La víspera, una imagen de Alicia en Giselle, tomada por el fotógrafo Frank Álvarez en el Gran Teatro de La Habana, quedó develada en el Corredor de la Fama del coliseo sureño, donde también se inauguró una exposición de carteles que recogen diferentes momentos de la compañía danzaria.

Una compilación gráfica titulada Giselle historia y leyenda, junto a otros textos entre los que resaltan Alicia Alonso: La eternidad de Giselle, Alicia Alonso y Carmen. Mito y leyenda y El ballet: Una devoción, fueron donados al fondo histórico del teatro por Pedro Simón, director del Museo Nacional de la Danza, quien reveló, además, que estudios recientes indican una relación hereditaria de Alicia con esta ciudad portuaria, de donde fue oriundo su abuelo paternal Antonio Martínez.

Feliz de visitar nuevamente Cienfuegos, donde se le reconoce este sábado con La Perla –la más alta distinción que otorga el gobierno local- Alicia recordó que fue Giselle el primer gran ballet mundial que bailó el 2 de noviembre de 1943 durante la temporada del Ballet Theatre de Nueva York, y a su vez la obra con la que Cuba trascendió en el ámbito internacional de la danza.

La versión cubana del clásico con coreografía de Alicia Alonso, a partir de la original de Jean Coralli y Jules Perrot, con libreto de Théophile Gautier, Vernoy de Saint-Georges y del propio Coralli, recrea una leyenda popular germánica recogida por el poeta romántico Heinrich Heine (1797-1856).

El Ballet Nacional de Cuba ha incursionado en 22 ocasiones en los escenarios del Tomás Terry, desde que en octubre de 1962 presentara La Fille mal gardeé y el pas de deux de Don Quijote, este último para el debut de Josefina Méndez.

Para esta ocasión los roles protagónicos corresponden a Anette Delgado (Giselle) y Dani Hernández (Albrecht), junto a Estheysis Menéndez, Dayesi Torriente, Ernesto Díaz, Aymara Vasallo, Ivis Díaz y Ginett Moncho.