Edel Rodríguez: “Cada vez que vengo a Cuba descubro cosas nuevas”
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Lo que se exhibe ahora en la Galería Latinoamericana de Casa de las Américas no es una muestra cualquiera de diseño: es la primera exposición en Cuba de uno de los grandes creadores cubano-estadounidenses del momento, un referente indiscutible en el muy movido mundo del diseño en los Estados Unidos.
En Nature Boy, que estará abierta hasta enero, Edel Rodríguez muestra una significativa parte de su obra, incluidas algunas de sus más populares ilustraciones. Haga la prueba y escriba “Edel Rodríguez” en el buscador de imágenes de Google. Casi todas las piezas que aparecerán están ahora colgadas en la pared de la galería habanera.
La inauguración de la muestra, hace algunos días, fue casi un acontecimiento educacional. En los salones de Casa se reunió un público disímil, pero se notaba la presencia de jóvenes estudiantes del Instituto Superior de Diseño (ISDI).
“¿Cómo no voy a venir? —se preguntaba una de las asistentes—, si este es uno de los mejores diseñadores del mundo”.
Tiene toda la razón, Edel Rodríguez se ha ganado a golpe de trabajo y creatividad un lugar prominente en el mundillo artístico de América del Norte, con importantes extensiones a Europa y América Latina.
Casi todos los grandes periódicos y revistas de los Estados Unidos publican habitualmente ilustraciones suyas. Y sus carteles han anunciado temporadas de ópera y teatro de relevantes compañías. Eso sin contar las decenas de libros que ha diseñado e ilustrado.
Hasta hace muy poco, Edel Rodríguez era el director creativo de una revista emblemática e influyente: Time. Muchas de las portadas de sus ediciones llevaban su firma.
Entre el revuelo y el gentío, el día de la inauguración de la muestra, el creador aceptó responder algunas preguntas de CubaSí.
—Usted es un diseñador de renombre y además un importante artista de la plástica. Se impone una pregunta que puede parecer muy tonta: ¿el diseño puede ser arte?
—Por supuesto, al menos yo lo asumo así. Claro, no todo en el diseño es arte y no todo el arte es diseño. La diferencia está, creo, en la necesidad de comunicar, que es básica en el ámbito del diseño. El diseño debe ser funcional. Pero puede ser funcional y tener también una vocación estética. Al menos eso me propongo. Sí puedo afirmar algo: si falla la capacidad de comunicar, no estamos ante un buen diseño, aunque esté muy logrado desde el punto de vista plástico. También tengo una obra como pintor y dibujante. Es arte mucho más personal, íntimo. Por supuesto, no se hace solo para uno mismo, pero la comunicación allí opera de una manera más misteriosa, no tan directa.
—En sus trabajos se nota las influencias de ciertas tendencias estadounidenses, afines al mundo de la publicidad, pero creo vislumbrar también cierto impacto de una manera muy cubana de diseñar, sobre todo en los años setenta…
—Yo soy deudor de la pintura y el diseño de los años 50 y 60 en los Estados Unidos, pero viví casi diez años en Cuba. Vi muchos carteles, veía los periódicos. Eso se graba, te marca de una manera u otra. Al final he plasmado en mi obra muchas de mis raíces.
—Buena parte de la exposición está formada por carteles para teatro y ópera. ¿Hay una fórmula para hacerlos?
—Cada quién tendrá la suya, supongo. Yo trato de llamar la atención desde el primer momento. Tomo un elemento significativo de la obra y lo recreo. Tiene que ser una idea que impacte a primera vista. Y no tiene que ser compleja. Algunos diseñadores que comienzan en este mundo pretenden contar toda la ópera en un cartel. Si hay un asesinato, ya quieren poner hasta el cuchillo. Yo te digo que todos los detalles no son importantes, se pierden y se pierde el sentido. Lo mejor es convencer desde el primer impacto, con una imagen contundente y diáfana. La gente no espera que le hagan el cuento completo, más bien hay que estimular que vayan a verlo.
—¿Cuántas veces ha venido a Cuba desde que se radicó en los Estados Unidos?
—Unas cuantas. Vine por primera vez en 1994, después en el 96, en el 99, 2000, 2012 y ahora…
—¿Ha cambiado la impresión?
—Sí, y mucho. Cada vez que vengo a Cuba descubro cosas nuevas, noto algo diferente. Ahora veo mucho más esperanza por el futuro. Veo a los jóvenes con deseos de hacer cosas, eso es algo muy bueno. Claro, pasa más en las ciudades. En el campo, de donde yo soy, todo va más despacio.
—¿Por qué se decidió a exponer después de tanto tiempo?
—Ya era hora. Tenía una deuda con mis amigos y mi familia. Todos sabían que yo era artista, pero apenas habían visto obras mías. Aquí, ahora mismo, hay muchos amigos y familiares, estoy muy orgulloso de poder mostrarles lo que he estado haciendo a lo largo de estos años.
—Una última pregunta: ¿tiene contactos con el diseño cubano?
—Claro. Hay cosas muy interesantes. Desde el principio contacté con muchos diseñadores. Algunos de ellos ahora son mis amigos. Esta exposición también es para ellos, para hacer fuerte nuestro intercambio.
Nacido en 1971, Edel Rodríguez radica en New Jersey. Durante más de una década fue director de arte de la célebre revista Time. Sus ilustraciones han aparecido en periódicos y revistas como The New York Times, Communication Arts, The New Yorker, National Geographic, Esquire, The Wall Street Journal y The Washington Post. Ha realizado exposiciones en ciudades de España, Canadá y Estados Unidos. Sus obras forman parte de importantes colecciones privadas y públicas.
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