La hora del cruce

Después de ver en acción a los “ejércitos” que ocho naciones del área enviaron a Veracruz para luchar por el título del béisbol de los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe –y despojarnos del eufemismo de peloteros profesionales o con experiencia en organizaciones de Grandes Ligas- no creo que a alguien se le ocurra pensar que este torneo pasa de ser una escaramuza disfrazada de épica batalla.

El fiasco del local México –que entrenó como selección apenas a 48 horas del debut-, la sorpresiva eliminación de Venezuela y en general la calidad de los equipos (excepto Cuba), que no pudieron convocar ni siquiera a peloteros establecidos de nivel Triple A, nos alertan de que este evento es una suerte de confraternización competitiva en la que ganar o perder no les dará dolores de cabeza a nadie (excepto a Cuba).

Quizás por eso la hora del cruce hoy –Cuba vs República Dominicana y Nicaragua vs Puerto Rico- da la ligera impresión que despierta menos relevancia que las mismas expectativas que levantó a priori el torneo y que, incluso, la adjudicación por estas selecciones de los cuatro boletos puestos en disputa para los XVII Juegos Panamericanos de Toronto 2015.

Cuba, supremacía incuestionable

                  
Roel Santos aprovechó muy bien sus dos                         Moreira es el líder de los
escasos turnos al bate como jugador de                           bateadores en el torneo
cambio, 2-2                                                                             
                                                                                  

En este mar de conveniencias los elegidos de Víctor han impuesto su incuestionable superioridad. Los cubanos lucen sólidos hasta en sus bostezos tras acumular un insuperable average ofensivo de 363 (102-37), con Dainer Moreira Ramírez (546), Yulieski Gourriel Castillo (500) y Alfredo Despaigne Rodríguez (500) en los tres primeros puestos del liderazgo de los bateadores, respectivamente.

El pitcheo también ha estado infranqueable. Su 0,36 promedio de efectividad (ERA), 095 average de bateo del contrario y el 0,48 WHIP son números abrumadores y muy poco probables vistos en evento internacional alguno.

A la defensa lo han hecho bien, con un error en 75 lances, 35 asistencias y un promedio de 991, solo aventajados por los nicas, quienes no han pifiado en el certamen.

Los de la Mayor de las Antillas llegaron hasta el Beto Ávila con la imperiosa necesidad de ganar la medalla de oro (No hay excusas para otra medalla que no sea la de Oro) y hasta ahora han recorrido un primer tramo sin contratiempos, al margen de algún que otro bate helado y de alguna estrategia irrazonable que soslayó mayor participación de los de la banca.

De esta manera, en los tres primero duelos, a Víctor Mesa Martínez no le hizo falta apelar a estrategias emergentes, por lo que ha seguido un mismo libreto para todos los juegos.Tanto es así que cuando pudo mover sus piezas, en el último partido de la ronda clasificatoria ante el débil Guatemala, presentó un cuestionado line up regular sobre la bases de sus estrellas.

Los otros otros tres aspirantes…

El titular República Dominicana trae colgado el cartel de monarca defensor a punto de caer. No han jugado un gran torneo. Son terceros en ofensiva (260 AVE) y pitcheo (3.81 ERA) y sextos en defensa (958 / 6 E).

Nicaragua –bronce en Mayagüez 2010- viene enchufada desde que partió de Managua. No obstante, lograron clasificar gracias a su cuerpo de lanzadores (2,48 ERA), el segundo de la lid, pues a la ofensiva batearon para un magro promedio de 238 (sextos). Al campo son los mejores, no han cometido errores.

Puerto Rico -muy diferente en composición pero con el mismísimo espíritu del III Clásico Mundial- dejó en el camino a los aztecas en un duelo electrizante que se definió en el octavo inning. Son los segundos en bateo (276), pero los cuartos en pitcheo, con un abultado 4,81 promedio de carreras limpias. A la defensa cometieron una marfilada (990 AVE). El choque contra los boricuas se muestra muy parejo.