incita a que los jóvenes cubanos se definan por un equipo de acuerdo a los títulos obtenidos, la historia del club así como la calidad de sus figuras”.

Pero , apartando las apariencias y la indudable calidad del espectáculo, tampoco en el fútbol internacional todo es perfecto, incluso, ni para las figuras mejor pagadas. Tal es el caso de Messi en la Copa de América 2015, donde muchos hinchas argentinos consideraron que “La Pulga” no defendió los colores de la Albiceleste, con la misma pasión que juega para el Barcelona, donde es goleador y ha ganado varios títulos. Así como el triste final de Iker Casillas con el Madrilismo, del que se despidió entre lágrimas sin la compañía de ningún otro miembro del club, después de haber dejado en este alma y corazón. Al más legendario portero del Real Madrid no lo despidieron, pero tampoco le dijeron que podía quedarse y no le quedó otra que trasladarse al Porto.

Así decián algunos titulares de la prensa: El jugador del Barcelona que cayó derrotado por tercera vez en una final con Argentina / Lionel Messi suma otra frustración y sigue a la sombra de Maradona.

Iker Casillas, el portero más legendario y el futbolista más laureado del Real Madrid,  se despidió del club leyendo entre lágrimas un emotivo discurso y sin un sólo representante del que se autoproclama mejor club del mundo acompañandolo.

Mirándonos en el espejo de Casillas - que para nada es el peor de los ejemplos- y sin obviar todos los problemas que tiene nuestro Béisbol (fugas ilegales, robo de talentos, deserciones, errores en la estructura y desde la propia dirección del INDER) debamos batallar para que nuestro JUEGO, y es el criterio de muchos en el país,  no se convierta también en una industria que mueve-vende su mercancía (deportistas) al mejor postor (grandes ligas, clubs).

Confiemos, además,  que en nuestros terrenos puedan convivir Fútbol y Béisbol, con la esperanza que algún día el balón del patio llegue más lejos.

Y crucemos dedos para que el gran show del Fútbol internacional no se haya tragado por completo nuestra tradicional pasión por el Béisbo, para cuando preguntemos por las calles de La habana a cualquier joven - ahora que estamos en la edición de nuestra Serie Nacional-  ¿de qué equipo es? nos responda de Iindustriales y no del Real Madrid .