Boko Haram: ¿Peor que el Estado Islámico?

Boko Haram: ¿Peor que el Estado Islámico?
Fecha de publicación: 
26 Abril 2015
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Cuando Boko Haram llegó a ocupar casi la tercera parte de Nigeria, con modernas armas francesas, incluidos tanques y misiles, resurgió la pregunta acerca de su surgimiento, financiamiento y objetivos, y cuán involucradas están las potencias imperiales occidentales al respecto.

Boko Haram no solo acaba de jurar fidelidad al depedrador Estado Islámico, que aterroriza la región del Medio Oriente, sino que ya pasó de su plan de formar un califato igual al de su “héroe” en el norte de Nigeria, a otro más amplio que tiene en ascuas a otras tres naciones africanas: Camerún, Níger y Chad.

La respuesta fue la lógica de unir fuerzas para luchar contra la organización terrorista, pero no se pudo prescindir del asesoramiento y la presencia militar de Francia y Estados Unidos. Es decir, que a los imperialistas la cuestión sobre Boko les salió “a pedir de boca”.

Así, aumentaban su presencia en el llamado continente negro, aún el más atrasado –a pesar de sus riquezas naturales-, donde aprovechan cada guerra local para tratar de desbancar la presencia, inversión y ayuda económica de China.

Recordemos que hará un año en mayo que el presidente francés, Francois Hollande, durante la reunión que mantuvo con los líderes de Nigeria, Níger, Chad, Togo, Benin y altos representantes diplomáticos de Gran Bretaña y Estados Unidos, manifestó ignorar quién o quiénes financian a Boko Haram, a raíz del secuestro de unas 270 niñas, y fue entonces que París y Washington comenzaron una campaña de alerta contra este grupo extremista, cuando ya desde el 2009 había asesinado a unas 3 000 personas.

OTAN, propugnadora del terror

La asociación ilícita entre la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Al Qaeda surgió en el 2011, por medio de la cual lograron eliminar al líder libio Muammar al Khadaffi y repartirse las riquezas petroleras, acuíferas y armamentísticas de Libia, y produjo un asentamiento contrarrevolucionario permanente en Bengasi, desde donde se enviaron recursos, armas y combatientes a Siria.

Pero las cuantiosas armas de las que disponía Khadaffi, compradas a Rusia y Occidente, fueron robadas y vendidas en el mercado negro a través del desierto del Sahara, terminando en manos de Ansar Dine (grupo extremista de Malí), rebeldes de la República Centroafricana y de Boko Haram, la guerrilla del norte de Nigeria.

Precisamente, Francia fue uno de los países que promovió con mayor énfasis el ataque a Libia.

Además, una investigación difundida por el diario The Nigerian Tribune y reproducida en diversos medios, detalla que una organización de caridad londinense recauda fondos para Boko Haram: Al-Muntada Trust Fund es el nombre.

Desde el 2009 los extremistas se hicieron conocidos en el exterior de Nigeria, pero en el 2011 consiguieron las armas de Al Qaeda y en el 2012 fueron entrenados en el norte de Malí antes de la intervención francesa.

El grupo maliense Ansar Dine habría capacitado a Boko Haram junto con Al Qaeda para el Magreb Islámico durante la anarquía en Malí en el 2012.

Boko Haram mapa
                                 Los extremistas controlan la tercera parte del territorio nigeriano.

También existen analistas que indican que Arabia Saudita financia indirectamente a los nigerianos, tal como hace con los extremistas chechenos, talibanes, sirios, etc. Asimismo, se han cumplido diez años de la sangrienta toma de rehenes en un colegio en Beslán, Osetia del Norte (Rusia), por extremistas islámicos apoyados económicamente por el reino saudita. Como se ve, el modus operandi es similar.

Ahora, París va a incrementar la presencia de asesores militares para que ayuden al ejército de Nigeria a liberar a las niñas capturadas por Boko Haram hace un año.

Pero a Francia no le preocupa el extremismo islámico tanto como otra amenaza que hay en África. Por eso, intervino en Malí en el 2012, en la República Centroafricana en el 2013 y el 2014, tras el golpe, y cuida muy bien a sus aliados de Níger (país de donde extrae el uranio para sus plantas nucleares) y a la dictadura de Chad.

Por su parte, EE.UU. también le teme a un gigante mucho más difícil de manejar que al terrorismo islámico. Esa amenaza se llama China, y la creciente relación entre Beijing y los países africanos espanta a las compañías occidentales.

Principalmente, porque China, a cambio de extraer los recursos (petróleo, gas, minerales preciosos y metales), invierte en infraestructura y en desarrollo social en los países a los cuáles se asocia.

En cambio, las empresas Total, Chevron y Shell han saqueado los recursos y corrompido a las elites locales, profundizando aún más la desigualdad en África Central y Occidental.

Por eso, la campaña mediática demonizando a este grupo extremista es aprovechada por las potencias occidentales para legitimar su presencia militar y su control con un pretexto altruista, pero, en realidad, pretenden no perder terreno a manos de China, que necesita las materias primas africanas para sostener su crecimiento.

De ahí que no se puede tratar esta cuestión sobre si Boko Haram es peor que el Estado Islámico. Y es que ambos entes, subrayo, son hijos del Imperio, cuyos métodos brutales estimulan y provocan el siempre injustificable terrorismo.

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