Buena Vista Social Club ofrece memorable show en el Auditorio Nacional

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Buena Vista Social Club ofrece memorable show en el Auditorio Nacional
Fecha de publicación: 
5 Febrero 2015
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La emblemática agrupación musical, que ha sido símbolo del ritmo cubano desde 1997, fascinó al público que la noche del miércoles se dio cita en el majestuoso Auditorio Nacional, de esta capital, para disfrutar, corear y bailar su amplia lista de éxitos.

Durante casi dos horas de concierto, no fue necesario abordar un avión para viajar a la isla de Cuba, bastó con la presencia sobre el escenario de Omara Portuondo (voz), el maestro Manuel “Guajiro” Mirabal (trompeta), el virtuoso Barbarito Torres (laúd) y Jesús “Aguaje” Ramos (líder de la banda y trombonista) para sentir y vibrar el sabor de su son.

El piano de Rolando Luna dio la bienvenida al ritmo de “Como siento yo”, mientras que en la pantalla central del recinto se proyectaban imágenes del pianista Rubén González (1919-2003).

Después, los tambores, guitarras y maracas recrearon la atmósfera ideal para “Tumbao”, que recordó en fotografías a Orlando “Cachaíto” López y entonces, el trombonista Jesús “Aguaje” Ramos apareció en escena haciendo estallar una larga ovación de la gente.

“Bodas de oro”, que definió como su baile nacional, siguió en el repertorio en las voces de Carlos Colunga e Idania Valdés, mientras que el resto de los músicos se lucía con su instrumento marcando la cadencia perfecta mediante “Rincón caliente”.

“Gracias, muchas gracias”, expresaba Jesús a ritmo de “Trombón majadero”, para después hacer sonar los bongos, las congas y los timbales ante el calor de “Bruca Maniguá”, con el que la agrupación recordó a uno de sus cantantes, Ibrahim Ferrer, quien falleció en 2005.

Para ese momento, desde la zona preferente, en los palcos y hasta el segundo piso del recinto, se observaba al público bailando. “Esto es para bailar, para moverse, sentir, disfrutar y vivir, no para estar sentados”, decían algunos.

Así continuó “Marieta” y “Batanga” para luego, tras 40 minutos de haber iniciado el concierto, presentar a la diva del Buena Vista Social Club, la cantante Omara Portuondo, quien fue recibida de pie entre vítores, elogios y aplausos.

Luciendo un atuendo en tono claro, expresó: “Los amo a todos, qué bueno que estamos aquí, muy bonito. Gracias”. Entonces suspiró, y al observar que seguían ovacionándola, añadió: “No sigan aplaudiendo, me estoy emocionando”.

Con el piano de fondo, dijo: “Todas (las canciones) son de amor, de recuerdos, de mis vivencias cuando era niña, porque yo sí fui una niña, comprendes, estaba más chiquitita”.

Como suave brisa y en silencio desde la sala, con todos expectantes, Omara interpretó en honor a Ibrahim Ferrer el tema “Veinte años” y “Tiene sabor”, con la que presentó a Papi Oviedo como su esposo.

Al ritmo de su tres, Oviedo y Omara impusieron cadencia a la noche. Ambos bailando “No me llores más”, con movimientos de cadera por parte de ella y agachándose con ritmo hasta el piso, transmitieron un vaivén de emociones al público.

Para ese instante, los miles de asistentes se hermanaron con su voz, con los sonidos de la orquesta y así, el espectáculo fue inolvidable en conjunto con los acordes de laúd del virtuoso Barbarito Torres a través de “Quizás, quizás, quizás” y el coro monumental desde las butacas.

Enseñando una pierna y de manera seductora, la diva repetía: “Yo soy Omara Portuondo”, y sus seguidores lo celebraban. “Chao, chao, me voy”, decía, pero el imploro por su estancia fue multitudinario.

Ya con la cantante tras bambalinas, se escuchaba “Chan chan” con Compay Segundo en la pantalla y después vino “El cuarto de Tula” con la nostalgia como el mejor aliado y coros interminables.

Buena Vista Social Club anunciaba el final del encuentro, pero ante la solicitud insistente de otra y otra más, la orquesta regresó de nueva cuenta con Omara Portuondo para entregar “Dos gardenias”.

“Hay que hacerla rápido porque mañana hay que trabajar”, decía Manuel “Guajiro” Mirabal y con “Candela” los músicos concluyeron su despedida de México.

“Regresaremos, gracias México lindo y querido”, decía Omara invitando a los asistentes a cantar con ella la afamada estrofa. “Viva México, viva Cuba”, expresó aún con el “ae, ae, ae” latente.

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