Otra vez Kid Chocolate sobre el ring, ahora en 12 rounds

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Otra vez Kid Chocolate sobre el ring, ahora en 12 rounds
Fecha de publicación: 
14 Agosto 2014
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Imagen principal: 

Kid Chocolate, espectáculo unipersonal con actuación, dramaturgia y puesta en escena del joven Jorge Enrique Caballero, en el Café Brecht, resulta monumento vivo al mejor púgil cubano de toda la historia.

   
Basta una intensa hora y 10 minutos, que pasan sin uno darse cuenta, para recorrer la trayectoria vital de  Eligio Sardiñas Montalvo, Kid Chocolate, (La Habana 1910-1988), en 12 episodios, que como envolventes rounds de boxeo de elite , mantienen al público en vilo y hacen desfilar ante él  la existencia de un hombre  tocado por la gracia y toda una galería de personajes.

 
Una de las cosas más elogiosas del montaje es la espartana economía de recursos escénicos –escenografía, vestuario y elementos simbólicos para identificar cada transición.

 
El cubo hueco resulta esencial al  actor para sacar los aditamentos identificativos de cada personaje,  que convierte en ring, espacio de un solar en el Cerro, cajón de limpiabotas, auto de lujo, locación de un glamoroso cabaret parisino o cualquier otro sitio de la trama y seis ganchos pendientes de cables en todos los puntos cardinales de la escena, para reflejar los78 años de existencia del Kid.

 
La  banda estrecha de gasa, colocada estratégicamente en la cabeza y calzada en la cintura del short  representa a Encarnación –la madre- o puesta en el cuello a modo de bufanda, para aludir a Carlos Gardel y un sombrero de pajilla representa al mítico manager Pincho Gutiérrez.

 
Un trozo de género salpicado de lentejuelas refiere a una despampanante belleza en un cabaret parisino, la bata o los guantes de boxeo van llevándonos por momentos cumbres o de crisis de un púgil con 136 victorias y 10 únicas derrotas, con su nombre en el Salón de la Fama del Boxeo Internacional y escogido como el mejor vestido del mundo.

 
Lo demás es interpretación de la buena -canto y danza y expresión corporal- explotada al máximo que nos lleva con fluidez desde un pequeño niño, un dios griego de puro ébano, codiciado por las mujeres en Cuba, Europa y Estados Unidos hasta un anciano olvidado con la muerte rondándolo.

 
También Jorge Enrique nos pone ante los ojos a un  ser desprendido ya de su cuerpo que cuestiona al supremo su derecho a no renunciar a cuanto vivió y a la huella que atrás dejó.

 
Este es un icono de cubanía, ese que contempla la cara de la miseria desde el fondo de un plato, es capaz de llegar a la cima, vive la vida a su modo y jamás renuncia bajo ninguna circunstancia a su tierra y a sus gentes.

 
Otro acierto es la banda sonora, del propio Caballero y Al Rey Bolaños, con composiciones de Chano Pozo, Bola de Nieve y Carlos Gardel, con la interpretación en vivo de un set de percusión cubana por parte de Agustín Gómez y José Pilar Suárez.

 
Kid Chocolate permanecerá todo agosto, de lunes a jueves a las 7:00 p.m. en el capitalino Café Brecht.

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