La programación de verano, ¿a favor o en contra?
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Con divertimento y reflexión, aciertos y desaciertos, la televisión cubana cierra su programación especial de verano con la premisa de trabajar con singular constancia para brindar opciones cada vez más atractivas todo el año.
Muchas expectativas creó la parrilla estival de la pequeña pantalla en cuanto a estrenos foráneos y del patio para todas las edades, en especial los fines de semana y las noches, entre los que figuraron los espacios Famosos del musical y Ecos de mujer.
En cuanto al primero, no obstante los conductores, tocados por una afectación que no se corresponde con esta época, permitió disfrutar de una etapa dorada a los amantes del género. Menos suerte corrió el segundo, conducido por la muy de moda actriz Blanca Rosa Blanco, donde primó la improvisación, deficiencias del guión y selección de invitados, que poco o casi nada aportaron a temas, por cierto, bien sugerentes.
Los invitados, la concepción del tema y la conducción son inherentes a aquel que enarbola la batuta al marcar las pautas para llevar a feliz término la imprescindible progresión dramática en cualquier tipo de propuesta.
La música, un elemento consustancial al cubano de todos los tiempos, constituye un plato fuerte en cualquier hogar, y de ahí el esmero conque se confeccionaron estos espacios que, aunque del agrado de una gran parte de la población cubana, no satisficieron todas las expectativas.
No obstante, los amantes del musical disfrutaron a sus anchas de ese encantador género nacido como mezcla del vaudeville y la opereta, en el que incursionaron con éxito Lucille Ball y Cyd Charisse, la última protagonista con Debbie Reynolds, Gene Kelly y Fred Astaire, de títulos míticos como Cantando bajo la lluvia y Melodías de Broadway.
En la actual temporada hubo una buena cantidad de seriales foráneos y los tan gustados culebrones, en tanto la producción nacional no estuvo ausente con la telenovela Casa de cristal y los espacios humorísticos y dramatizados, entre los últimos los esperados teleplays que ubicados en un horario demasiado tarde en la noche, motivaron que el espectador cayera implacablemente vencido en los brazos de Morfeo.
Como en veranos anteriores, destacó la programación dirigida a niños y jóvenes, en especial los espacios televisivos, que también para los de más edad, ofrecieron clásicos del celuloide y películas de reciente factura o muchas solicitadas para una nueva exhibición.
Los humorísticos, programas educativos, científicos, deportivos e informativos formaron parte de la prioridad de un esquema de entretenimiento, diseñado con la asesoría del Centro de Investigaciones Sociales del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), para ofertar una programación que respondiera a los intereses y el disfrute del público.
La Televisión Cubana, con sus encuentros y desencuentros, trabaja por brindar una programación refrescante todo el año, teniendo en cuenta aquello que afirma un conocido slogan turístico de que Cuba es un eterno verano.
Aunque con unos a favor y otros en contra, la pequeña pantalla ha sido fiel, también este verano, al propósito que anima desde sus inicios a la dirección del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).
Como aseguró uno de sus vicepresidentes, Waldo Ramírez, en la conferencia de prensa que anunció la programación estival, ese medio de comunicación tiene como condición indispensable entretener, pero no con programas banales.
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