TELENOVELA CUBANA: De Soledad a Desarraigo

TELENOVELA CUBANA: De Soledad a Desarraigo
Fecha de publicación: 
19 Diciembre 2011
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Este miércoles comienza la tercera y última temporada de la telenovela Bajo el mismo sol, Desarraigo, dirigida, como la primera entrega, por Jorge Alonso Padilla. Serán 40 capítulos en los que asumirán el protagonismo personajes y tramas secundarios de las dos propuestas anteriores. Si en la primera temporada se hablaba de los problemas de las parejas y en la segunda sobre la soledad, esta entrega hace énfasis sobre todo en el drama de los hijos abandonados.

Claro que esos son los asuntos rectores, pero Bajo el mismo sol ha cubierto un amplísimo espectro de temas, muchos de ellos bastante “complicados”, todos enraizados en el aquí y el ahora de este país. El libreto de Freddy Domínguez mantuvo en las dos primeras temporadas las mismas intensidades y el mismo compromiso.

Domínguez ha pulsado con inteligencia y honestidad la realidad nuestra de cada día. Sin morbo, pero sin complacencias. En Soledad, la temporada que concluyó el pasado viernes, algunos espectadores pudieron haberse confundido (o incluso molestado) con el paralelismo y la ocasional interacción de las líneas argumentales de las dos temporadas, pero es evidente que el autor delimitó muy bien los ámbitos y el espacio temporal de las historias.
 
Es cierto que faltó algo de síntesis. Algunas de las tramas se extendieron demasiado sin que aparecieran nuevos elementos de conflicto. Fue el caso de la de Rudy, su madre y Simón; o la de Odalys y su esposo abusador. El escritor insistió en la acumulación, más que en la diversidad de los planteamientos.

Pero es indudable que Soledad es un ejemplo de que tan o más importante que los recursos es el talento y la capacidad para usarlos. Hacía varios años que la Televisión Cubana no producía una serie dramatizada con ese vuelo y corrección.

Este viernes asistimos al último capítulo de un producto bien logrado, que marcó un salto de calidad respecto a la temporada precedente. Apreciamos una dirección equilibrada, a la altura de la historia y pendiente de todos los aspectos formales. Lo más notable (teniendo en cuenta los desniveles que se aprecian en nuestra televisión) fue la calidad de la imagen misma.

Uno puede llegar a preguntarse: ¿tuvo este grupo de realización, dirigido por Roberto Fiallo, mejor técnica que otros? Porque algo sí resulta evidente: hubo más limpieza en los encuadres y tiros de cámara, más imaginación en las composiciones, más cuidado en el balance de colores y contrastes.
 
La fotografía superó la funcionalidad: aquí y allá nos regaló imágenes de gran belleza; pero no de una belleza gratuita, sino perfectamente acoplada con las exigencias dramáticas. El diseño de iluminación respetó (e incluso, estableció) la naturaleza y distinción de los espacios. La escenografía fue verosímil, sin grandes alardes y perfectamente “calzada” por una ambientación sensible, siempre dialogante con las características de los personajes y sus circunstancias.

Toda esta armonía tuvo su mayor plenitud en un set que tiene que ser uno de los más hermosos de los últimos años en la televisión: la casa del viejo Simón, llena de recovecos y angulosidades, sombras y medias luces, muebles y adornos… que armaron un entramado de exquisita plasticidad.

Hablábamos de la calidad visual, pero eso no significa que los realizadores se hayan regodeado en esos elementos. No hubo aquí una vocación esteticista, que dejara a la historia en un segundo plano. Aquí, primero que todo, se tuvo en cuenta a los personajes y sus itinerarios.

La dirección de actores garantizó un nivel más que satisfactorio en los desempeños. Claro, hay quien brilló: Mariela Bejerano (Leslie), un prodigio de organicidad; Julio César Ramírez (Saúl), contundente en sus transiciones, en sus matices; Raúl Pomares (Simón), que actúa como si no necesitara un guión que lo sostuviera... Pero casi todo el elenco, incluyendo a los debutantes, asumió sus roles con naturalidad y convencimiento.

Todo funcionó en la puesta: la edición, la musicalización, el sonido… Ojalá esta temporada marque pautas en la producción de dramatizados en Cuba.

Comentarios

La telenovela, o mejor dicho la serie que acaba de culminar, realmente merece un aplauso en cuanto a desempeño actoral, y sin ser una experta de la materia, los diálogos están muy bien logrados, aptos para todo tipo de espectador, la actuación del personaje de Saúl realmente EXTRAORDINARIA, sin quitarle al resto del elenco, la trama de esta temporada con su centro en la violencia doméstica es un tema que a estas alturas algunos creen que no existe en nuestra sociedad, no, amigos, no es exageración ni situaciones de telenovelas, solo hay que detenerse a observar y encontraremos estos lamentables casos camuflajeados detrás de rostros y profesiones inimaginables, todavía hay muchas Odalis en el mundo y pesarosamente en Cuba también. Un aplauso para todos los que trabajaron en estas dos temporadas por llevar un producto que no está exento de imperfecciones, pero se acerca mucho más a lo que esperamos.
pues yo si creo que aqui en cuba existen mujeres que son golpeadas, lo que aun no entiendo es por que hay hombres asi o como pueden estar con esos hombre que las maltratan tanto a las mujeres y ellas luego siguen asi como si nada hubiese pasado, hay que si se defieden como caridad pero hay quien no, lo digo poruqe conosco un caso asi bueno ya chao
Milagro que este periodista, al que leo con cierta frecuencia, habló maravillas de una serie que no es mejor que las brasileás que el critica con tanta fuerza y sin compasión... Él siempre le pasa la mano a las producciones nacionales, y critica las extranjeras. Bueno, en realidad esta no estuvo mala, pero él debería ser más suave con las brasileñas...
Coincido con muchas de las opiniones expresadas y realmente merece una felicitación el equipo de trabajo completo (técnicos y actores) y sí creo que aún quedan en Cuba mujeres que se dejan humillar de esa manera, es una verdadera lástima, porque en este país la mujer tiene muchas opciones, no necesariamente tiene que depender del hombre. Ojalá la novela sirva a esas mujeres para reaccionar. Muchas felicidades y esperamos que la tercera temporada sea mucho mejor.
Para mí de lo mejor que ha hecho la TV Cubana en mucho tiempo, tratando temas sensibles de la sociedad cubana y otros que se ajustan a cualquier sociedad y no las banalidades disfrazadas de lugares bonitos que muestran las novelas brasileñas. Esta novela, o serie, es muy superior a la mejor de las brasileñas. Felicidades a los realizadores, actores y a la TV Cubana por regalarnos este fantástico producto.

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