“El pequeño Newtie” y Mitt Romney: La indecencia hecha candidatos
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Dos de los aspirantes a la candidatura presidencial del Partido Republicano de Estados Unidos, Mitt Romney y Newt Gingrich, añadieron este lunes más fango a la imagen de esos espectáculos.
Al hablar desde Tampa en el primer debate de sus elecciones internas en la Florida, con calculada intención Romney llegó a decir que festejaría una noticia sobre la eventual muerte de Fidel Castro.
Romney, un multimillonario que posee negocios ascendentes a unos 29 000 millones de dólares, es muy respaldado por la congresista republicana IIeana Ros-Lehtinen.
Ileana, hoy jefa del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, en 1989 salvó de la cárcel al terrorista Orlando Bosch Avila, y años después le organizó un homenaje en Miami.
Ella asombró a muchos cuando en marzo de 2006, durante una entrevista realizada en su oficina del Congreso declaró: “Apruebo la posibilidad de ver a alguien asesinar a Fidel Castro”.
Tal expresión figuró en el documental británico 638 Ways to Kill Castro (638 formas de matar a Castro).
Pocos imaginaron entonces que seis años después un aspirante a candidato presidencial del Partido Republicano, Mitt Romney, se iba a expresar de manera muy similar.
Su contrincante Newt Gingrich estimó que debía subir la parada en esta emulación por demostrar cual de los candidatos es más enemigo de Cuba, y quién promete lo más cruel contra esta.
Debido a ello, planteó que el gobierno de Estados Unidos no debiese cruzar los brazos y esperar por la muerte de Castro para actuar contra la isla.
“Yo creo –afirmó- que la política debería ser buscar agresivamente la manera de derrocar el régimen, y hacer todo lo que podemos hacer para respaldar a esos cubanos que desean la libertad”.
Gingrich se refirió de esa manera a los grupitos creados, organizados y públicamente financiados por Washington que posan como una fuerza “independiente” opuesta a la Revolución.
Luego cuando le preguntaron si llevaría a cabo esa política de manera encubierta o sin tapujos, este aspirante a candidato presidencial respondió:
“Me refiero a hacer uso de todos los activos disponibles en Estados Unidos, incluyendo el uso de operaciones encubiertas apropiadas para maximinizar la disidencia”.
¿Quién es Newt Gingrich? Su nombre es Newton Leroy Newt Gingrich, pero en el ámbito familiar le llaman “el pequeño Newtie”, no obstante su imagen de gorila blanco y canoso.
En 1988 encabezó una maniobra contra el speaker (presidente) de la Cámara de Representantes, el demócrata Jim Wright, hasta que logró sacarlo del puesto bajo la acusación de mal comportamiento ético.
El 4 de enero de 1995 ocupó la jefatura de ese cuerpo legislativo, donde como parte de su hoja de servicios llegó a imponer mayores exigencias para entregar cuotas de alimentos a los más pobres.
Durante aquellos años 90 también defendió la necesidad de aliviar el déficit presupuestario a través de drásticos recortes a los planes de educación, salud pública y protección del medio ambiente.
Se distinguió por hacer discursos en los que desafiaba a los congresistas del Partido Demócrata en el terreno de la ética y la corrupción.
Fue co-autor del llamado Contrato con América, programa tan ultraderechista que perjudicó los intereses del Partido Republicano frente a muchos electores menos propensos a tal posición.
Cayó juntó a otros en un escándalo por cuestionable circulación de cheques en la Cámara Baja, pero con maniobras propias del hampa logró empujar el fraude contra la mayoría demócrata.
En aquel escenario voceros de esta llegaron a señalarle 84 cargos por violación de la ética y le abrieron un expediente disciplinario por haber utilizado el dinero libre de impuestos que recibió en la universidad de Kennesan, en Georgia, para abonar un curso en esa institución.
Hasta congresistas de su partido hicieron intentos por derribarlo de su jefatura, y en 1997 le presentaron un ultimátum muy conciso: renunciaba o lo sacaban.
Pero una vez más logró escabullirse, hasta que en las elecciones de 1988 le adjudicaron la responsabilidad por el fracaso de los republicanos, y entonces renunció con el siguiente mensaje:
“Mi único miedo es que si trato de quedarme eclipsaré a mi sucesor”.
Al igual que el imperio de Roma en su tiempo, el de Estados Unidos va declinando gradual pero sostenidamente, aún cuando sus recursos le ayuden todavía a posponer el fin.
Figuras sin el más mínimo sentido de la decencia, como Mitt Romney y “el pequeño Newtie” así lo confirman.
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