¿Sombra sobre Grecia?: El imperialismo alemán, señores

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¿Sombra sobre Grecia?: El imperialismo alemán, señores
Fecha de publicación: 
18 Enero 2015
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Molesta ante una posible victoria de la izquierda en las elecciones anticipadas de Grecia, Alemania ha desatado una furiosa campaña mediática para impedirlo, insuflar miedo en los votantes, amenazar con la expulsión griega de la zona euro y presionar a sus socios del Eurogrupo con el fin de que rechacen cualquier pedido de reestructuración de la deuda del país helénico.

Esto está avalado por la victoria de la agrupación Syriza en los comicios del Parlamento Europeo, la derrota del gobierno de derecha en la consecución de su mandato, con lo cual se obligó a adelantar los comicios; y el programa progresista de la izquierda, que pide un lógico cambio en el pago de una deuda impagable y que ha enriquecido a personeros del corrupto mundo financiero.

En el primer programa a Grecia se le otorgó un crédito directo de sus socios del euro, por un monto de 73 000 millones de euros; del segundo paquete Atenas ha recibido ya 153 000 millones, procedentes del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. Pero mucho de este dinero está “atascado” y no se sabe qué hacer con ello, aunque lo único cierto es que engrosa la deuda griega.

En lo que respecta a la reestructuración del pago de la deuda, Berlín teme que si se hace, sería un ejemplo que pudiera ser seguido por otras economías en apuro, algo que pudiera darse si la nueva izquierda griega de Syriza logra un posible triunfo, aunque con un estrecho margen, según encuestas, y siempre con la sombra de la represalia alemana para eliminar hasta el más pequeño peligro que pudiera dar al traste con sus planes de seguir siendo la cabeza imperial económica europea.

Tsipras, líder de Syriza

El político griego Alexis Tsipras, líder de Syriza y otrora dirigente estudiantil comunista, es uno de los favoritos para ascender a la jefatura del Estado heleno en las elecciones anticipadas del 25 de este enero.

“Por primera vez, Merkel está aislada”, señaló Tsipras a Reuters, agregando que “la aplicación de la política de austeridad parece haber fracasado, tanto en Grecia, como en España, Portugal, Italia, Irlanda y otros países”.

“La imagen que se está transmitiendo de nosotros no es lo que representamos ni lo que queremos”, insistió Tsipras, recalcando que Syriza era probablemente “la mayor fuerza proeuropea”, por oponerse a las medidas de austeridad que llevarán al euro al colapso.

“Es cierto, nosotros necesitamos el financiamiento de Europa, pero no queremos que se desperdicie el dinero de los contribuyentes. Dos rescates sucesivos se fueron a un barril sin fondo. Si esto continúa, nosotros necesitaremos un tercer paquete en seis meses. Los europeos y sus líderes deben darse cuenta de esto”, dijo Tsipras, quien horroriza a la élite política de su país y de la Unión Europea cada vez que tilda de “letra muerta” las premisas del acuerdo para inyectar 130 000 millones de euros a las arcas del Estado heleno.

Más fuerte que la amenaza

De todas maneras, la joven promesa de la izquierda radical griega es percibida en la Unión Europea como una amenaza para su país y para la cohesión del bloque.

En el periódico ateniense Kathimerini, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schauble, aconsejó a los griegos pensar muy bien por quién votarán, y círculos de derecha se empezaban a regocijar por cierto retroceso de Syriza, posiblemente por la efectividad de la campaña del miedo.

Yannis Balafas, miembro del comité central de la formación contra la austeridad, afirmó a AFP que "la desinformación y las posturas hostiles contra Syriza no tienen su origen en el extranjero, sino en los círculos de ciertos intereses económicos dentro del país”, reiterando que el partido está "a favor del mantenimiento del país dentro de la zona euro", y denunció que la no transparencia y la corrupción en ciertos sectores de la economía, favorece a los monopolios y dificulta la competencia.

Por esto Syriza apela a la clase media empobrecida de Grecia para poner fin a la austeridad, que, según la agrupación, tiene un precio:

1 300 millones de euros para aliviar de manera inmediata la crisis humanitaria, a consecuencia de seis años de recesión y los recortes exigidos a cambio de los dos rescates (240 000 millones), una dependencia que ha disparado la deuda pública hasta el 177% del Producto Interno Bruto (320 000 millones, un tercio más que al inicio de la crisis).

El equipo de expertos de Syriza, en el que coinciden veteranos marxistas junto a jóvenes profesionales formados en EE UU, considera que esos 1 300 millones de emergencia cubrirían las necesidades básicas de la población más afectada por la crisis (alimentación, electricidad, alojamiento y sanidad, pero también para elevar el salario mínimo, por no hablar de una moratoria bancaria sobre los créditos privados que superen el 30% de los ingresos. Alrededor de 800 000 griegos pueden perder en este 2015 su hogar o su local de negocio por las deudas, tras concluir la moratoria antidesahucios.

Para financiar el reflotamiento de los más de tres millones de griegos que están bajo el umbral de pobreza (de una población de 11 millones), Syriza prevé en su programa de gobierno declarar la guerra a la evasión fiscal y la redistribución de los ingresos del Estado. Todas estas cuentas inquietan a los acreedores, sobre todo las relativas a un posible impago o reestructuración de la deuda. Los expertos del equipo económico de Alexis Tsipras elevan a más del 50% la posible cancelación. Es el mayor temor de Berlín y Bruselas, porque una victoria de Syriza abriría una brecha en el sur de Europa y pondría fin a la austeridad.

Se trata de reinvertir en la dignidad del ciudadano, de recuperar la ilusión de los miles de niños que deben estudiar con velas porque en su casa no hay luz (330 000 hogares a oscuras) o devolver el decoro a los 25 000 sin techo que hay sólo en Atenas, cuando hace cuatro años no llegaban a 4 000.

La crisis no es solo económica, sino sistémica, de valores y social, y por eso, entre las propuestas también figura la renacionalización de servicios privatizados como el agua, la electricidad o el transporte y la nacionalización de algunos bancos, para inyectar liquidez a la economía real, ya que estos se están llevando ahora cerca del 75% de los préstamos y solo favorecen a sus propietarios.

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