Florida: Pareja de truhanes y su singular residencia
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Se trata de la reportera del Nuevo Herald Patricia Mazzei, y sus propietarios son el senador Marco Rubio y el ex legislador David Rivera.
Este último, como es sabido, meses atrás cayó de su puesto en el Capitolio de Washington debido a proceder de una manera escandalosamente corrupta.
Por su lado Rubio, también republicano, ha sido investigado por el parlamento floridano debido a estar implicado en comportamientos parecidos.
Junto a eso, The Washington Post descubrió que falsificó antecedentes de sus padres en aras de sacarles provechos electorales.
¿Qué hizo el senador Rubio? Infló la historieta de que sus progenitores salieron huyendo de Cuba porque los perseguía el “régimen comunista”.
Pero una investigación del Post reveló que abandonaron la isla en 1956 por razones económicas, o sea, unos dos años antes del triunfo revolucionario.
Hasta el poderoso The Wall Street Journal le aconsejó en una ocasión que intentara ser más transparente y así evitar nuevos “equívocos”.
Este miércoles Mazzei escribió que ahora está vendiendo la casa que con un viejo amigo adquirió en Tallahassee (capital de la Florida).
Irónicamente ella agregó que sus adversarios del Partido Demócrata “quieren ayudarlo a encontrar un comprador”.
La revista Análisis Político dio a conocer en Washington que el lujoso inmueble consta de tres dormitorios y dos baños, así como que pedían 125 000 dólares por este.
Un lunes más tarde, comentó Mazzei, hubo sarcasmos al respecto entre integrantes del Comité Nacional Demócrata.
Rubio y Rivera compraron su residencia 20 años atrás cuando los dos eran parlamentarios floridanos y vivían juntos.
En un letrero colocado en la fachada de la vivienda el primero escribió:
“Mi copropietario, David Rivera, está muy ocupado en estos momentos por una investigación sobre ética y yo he estado pasando mucho tiempo en New Hampshire and Iowa”.
O sea, son tan graves las infracciones llevadas a cabo por el “co-propietario”, que no pudieron silenciarlas.
“Estoy contemplando, establecerme en Washington, D.C. de forma permanente, de modo que la casa está a la venta”, puntualizó el senador.
Hace cinco años la pareja Rubio-Rivera estuvo a punto de perderla debido a llevar meses sin pagar impuestos.
Sin embargo, pusieron en marcha sus influencias en el Capitolio de Washington y salieron victoriosos de la escaramuza jurídica.
La periodista del Nuevo Herald Patricia Mezzi entiende que el relativo alejamiento por parte de Rivera de la vivienda de Rubio favorece la aspiración presidencial del segundo para 2016.
Pero lo esencial de este caso es que vuelve a desnudar en qué consiste la política en Estados Unidos y cuál es la ética de quienes mayoritariamente la hacen.
Si bien David Rivera es una de las máximas expresiones de lo peor de ese quehacer público, la figura de Marco Rubio, tan ligada a él que han compartido una vivienda, sale cubierta de lodo.
En el segundo caso se está hablando de alguien que nadie puede hoy descartar como un posible aspirante presidencial republicano.
¿Motivo? La pronunciada ausencia de personalidades que puedan arrastrar aún las simpatías y el respaldo de amplios sectores de la población.
Encuestas de opinión pública reiteran iguales saldos: una fe cada vez menor en gobernantes, parlamentarios, representantes del poder judicial y periodistas.
La catastrófica cifra de trabajadores afiliados a los sindicatos dice más que mil palabras, en resumen una crisis generalizada de credibilidad.
¿Quiénes a duras penas y arriesgando su piel han venido sosteniendo considerables bolsones de resistencia?
Integrantes de comunidades negras a quienes apoyan blancos progresistas y activistas de otras minorías, como sucedió recientemente en Nueva York.
Ni por ahora está en marcha un movimiento revolucionario en Estados Unidos, ni los duros efectos de la crisis económica pasan inadvertidos.
En medio de tal panorama el caso de la vivienda hasta recientemente compartida por Marco Rubio y su carnal David Rivera, dos truhanes de un tiro.
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